Por
Humberto Acciarressi
Este miércoles, los amantes de la música, los compositores y ejecutantes, celebran el Día Internacional del Jazz, instituído en noviembre de 2011 en la Conferencia General de la UNESCO ¿Cuáles fueron, por entonces, las razones de dedicarle una jornada planetaria a un género musical? De las más variadas, que van desde que fomenta la igualdad de géneros hasta que facilita la integración de jóvenes marginados, pasando por que -se dice- reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades. Nada de esto está mal, sino muy por el contrario. Pero lo cierto es que estas razones sociológicas, explicables y comprensibles por darse en el marco de un organismo de las Naciones Unidas, no alcanza a explicar el fenómeno del jazz.
De hecho, se trata de un género musical de difícil definición. Desde la casi legendaria raíz africana, el encuentro con las culturas europeas pero en el escenario americano de los Estados Unidos con su tradición esclavista, le dieron al jazz tantos matices como pasos fue dando en su evolución y diversificación, desde el lejano gospell, atravesando los tiempos iniciales del blues y del ragtime de Scott Joplin, hasta el bebop, el rhythm and blues, el cool jazz, el free jazz, la fusión y el jazz contemporáneo, por mencionar algunas de las grandes corrientes y escuelas. Actualmente, y en contra de los augurios de los años 60, el jazz sigue más vivo que nunca y está presente en la actualidad musical, sea en los éxitos del soul, el rap, el revival del bebop, el funk, e incluso en la gran repercusión del acid jazz en la escena dance. Todo esto, claro, no son más que palabras, y el jazz, como cualquier música, entra por los sentidos y llega al corazón. En razón de eso, en Buenos Aires, se han organizado para este miércoles múltiples actividades. Lo mismo que en las grandes ciudades del mundo.
En La Usina de las Artes (Caffarena 1 esquina Pedro de Mendoza), este miércoles desde las 20 habrá un festejo diversificado y gratuito, con la actuación, por un lado, de Gustavo Musso (saxofonista de Escalandrum) y el pianista Francisco LoVuolo, y por otro del cuarteto de Ricardo Lew (con Romero, Delgado y Giunta) más el piano de Manuel Fraga, que estará de invitado especial. Roxana Amed Quinteto, el grupo comandado por esta talentosa música admirada como artista y como maestra de jóvenes cantantes, cerrará la jornada . La programación de la Usina, que depende de Cultura del gobierno porteño y a la que se accede en forma gratuita y según capacidad de las salas, está a cargo de Adrián Iaies, director del Festival Internacional de Jazz.
En lo que atañe a los espectáculos pagos se destaca la cantante Delfina Oliver, quien se presentará en Bebop (Moreno 364) junto a una orquesta compuesta por 18 músicos, que harán un repertorio con clásicos de Cole Porter, Gershwin, Rodgers y Hart, con los arreglos que hicieron famosos Sinatra, Ella Fitzgerald y Anita O´Day. También, en este miércoles a puro jazz, se realizarán espectáculos en Notorius, Virasoro, Thelonius, Boris (en Gorrriti 5568 habrá un día entero de festejos, que arrancará a las 11 de la mañana, cuando Alejandro Demogli brinde una master class). Todo esto pero mucho más, en una ciudad, un país, en donde el jazz siempre ha tenido muchos cultores y excelentes músicos. La Argentina ha sido siempre receptiva al postulado de Irina Bokova, directora general de la UNESCO: "El jazz aprovecha al máximo la diversidad del mundo, cruzando las fronteras sin esfuerzo alguno y acercando a las personas".
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)