Durante mucho tiempo se creyó que había sido Aristóteles en su obra "Problemata" (de hecho hay quienes ponen en duda la autoría del filósofo griego), en el siglo IV a.C, quien había narrado una extraña aventura de su más célebre discípulo: Alejandro Magno. El hijo de Filipo, se decía, había seguido el sitio a la ciudad de Tiro, en su lucha contra los persas, nada menos que a bordo de una especie de submarino. La verdad es que en el texto, lo único de lo que se habla es de un caldero invertido que utilizaban los pescadores, pero no hay ninguna mención al más famoso de los guerreros conquistadores del mundo antiguo.
Parece ser que el mito nació en la Edad Media, ya sea en manuscritos y en obras pictóricas (una de las más famosas, de 1445, es la que se observa arriba), seguramente basado en un anónimo titulado "Libro de Alexandre", del siglo XIII, a su vez inspirado en algunos previos. Y si allí está el origen, la historia inicial se bifurcó en varias. Por ejemplo, en una leyenda se contaba que Alejandro Magno bajó en una cápsula en compañía de un perro, un gato y un gallo. Y en otra de las tantas que hubo se afirmaba que el héroe griego descendió en un barril de vidrio al fondo del mar. Lo que queda de esas historias, además de las bellas fantasías realizadas por tan ilustre personaje, son hermosas ilustraciones medievales. Aquí hay algunas.