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31 octubre 2007
30 octubre 2007
Si ella es "presidenta", yo soy "periodisto"
Si ella quiere que le digamos "presidenta" (en lugar del correcto "presidente", que vale para los dos géneros), a partir de ahora yo quiero que me llamen "periodisto" (en lugar de periodista). Y si Marta Argerich es pianista, Bruno Gelber debería exigir que le digan "pianisto", y al hablar del señor que debería impedir que escribamos estas cosas, tendríamos que llamarlo el "psiquiatro". La lista es interminable.
Como muchos saben, no creo a pie juntillas en los diccionarios ni en las definiciones arcaicas que los pueblan sin que la gran mayoría de los hablantes tengan la menor idea de lo que definen. Pero tampoco, y hasta diría menos, no creo que algunas palabras deban ser modificadas por el capricho de los gobernantes. Sea un hombre "presidente" o una mujer "presidente".
Como muchos saben, no creo a pie juntillas en los diccionarios ni en las definiciones arcaicas que los pueblan sin que la gran mayoría de los hablantes tengan la menor idea de lo que definen. Pero tampoco, y hasta diría menos, no creo que algunas palabras deban ser modificadas por el capricho de los gobernantes. Sea un hombre "presidente" o una mujer "presidente".
29 octubre 2007
27 octubre 2007
Fragmentos de ilusiones
Célebre imagen de "Blow Up", la película de Michelangelo Antonioni basada en el cuento "Las babas del diablo" de Julio Cortázar, estrenada en 1966 con David Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Peter Bowles, Jane Birkin, Gillian Hills y Verushka.
26 octubre 2007
24 octubre 2007
23 octubre 2007
La clave: dos grititos cortos y uno largo
Un concurso organizado por un Sexshop pondrá a prueba la habilidad de las mujeres chilenas para recrear -en tres minutos, en un escenario- un orgasmo lo más real posible. La ganadora del insólito certamen se llevará como premio dos pasajes a Buenos Aires para asistir al Primer Festival de Cine Erótico, donde podrá codearse con la crema y nata de la industria para adultos, como el español Nacho Vidal y la legendaria italiana Cicciolina.
"La mas creíble y convincente" será la ganadora, explicó el organizador del concurso, Leonardo Barrera, quien agregó que las mujeres deben recurrir a las imágenes de su cabeza para establecer el ambiente, aunque aclaró que también está permitido "autoestimularse". El jurado estará compuesto por fingidoras profesionales: actrices chilenas que han fingido orgasmos en series de televisión, cine o teatro.
"La clave son dos grititos cortos y uno largo. Justamente a veces se finge mal con tanto grito", dijo la actriz chilena Shlomit Baytelman, integrante del jurado. Además del viaje a Buenos Aires la ganadora se llevará a casa 400 dólares en productos de estimulación para adultos. El concurso se realizará en noviembre en una discoteca de Santiago de Chile. Mamita.
22 octubre 2007
Crueldad y muerte en un escenario del arte
El artista costarricense Guillermo Vargas, más conocido como Habacuc, realizó en agosto una muestra en Galería Códice, Managua, Nicaragua. Allí expuso, atado, a un perro callejero, esquelético por el hambre y enfermo, que murió en el transcurso de la exposición. La muestra incluyó la frase "Eres lo que lees", escrita en la pared con... ¡ alimento de perro !.
Ahora, defensores de los derechos de los animales repudiaron la crueldad y sugirieron que al artista se le excluya de la Bienal Centroamericana Honduras 2008, ya que él será uno de los seis representantes de su país.
Sin embargo, la pregunta del millón es:
¿QUE CARAJO HACIAN LOS ESPECTADORES, LOS GALERISTAS, LOS CRITICOS DE ARTE MIENTRAS EL POBRE PERRO AGONIZABA?
"Las brujas de San Millán" en el MNBA
"Las Brujas de San Millán", óleo sobre tela de 1907, de Ignacio de Zuloaga. Es una de las obras que pueden verse en la muestra "La pintura española (1880-1930), que tiene lugar en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Las casi sesenta pinturas, casi todas de la colección del MNBA, se exhiben al público hasta el 11 de noviembre agrupadas en distintos núcleos temáticos: Las gentes; Después de Goya: lo negro; España en el primer centenario de Mayo de 1910; Mujeres; y Miradas en sociedad.
21 octubre 2007
20 octubre 2007
18 octubre 2007
Una charla con Melissa P.
Por Humberto Acciarressi
El de Melissa P. es un caso curioso. No es una buena escritora y no hay indicios que ella crea serlo. "Cien cepilladas antes de dormir", su ópera prima, tenía ese aire frívolo de ciertos relatos de la Francia libertina y abundaba en tópicos previamente tratados por escritores de todas las épocas, del Aretino en adelante. Pero el fenómeno del diario íntimo de una adolescente ardorosa y desprejuiciada, encima llegada del sur de Italia, la puso en el centro de las miradas. La cifra de casi un millón de ejemplares vendidos dice bastante, aunque cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Hay que añadir, además, que la ragazza fue puesta en la picota por cuestiones ajenas a la literatura, injusticia que sus editores de todo el mundo aprovecharon.
Pero Mellisa P. es más ingenua de lo que cuenta en sus libros. Juega con fuego y no parece advertirlo. Por eso, de aquí en adelante tendrá que demostrar que lo suyo es más que "el voyeurismo de los italianos llevado al mundo", como señala riendo. Ahora, los argentinos que se animen pueden leer "Tu aliento", segunda parte de una trilogía que - en sus propias palabras - concluirá dentro de un lustro. "Necesito ese tiempo para cumplir algo de lo que no puedo hablar ahora", dice intrigante, con una sonrisa cómplice que parece ser su sello distintitvo.
-¿El viaje en un barco carguero, nada menos que un mes en el mar, fue por simple promoción?
Te juro que no fue promoción. Simplemente fue por mi pavor a los viajes en avión.
-¿Te pesa mucho el éxito de "Cien cepilladas..."?
Personalmente no me pesa nada. Parece una frase hecha, pero ese libro ya no me pertenece.
-Pero no podés negar que tu nombre está muy vinculado a aquella obra...
Eso es cierto, pero aquel suceso no va a modificar mi futuro literario. Además yo fui madurando, aunque no me arrepiento de nada de lo escrito.
-¿Por qué insistís en ubicarte como personaje de tus libros, y no precisamente en el sentido de Flaubert?
La verdad es que los lectores me hubieran asociado a cualquier personaje mío, aunque no llevara mi nombre.
-¿Y eso te molesta?
Un poco... No mucho (se ríe).
-¿Cómo te tratan tus colegas italianos?
Nada bien. Comenzando en que no me consideran una colega. Me tratan como barro.
-¿Es para tanto?
Y mucho peor.No me perdonan vender mucho.Creo que para ellos no reúno las características que debe reunir un escritor. Algunos best sellers inquietan... Pero eso no es ni malo ni bueno. Tampoco indica nada. La Rowling es buena, pero Coelho es muy malo. Y ambos venden mucho. Algunos de mis críticos, y a ellos los entiendo, directamente no les gusta mi literatura. Y está bien. Pero otros me critican porque soy mujer, soy joven, y para colmo escritora. Italia es muy machista.
-¿Cómo te llevás con la tradición literaria italiana del siglo XX: Ungaretti, Pavese, Calvino...?
Muy bien. En cierto modo yo me siento más contemporánea de ellos que de los autores actuales, que son muy pobres.
-Por lo visto, el mal trato viene por los dos bandos.
La verdad es que me tratan mucho mejor en países como Argentina o Chile, que en Italia.
-¿Cuando eras chica te soñabas escritora?
Empecé a escribir poesía a los cuatro años. Luego la abandoné. Me imaginaba escritora desde bien niña, aunque nunca en el éxito. Mi madre me decía que nunca me iba a ganar la comida con la escritura. Irónicamente, gracias a ella, ahora puedo comer y vivir muy bien.
-¿Tus lectores crecen con vos?
La mayoría sí. Pero con el correr del tiempo van apareciendo otros que los reemplazan. Son las nuevas generaciones.
-¿Seguirás escribiendo sobre tus experiencias?
Y dale con eso (vuelve a reir y en sus ojos reaparece la complicidad). En mis libros hay más ficción de la que creen los críticos y los propios lectores. Lo juro.
El de Melissa P. es un caso curioso. No es una buena escritora y no hay indicios que ella crea serlo. "Cien cepilladas antes de dormir", su ópera prima, tenía ese aire frívolo de ciertos relatos de la Francia libertina y abundaba en tópicos previamente tratados por escritores de todas las épocas, del Aretino en adelante. Pero el fenómeno del diario íntimo de una adolescente ardorosa y desprejuiciada, encima llegada del sur de Italia, la puso en el centro de las miradas. La cifra de casi un millón de ejemplares vendidos dice bastante, aunque cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Hay que añadir, además, que la ragazza fue puesta en la picota por cuestiones ajenas a la literatura, injusticia que sus editores de todo el mundo aprovecharon.
Pero Mellisa P. es más ingenua de lo que cuenta en sus libros. Juega con fuego y no parece advertirlo. Por eso, de aquí en adelante tendrá que demostrar que lo suyo es más que "el voyeurismo de los italianos llevado al mundo", como señala riendo. Ahora, los argentinos que se animen pueden leer "Tu aliento", segunda parte de una trilogía que - en sus propias palabras - concluirá dentro de un lustro. "Necesito ese tiempo para cumplir algo de lo que no puedo hablar ahora", dice intrigante, con una sonrisa cómplice que parece ser su sello distintitvo.
-¿El viaje en un barco carguero, nada menos que un mes en el mar, fue por simple promoción?
Te juro que no fue promoción. Simplemente fue por mi pavor a los viajes en avión.
-¿Te pesa mucho el éxito de "Cien cepilladas..."?
Personalmente no me pesa nada. Parece una frase hecha, pero ese libro ya no me pertenece.
-Pero no podés negar que tu nombre está muy vinculado a aquella obra...
Eso es cierto, pero aquel suceso no va a modificar mi futuro literario. Además yo fui madurando, aunque no me arrepiento de nada de lo escrito.
-¿Por qué insistís en ubicarte como personaje de tus libros, y no precisamente en el sentido de Flaubert?
La verdad es que los lectores me hubieran asociado a cualquier personaje mío, aunque no llevara mi nombre.
-¿Y eso te molesta?
Un poco... No mucho (se ríe).
-¿Cómo te tratan tus colegas italianos?
Nada bien. Comenzando en que no me consideran una colega. Me tratan como barro.
-¿Es para tanto?
Y mucho peor.No me perdonan vender mucho.Creo que para ellos no reúno las características que debe reunir un escritor. Algunos best sellers inquietan... Pero eso no es ni malo ni bueno. Tampoco indica nada. La Rowling es buena, pero Coelho es muy malo. Y ambos venden mucho. Algunos de mis críticos, y a ellos los entiendo, directamente no les gusta mi literatura. Y está bien. Pero otros me critican porque soy mujer, soy joven, y para colmo escritora. Italia es muy machista.
-¿Cómo te llevás con la tradición literaria italiana del siglo XX: Ungaretti, Pavese, Calvino...?
Muy bien. En cierto modo yo me siento más contemporánea de ellos que de los autores actuales, que son muy pobres.
-Por lo visto, el mal trato viene por los dos bandos.
La verdad es que me tratan mucho mejor en países como Argentina o Chile, que en Italia.
-¿Cuando eras chica te soñabas escritora?
Empecé a escribir poesía a los cuatro años. Luego la abandoné. Me imaginaba escritora desde bien niña, aunque nunca en el éxito. Mi madre me decía que nunca me iba a ganar la comida con la escritura. Irónicamente, gracias a ella, ahora puedo comer y vivir muy bien.
-¿Tus lectores crecen con vos?
La mayoría sí. Pero con el correr del tiempo van apareciendo otros que los reemplazan. Son las nuevas generaciones.
-¿Seguirás escribiendo sobre tus experiencias?
Y dale con eso (vuelve a reir y en sus ojos reaparece la complicidad). En mis libros hay más ficción de la que creen los críticos y los propios lectores. Lo juro.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires, la última vez que Melissa vino a la Argentina. Había charlado el año anterior con ella, y se había reído de una nota en la que, ciertamente, aniquilé su primer libro. Como escritora es mala, pero como persona es un encanto)
17 octubre 2007
Las gallinas quieren un abono al Teatro Colón
De acuerdo a la BBC, la Unión de Granjeros Británicos ha descubierto que las gallinas son muy sensibles a Bach o Tchaikovsky y no aprecian para nada a Kylie Minogue o Britney Spears. Tan sensibles son a los encantos de la música clásica, que ponen huevos a lo loco cuando escuchan una sinfonía o un cuarteto de cuerdas. Uno de los miembros del directorio de la Unión de Granjeros, Charles Bourns, comprobó este fenómeno de casualidad, cuando empezó a escuchar música clásica por radio mientras trabajaba en su granja, y notó un llamativo salto en las productividad gallinácea.Con alma científica, Bourns probó con música pop, pero no hubo caso. "El pop cambia mucho y hablan mucho los locutores. Para pesar de mis hijos, las gallinas prefieren la radio de música clásica", dijo Charles Bourns.
15 octubre 2007
13 octubre 2007
12 octubre 2007
Doris Lessing en un escrito de Manguel
Doris Lessing acaba de ganar, merecidamente, el Premio Nobel de Literatura. Mientras preparamos un artículo sobre la autora de "El cuaderno dorado", subimos estas palabras de Alberto Manguel, extraidas de un texto sobre la lectura y los modos de leer. Aquí vamos:
(...)Lo que seguramente cambiará es la idea de los libros como propiedad. La idea del libro como objeto de valor, debido a su contenido, su historia o sus decoraciones, existe desde los tiempos de los rollos, pero recién en el siglo XIV (al menos en Europa) el auge de un público burgués, más allá de los ámbitos de la nobleza y el clero, creó un mercado en el que la posesión de libros pasó a ser señal de nivel social y la producción de libros, un negocio rentable como cualquier otro. Toda una industria moderna surgió para satisfacer esta necesidad comercial, lo cual llevó a Doris Lessing a exhortar así a sus atribulados compañeros de trabajo: Y nunca hace daño repetir, lo más seguido que puedan: "Sin mí la industria literaria no existiría. Los editores, los agentes, los sub-agentes, los sub-sub-agentes, los contadores, los abogados que se ocupan de juicios por difamación, los departamentos de literatura, los profesores universitarios, las tesis, los libros de crítica, los críticos, las páginas de libros -todo este enorme y próspero edificio es obra de esta insignificante persona, tratada con condescendencia, disminuida y mal paga".
Pero en los tiempos de la nueva tecnología, la industria (que no desaparecerá) tendrá que trabajar de otra manera para sobrevivir. Los artículos en Internet, las poesías transmitidas vía módem, los libros copiados en disquete y pasados de un amigo a otro ya empezaron a pasar por alto a editoriales y librerías. ¿Quién cobrará derechos de autor por un texto escaneado en Salamanca, recibido por e-mail en Recife, modificado en Melbourne, ampliado en Ecuador y guardado en un disco blando en San Francisco? ¿Quién es en realidad el autor de ese texto tan diverso? Como los numerosos colaboradores en la construcción de una catedral medieval o en la producción de una película de Hollywood, la nueva industria encontrará, sin duda, maneras de garantizar una ganancia para alguien, iglesia o multinacional. Y la persona insignificante y mal paga de Doris Lessing tal vez deba resignarse a ser más insignificante y peor paga aún (...)"
11 octubre 2007
10 octubre 2007
El asalto a la Biblioteca Nacional...
Esta revista digital proclama enfáticamente: el pueblo quiere saber de qué se trata. Y aclara que sigue considerando las llamadas "políticas culturales" (¿?) un verso en toda la línea, que muchas veces devienen en cosas como las que plantea este artículo:
" (...) En El Ojo Mocho, que dirige mi viejo amigo Horacio González, María Pía López me trataba como a un maleante ideológico. Y el mismo Horacio, en su libro Restos pampeanos, habría de aplicarme el mote más inusual que jamás me aplicaran: "neoliberal", me dijo. No es así como me llaman, por ejemplo, los que le hicieron el asalto a la Biblioteca Nacional, putsch cuidadosamente organizado que no logró triunfar. Esa gente suele decirme, como a él, "populista" o "nacionalista popular". Qué pena, ¡con lo que a mí me gustaría ser considerado un hegeliano sartreano con toques de Foucault y Juan Bautista Alberdi! ¿Qué tenía de irritante La sangre derramada? Acaso este párrafo de sus Conclusiones: "Nuestro compromiso radica en luchar contra todas las causas de la violencia. ¿Hay una violencia legítima? Desde mi punto de vista, no hay violencia buena, ni violencia justa, ni violencia legítima. La violencia es –en sí– mala. Expresa una derrota: la de no poder tomar al Otro como un fin en sí mismo, la de no poder respetarlo en su humanidad. Esto no anula el deber de luchar contra la injusticia y el despotismo´(...)".
José Pablo Feinmann en "Página 12"
Ver artículo completo acá.
Se viene el World Press Photo en el Borges
El 25 de octubre se inaugurará World Press Photo 2007 en el Centro Cultural Borges. Se trata de la exposición anual de fotoperiodismo más importante del mundo. La muestra está compuesta de unas 200 fotografías seleccionada entre 78.083 imágenes presentadas a un concurso mundial de fotorreporteros del que participaron casi 4500 profesionales de 124 países.
La muestra se prolongará hasta el 18 de noviembre y estará encabezada por una imagen del fotógrafo norteamericano Spencer Platt, de Getty Images, seleccionada por un jurado internacional como la mejor foto del año 2006.La imagen muestra un grupo de jóvenes libaneses conduciendo un vehículo en un vecindario al sur de Beirut devastado por el bombardeo israelí. La fotografía fue tomada el 15 de Agosto de 2006, el primer día del cese de fuego entre Israel y Hezbollah, cuando cientos de libaneses comenzaban a retornar a sus hogares.
La muestra se prolongará hasta el 18 de noviembre y estará encabezada por una imagen del fotógrafo norteamericano Spencer Platt, de Getty Images, seleccionada por un jurado internacional como la mejor foto del año 2006.La imagen muestra un grupo de jóvenes libaneses conduciendo un vehículo en un vecindario al sur de Beirut devastado por el bombardeo israelí. La fotografía fue tomada el 15 de Agosto de 2006, el primer día del cese de fuego entre Israel y Hezbollah, cuando cientos de libaneses comenzaban a retornar a sus hogares.
07 octubre 2007
06 octubre 2007
El cine, pasión de Horacio Quiroga
Por Humberto Acciarressi
Hasta donde se sabe, la relación entre Jorge Luis Borges y Horacio Quiroga fue casi inexistente. Ambos, sin embargo, cuentan –como interesante antecedente– con su gusto por el cine, actividad considerada por entonces como "entretenimiento para criadas". Lo que queda claro es que ambos, de una forma u otra, fueron seducidos por las posibilidades de representación del cine, por ese entonces mudo. En el caso de Quiroga, uno de sus últimos artículos se titula "Espectros que hablan" y se refiere –obviamente– al surgimiento del cinematógrafo parlante.
Entre 1918 y su suicidio el 17 de febrero de 1937, el atormentado autor de los "Cuentos de amor, locura y de muerte" dedicó gran entusiasmo en escribir reseñas cinematográficas para las revistas El Hogar, Caras y Caretas, Atlántida y para el diario La Nación. Un libro que acaba de editar Losada –"Cine y literatura", que reúne las crónicas de Horacio Quiroga– revela que se conocen 68 comentarios suyos sobre cine.
En el primero de ellos, se conmueve por el drama del galán Jorge Walsh, a quien considera un buen actor que "tuvo la desgracia de tropezar con la Fox". De acuerdo con el dandy aventurero, a Walsh lo convirtieron en un personaje tipificado que comienza a aparecer en la pantalla "casi desnudo, haciendo gimnasia con gran derrumbe de músculos para particular placer de las niñas". A partir de sus experiencias como narrador de historias y creador de personajes, más el conocimiento cabal de las técnicas rudimentarias del séptimo arte, Horacio Quiroga se convierte en uno de los primeros críticos de cine del país.
No menciona a Buster Keaton, habla del "encanto particularmente poético" de Chaplin, se detiene –y mucho– en el rol de las actrices de entonces, justiprecia a Thomas Ince, le reconoce méritos a Cecil B.de Mille, establece las diferencias entre el teatro y el cine, y le dedica poco y nada al expresionismo alemán. Eso es apenas una parte de su obra en tal sentido.
Y además, como si fuera poco, intenta crear con Manuel Gálvez una empresa cinematográfica y escribe un guión: "La jangada". Esto sin olvidar, claro, que Quiroga realizó su magnífica tarea literaria con varias referencias al cine, ese mismo que denominaba "el archivo de la vida". Paradójicamente, estos escritos ahora pueden darnos algunas claves de su dramática existencia.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires)
Hasta donde se sabe, la relación entre Jorge Luis Borges y Horacio Quiroga fue casi inexistente. Ambos, sin embargo, cuentan –como interesante antecedente– con su gusto por el cine, actividad considerada por entonces como "entretenimiento para criadas". Lo que queda claro es que ambos, de una forma u otra, fueron seducidos por las posibilidades de representación del cine, por ese entonces mudo. En el caso de Quiroga, uno de sus últimos artículos se titula "Espectros que hablan" y se refiere –obviamente– al surgimiento del cinematógrafo parlante.
Entre 1918 y su suicidio el 17 de febrero de 1937, el atormentado autor de los "Cuentos de amor, locura y de muerte" dedicó gran entusiasmo en escribir reseñas cinematográficas para las revistas El Hogar, Caras y Caretas, Atlántida y para el diario La Nación. Un libro que acaba de editar Losada –"Cine y literatura", que reúne las crónicas de Horacio Quiroga– revela que se conocen 68 comentarios suyos sobre cine.
En el primero de ellos, se conmueve por el drama del galán Jorge Walsh, a quien considera un buen actor que "tuvo la desgracia de tropezar con la Fox". De acuerdo con el dandy aventurero, a Walsh lo convirtieron en un personaje tipificado que comienza a aparecer en la pantalla "casi desnudo, haciendo gimnasia con gran derrumbe de músculos para particular placer de las niñas". A partir de sus experiencias como narrador de historias y creador de personajes, más el conocimiento cabal de las técnicas rudimentarias del séptimo arte, Horacio Quiroga se convierte en uno de los primeros críticos de cine del país.
No menciona a Buster Keaton, habla del "encanto particularmente poético" de Chaplin, se detiene –y mucho– en el rol de las actrices de entonces, justiprecia a Thomas Ince, le reconoce méritos a Cecil B.de Mille, establece las diferencias entre el teatro y el cine, y le dedica poco y nada al expresionismo alemán. Eso es apenas una parte de su obra en tal sentido.
Y además, como si fuera poco, intenta crear con Manuel Gálvez una empresa cinematográfica y escribe un guión: "La jangada". Esto sin olvidar, claro, que Quiroga realizó su magnífica tarea literaria con varias referencias al cine, ese mismo que denominaba "el archivo de la vida". Paradójicamente, estos escritos ahora pueden darnos algunas claves de su dramática existencia.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires)
05 octubre 2007
Una marea roja de cine en el Malba
En estos días que corren y hasta fines de noviembre, el Malba consagra sus salas de cine para un importante ciclo titulado "Marea roja", que en letra del Indio Solari podría denominarse "de regreso a Oktubre"(así, con esta grafía). El cine de la Unión Soviética --a diferencia de su literatura, muy pobre en comparación con la anterior-- tuvo momentos muy interesantes en el espectro internacional.
Así como se ha dicho que "es probable que Lenín haya sido el primer político que advirtió el potencial del cine como herramienta cultural",también debe señalarse que ciertos directores-ícono de la Revolución marcaron una línea de notoria influencia en el futuro. Entre Serguei Einsenstein (víctima, en muchas ocasiones, de la estética del realismo socialista y sus censuras) y Andrei Tarkovski, hay otros nombres menos conocidos en Occidente pero no por eso de inferior calidad.Ese es el caso, por ejemplo, de Vsevolod Pudovkin --tal vez uno de los pocos que no cayó en desgracia durante la dictadura de Stalin --, o de Mikhail Kalatozov con "Pasaron las grullas" (1957), de Grigori Chukhrai con "La balada del soldado" (1959) y El 41 (1956), o de Vasili Pichul con "La pequeña Vera"(1988), una de las últimas películas del período soviético.
Pero volvamos a Eisenstein y Tarkovski. Del primero, además de los tradicionales "Octubre", "La huelga" o "El acorazado Potemkin", podrán verse "La línea general", "Iván el terrible", "Viva México" y varias más. Lamentablemente, en el caso de Tarkovski, sólo estarán la imposible de obviar "Solaris" (basada en la novela homónima de Stanislav Lem) y "La infancia de Iván".
Si a los films mencionados y a otros que por razones de espacio quedan afuera de estas líneas, se le agregaran algunos otros clásicos --pensemos en "El sacrificio", de Tarkovski, una de las mejores películas que el autor de este comentario recuerda haber visto -- el banquete sería perfecto. Aún así, es una de las mejores cosas que estarán pasando en Buenos Aires en las próximas semanas.Hay otro dato para destacar: varias de estas películas no se consiguen en copias VHS o DVD. Como podrá notarse, no es un argumento menor en favor del ciclo del Malba.
04 octubre 2007
02 octubre 2007
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