No hay día de la semana en que los jubilados no se paren en la esquina de Callao y Rivadavia, en la vereda de la vieja confitería El Molino, frente al Congreso Nacional. Como esos abuelos ya forman parte del paisaje, la gente pasa junto a ellos como si nada. Jornada tras jornada cambian los carteles que pegan sobre una de las paredes. En ciertos ámbitos, y especialmente ahora, no es políticamente "correcto" hablar de eso. Ni decir que a un par de cuadras de allí, dos desheredados de la sociedad murieron de frío hace unas semanas. No tuvieron honras fúnebres.
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31 octubre 2010
29 octubre 2010
Néstor Kirchner y la tristeza popular
Por Humberto Acciarressi
La imagen es una y múltiple. Ninguna mirada, entonces, puede ser igual a la otra. Esas miles de personas que se acercan para despedir a Néstor Kirchner -unos caminando breves segundos junto a su féretro, otros desde los aledaños de la Plaza de Mayo- ofrecen un espectáculo que ya se ha vivido varias veces y naturalmente se volverá a vivir. Pueden cambiar los rostros; no el sentimiento. En esta oportunidad, el dolor -más allá de alguna escaramuza leve- es compartido por jóvenes estudiantes de clase media, barbudos setentistas, militantes con la remera con la leyenda en verde de la juventud sindical sobre fondo blanco, otros con la camiseta argentina con el "10" en la espalda, los que dicen "todavía no lo puedo creer" o "murió en su ley", hasta los que sostienen -más politizados- "nos quedamos sin candidato" o "junto con él se murieron varios".
También hay dos tipos de personas. Por un lado los que intentan marcar el territorio que se viene, que cada tanto se exaltan e insultan a Cobos o Duhalde sin encontrar eco en la mayoría. Y están los más, quienes tienen caras de tristeza, los que lloran, los que charlan y se cuentan anécdotas verdaderas o fantasiosas. A los vendedores de banderas, gaseosas, choripanes y variopinto merchandasing, se le agregan los turistas, cámara en mano, que vinieron por un paisaje y se llevan un hecho histórico.
A los que nos dan los años recordamos la lluvia que cayó durante largos pasajes del velorio de Juan Domingo Perón. Esa tortura se le ahorra a los que le dan el adiós a Kirchner, que es despedido en un "día peronista", según esa mitología militante que se apropió de un símbolo en clave climática (Nota del autor: esto fue escrito anoche y publicado en la edición de hoy, cuando no se auguraba la lluvia). Los helicópteros, la bandera de la Casa Rosada a media asta, los cholulos que se abalanzan sobre los periodistas cuando algún "famoso" (en ocasiones ilustres desconocidos) es entrevistado. Nada de eso pueden tapar esas nubes del alma que siente el pueblo, kirchnerista o no.
En las escalinatas de la Catedral, allí donde se paran los que "no están del todo", se juntan los grupos de personas que denominaremos el público del público, espectadores a la segunda potencia, los que en un partido miran las tribunas. La contracara es esa mujer de unos sesenta años, de pollera y blusa color crema, una cartera humilde con la correa que le cruza el pecho. Está sola, no habla con nadie, tiene la mirada lejana y triste. Y para no perder el ritmo de sus sentimientos, cada tanto agita una banderita argentina que es inmensamente más conmovedora que los grandes "trapos". Luego cae la noche, siempre propicia a la melancolía. Y el llanto vuelve.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires)
Fotos: Eduardo Longoni y Emmanuel Fernández
27 octubre 2010
Requiem por el walkman
Por Humberto Acciarressi
El primer modelo se llamó TPS-L2 y su aparición, en julio de 1979, marcó el comienzo de una nueva era y, entre otras cosas, la muerte del disco de vinilo. Pero el tiempo pasa para todos y aquel reproductor de casettes portátil, el legendario walkman, ya no será fabricado. En un poco más de 30 años se vendieron 220 millones de aparatos, pero en los últimos tiempos otros dispositivos digitales le pasaron el trapo y lo dejaron marginado a sólo algunos mercados muy acotados de Asia y Medio Oriente.
El walkman -que en realidad desaparece sin pena ni gloria pues era un muerto en vida desde hace rato- apenas requería dos pilas A A para que el dueño llevara su música a cualquier lado. Era un sueño hecho realidad. A "solas" con la música de sus walkman, hombres y mujeres pudieron hacer abstracción de la gente que tenían al lado en los medios de transporte, en los lugares de trabajo, en los bares. Y el walkman, como casi todo, tuvo su lado oscuro.
Andreas Pavel -un alemán criado en Brasil amante de la música - inventó un llamado "cinturón estéreo" para llevar sus melodías a donde quisiera. Intentó sin éxito vender la idea, la patentó en 1977, hasta que Sony comenzó a producirlo con el nombre de walkman. Así y todo, cuestiones legales impidieron que hasta el 2005 no se lo reconociera como su propietario intelectual. Pasaron cinco años de este logro de Pavel. Lástima que el walkman ya no sirve para nada. Ni de adorno, porque hasta estéticamente es feo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
25 octubre 2010
Cuando termine la siesta se entera si ganó
Camilo José Cela, que definió la siesta como "el yoga ibérico", decía que él dormía con "pijama, Padrenuestro y orinal". Pero más allá de las confesiones del escritor español, en este momento se está llevando a cabo en la península el Primer Campeonato Nacional de Siesta, que ya tiene cinco finalistas de los 400 participantes que iniciaron este ridículo periplo. En algunos casos, no sirvieron los tapones para los oídos, los antifaces para dormir y, como en el caso de una chica, los ositos de peluche. En algún momento se despertaron antes de los veinte minutos que -según estipulación médica- debe durar la siesta.
Hay una serie de factores que también otorgan puntos y que permitieron a los cinco dormilones mayores llegar a esta fase del concurso. Pero los méritos no se agotan en el mero dormir (cosa que puede hacer cualquiera de nosotros sin demasiado esfuerzo), sino que también se valoran la postura más original, la vestimenta más curiosa (que suele ser la más bizarra) y...¡¡¡ el ronquido más alto!!!
Hasta el momento, el récord lo tiene un tipo cuyos ronquidos llegaron a los 70 decibeles. El equivalente a una aspiradora de las más potentes. Un mutante que si hasta ahora no le partieron un fierro en la cabeza, es porque debe dormir solo. Mañana sábado (Nota del Autor: esto se publicó el viernes) se conocerá el campeón, que obtendrá mil euros. Poca guita para tanto papelón público. Desde esta columna -con humildad, naturalmente- proponemos que el ganador europeo vaya a la final del Mundo con un santiagueño, digno representante argentino de los siesteros. Hay algunos que le ganan por afano a un muerto. Acá ya se abrieron las apuestas.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
24 octubre 2010
Los leopardos, las manchas y el sexo
Por Humberto Acciarressi
Hasta hace unos días, se creía que las manchas de los leopardos (machos o hembras, para el caso es lo mismo) , eran una suerte de afrodisíaco natural que atraía a los felinos entre sí. Otros afirmaban que reflejaban el status social de cada uno de los bichos, lo que por cierto no se contradice con lo primero, por aquello de Jacobo Winograd de "billetera mata galán". Ahora, un estudio sostiene que las manchas del leopardo están relacionadas con el lugar donde vive. Cuestión de camuflaje, ¿viste? Quiere decir que cada vez que ibas a encontrarte con alguien del sexo opuesto y llevabas en el bolsillo crayones de colores para la ocasión, estuviste perdiendo el tiempo. A menos que lo que buscaras fuera camuiflarte, lo que no te hace menos ridículo.
De todas maneras tengamos en cuenta que los propios investigadores reconocen que el patrón de los felinos en cuestión es irregular y complejo en los leopardos que hacen vida nocturna o los que pasan más tiempo en los árboles que en el suelo (en este punto, debo confesarlo, yo suelo llamarlos "pajaritos" y en general cantan cuando asoman los primeros rayos de sol). El estudio habla de gatos con cabeza plana, felinos de bahía y otros animalejos de nombres curiosos. Aclara que los tigres lucen rayas verticales y los leones no tienen marcas laterales de las que sentirse orgullosos. Lástima que no agrega que la jirafa tiene el cuello largo, el elefante, trompa, y el alce, cuernos. Por añadir obviedades, digo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
21 octubre 2010
Basta de SMS que colapsa el mundo
Por Humberto Acciarressi
En el momento de comenzar a escribir esta columna miro mi reloj. Todo sea por el entusiasmo de asombrarme. Pero lo primero es lo primero. Vamos a los bifes: la Unión Internacional de Comunicaciones informó que se envían 200 mil mensajes de texto por segundo. Unos 17.280.000.000 por día; más de 6 billones por año. Esto habla del entusiasmo por los SMS de los 5300 millones de abonados a celulares que existen actualmente en el planeta. Y si tenemos en cuenta que algunos casi no enviamos (hay pocas actividades más aburridas en mi humilde opinión), debemos concluir que en otros casos se llega a límites de escándalo.
Basta mirar cualquier programa televisivo (y la tendencia va en alza), para horrorizarse de ver a los participantes enviar y recibir mensajes de texto mientras son entrevistados o entrevistan. En los ciclos de chimentos del espectáculo y políticos, esta modalidad se ha extendido con entusiasmo. El papelón en cámara, agravado por la frase inevitable - "No, no es nada, es un amigo"- , da la pauta del horizonte de involución intelectual hacia donde marcha el ser humano. Se dirá que los SMS son de gran utlidad. Y es cierto. Son un gran avance en materia de comunicaciones. También puede decirse lo mismo de la nafta, pero yo conocí a un tipo que se paseaba por la calle, tomando gasolina de un bidón. Ah, me olvidaba, desde que escribí la primera línea de esta columna, se enviaron 240 millones de mensajes en el mundo. El sueño de Ripley.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
En el momento de comenzar a escribir esta columna miro mi reloj. Todo sea por el entusiasmo de asombrarme. Pero lo primero es lo primero. Vamos a los bifes: la Unión Internacional de Comunicaciones informó que se envían 200 mil mensajes de texto por segundo. Unos 17.280.000.000 por día; más de 6 billones por año. Esto habla del entusiasmo por los SMS de los 5300 millones de abonados a celulares que existen actualmente en el planeta. Y si tenemos en cuenta que algunos casi no enviamos (hay pocas actividades más aburridas en mi humilde opinión), debemos concluir que en otros casos se llega a límites de escándalo.
Basta mirar cualquier programa televisivo (y la tendencia va en alza), para horrorizarse de ver a los participantes enviar y recibir mensajes de texto mientras son entrevistados o entrevistan. En los ciclos de chimentos del espectáculo y políticos, esta modalidad se ha extendido con entusiasmo. El papelón en cámara, agravado por la frase inevitable - "No, no es nada, es un amigo"- , da la pauta del horizonte de involución intelectual hacia donde marcha el ser humano. Se dirá que los SMS son de gran utlidad. Y es cierto. Son un gran avance en materia de comunicaciones. También puede decirse lo mismo de la nafta, pero yo conocí a un tipo que se paseaba por la calle, tomando gasolina de un bidón. Ah, me olvidaba, desde que escribí la primera línea de esta columna, se enviaron 240 millones de mensajes en el mundo. El sueño de Ripley.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
19 octubre 2010
"Querida viejita": firmado Carlos Gardel
Por Humberto Acciarressi
El mundo entero sabe que Gardel cada día canta mejor. Ahora, gracias a la publicación del Archivo Gardel, sabemos que también escribe bien. Y si les parece una exageración (que por cierto lo es), digamos que en el año en que se cumplieron 75 años de su muerte y 120 de su nacimiento, es una suerte que se publiquen las cartas enviadas a su madre, Berta Gardés, a su albacea, Armando Defino, además de otros documentos de gran valor para su biografía. Lo curioso es que esos escritos estuvieron varias décadas dentro de unas cajas, tapados bajo unas lonas, en el sótano de una casa de Río Ceballos. Allí las encontraron cuando la propiedad se puso en venta y alguien se topó con los baúles con un cartel que decía "Cosas de Gardel", algo que parecen haber respetado las ratas y las termitas . Lo raro es que nunca, ya sea chico o adulto, haya mirado en el interior de esas cajas. Si la curiosidad mató al gato, la falta de la misma es un pecado.
Ya se conocían muchos de sus escritos, pero siempre se supo que -en cuanto a la madre-, el Zorzal prefería hablarle por teléfono. El libro está lleno de perlas, pero una de ellas agrega condimentos al mito. Se encuentra en un telegrama que le envía Mona Maris, donde la actriz le cuenta que estuvo enferma, que lo extraña mucho y le ruega: "Escribime cualquier cosita, pero escribime". Dato precioso para quienes alientan la historia del romance entre el Mudo y la mujer de los ojos más bellos y sombríos. Y como ese varios.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
El mundo entero sabe que Gardel cada día canta mejor. Ahora, gracias a la publicación del Archivo Gardel, sabemos que también escribe bien. Y si les parece una exageración (que por cierto lo es), digamos que en el año en que se cumplieron 75 años de su muerte y 120 de su nacimiento, es una suerte que se publiquen las cartas enviadas a su madre, Berta Gardés, a su albacea, Armando Defino, además de otros documentos de gran valor para su biografía. Lo curioso es que esos escritos estuvieron varias décadas dentro de unas cajas, tapados bajo unas lonas, en el sótano de una casa de Río Ceballos. Allí las encontraron cuando la propiedad se puso en venta y alguien se topó con los baúles con un cartel que decía "Cosas de Gardel", algo que parecen haber respetado las ratas y las termitas . Lo raro es que nunca, ya sea chico o adulto, haya mirado en el interior de esas cajas. Si la curiosidad mató al gato, la falta de la misma es un pecado.
Ya se conocían muchos de sus escritos, pero siempre se supo que -en cuanto a la madre-, el Zorzal prefería hablarle por teléfono. El libro está lleno de perlas, pero una de ellas agrega condimentos al mito. Se encuentra en un telegrama que le envía Mona Maris, donde la actriz le cuenta que estuvo enferma, que lo extraña mucho y le ruega: "Escribime cualquier cosita, pero escribime". Dato precioso para quienes alientan la historia del romance entre el Mudo y la mujer de los ojos más bellos y sombríos. Y como ese varios.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
16 octubre 2010
El Payaso Tiririca no sabe leer ni escribir
15 octubre 2010
Enamorarse, remedio contra el dolor
Por Humberto Acciarressi
Si estás con una persona que te dice que está enamorada de vos y se queja de un dolor de muelas que no la deja dormir, lamento informarte que tenés para ella menos atractivo que el que existe entre Ricardo Fort y cualquiera de sus novias. Y me atrevo a desilusionarte porque la ciencia -para la que todo sentimiento se calcula con números o estímulos glandulares- acaba de descubrir que el enamoramiento es analgésico. ¿Te duele la cabeza?, ¿se te dislocó el hombro?, ¿te partieron el tobillo en el potrero?, ¿te cayó mal la docena de choripanes que te mandaste?, ¿no podés con la resaca que te dejaron las seis botellas de birra al hilo? Ni se te ocurra tomar una aspirina ni un protector hepático. Enamorate... y a otra cosa, mariposa.
Hay varias cuestiones que deberían aclararse. En caso de dolor, ¿a quién hay que pedirle una receta? Podría ser un médico, pero no habría que descartar a una curandera especialista en gualichos de amor. Y esta receta, ¿debe ser por duplicado? Hay un dato que no podemos dejar de lado: los especialistas indican que han descubierto que si uno vive un intenso romance, siente menos dolor si lo golpean o lo pinchan. Valga una aclaración, no sea cosa que nos comamos un juicio por mala praxis. No sugerimos que una persona le pregunte a otra "¿Estás enamorada de mí", y ante la respuesta afirmativa le clave una aguja para verificar cómo reacciona. No. Ni mucho menos. Pero algo así hicieron los científicos de marras, que buscaron personas que decían estar enamoradas y les apoyaron en el cuerpo una vara caliente. Los doctores Jekyll, Frankenstein y Menguele, unos nenes de pecho al lado de estos monstruos.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Los mineros: si querés llorar, llorá
Por Humberto Acciarressi
Cada tanto, para demostrarse a sí mismo que no todo está perdido, el mundo necesita de un drama colectivo con final feliz. No es casual que gente que habitualmente camina por la calle sorteando personas muertas de frío como si nada, o que lo único que saben de minas es lo que vieron en la saga de Indiana Jones, hayan llorado sinceramente cuando el primer minero hizo su aparición sobre la superficie, a bordo de ese extraño dispositivo llamado Fénix. Cada tanto ocurre: a veces en la realidad, otras en el cine (recuerdo dos películas, ambas protagonizadas por Dustin Hoffman: "Mentiras que matan" y "Héroe accidental") .
Pero lo cierto es que la gente necesita de esas emociones fuertes, ligadas a cierta forma del heroísmo por un lado, y a lo milagroso por el otro. Vemos a una señora llorosa que se permite una sobria sonrisa cuando sale el minero bígamo, el ya popular Yonny Barrios. Doble contra sencillo que si lo ve en la calle se cruza de vereda. Pero estos dramas colectivos son como la fiesta de Serrat: "Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual". Mil millones de personas siguieron el salvataje en todo el mundo. En la Argentina, se operó el milagro que "Bailando por un sueño" -que mantuvo su programación- bajara más de diez puntos de rating tras el rescate del primer minero, para envidia de Fort y de Pachano. De todas maneras, y fuera de las bromas habituales que hacemos acá, da gusto comprobar que hay gente que derrama lágrimas por un desconocido en desgracia.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Cada tanto, para demostrarse a sí mismo que no todo está perdido, el mundo necesita de un drama colectivo con final feliz. No es casual que gente que habitualmente camina por la calle sorteando personas muertas de frío como si nada, o que lo único que saben de minas es lo que vieron en la saga de Indiana Jones, hayan llorado sinceramente cuando el primer minero hizo su aparición sobre la superficie, a bordo de ese extraño dispositivo llamado Fénix. Cada tanto ocurre: a veces en la realidad, otras en el cine (recuerdo dos películas, ambas protagonizadas por Dustin Hoffman: "Mentiras que matan" y "Héroe accidental") .
Pero lo cierto es que la gente necesita de esas emociones fuertes, ligadas a cierta forma del heroísmo por un lado, y a lo milagroso por el otro. Vemos a una señora llorosa que se permite una sobria sonrisa cuando sale el minero bígamo, el ya popular Yonny Barrios. Doble contra sencillo que si lo ve en la calle se cruza de vereda. Pero estos dramas colectivos son como la fiesta de Serrat: "Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual". Mil millones de personas siguieron el salvataje en todo el mundo. En la Argentina, se operó el milagro que "Bailando por un sueño" -que mantuvo su programación- bajara más de diez puntos de rating tras el rescate del primer minero, para envidia de Fort y de Pachano. De todas maneras, y fuera de las bromas habituales que hacemos acá, da gusto comprobar que hay gente que derrama lágrimas por un desconocido en desgracia.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
14 octubre 2010
¿Cómo saber si tu perro es un pesimista?
Por Humberto Acciarressi
Hay estudios que han sobrepasado el límite del bizarrismo. No obstante, como cosas peores se dijeron en su momento de Galileo o Giordano Bruno, añadimos que lo cortés no quita lo valiente. Ahora, científicos de la Universidad de Bristol (no la playa marplatense, sino la casa de estudios británica), han llegado a una conclusión insólita: hay perros pesimistas y los hay optimistas. Y por este hallazgo revelador, lo que se merecen -los investigadores, no los canes- es un hueso de goma cada uno. Curiosamente, se utilizó para medir el comportamiento canino un recipiente con comida. Los optimistas corrieron hacia los platos; los pesimistas dudaron o caminaron más lento hacia ellos ¿Se acuerdan de Marvin, el androide paranoico de la Guía del Viajero Intergaláctico, de Douglas Adams, llevada al cine? Bueno, peor.
El secreto "científico" radica en que los perros optimistas se quedan tranquilos cuando se van sus dueños y los pesimistas se preocupan, ladran y se comen los sillones, los controles remotos, los libros, y si saben abrir la heladera se hacen un sandwich. ¿Por placer? No, para nada. Por ansiedad. Algo así como un ataque de pánico producido por una temperamento abandónico. El estudio concluye con un consejo: en lugar de tirar a su mascota porque es pesimista (con lo cual además se convertiría en un villano sin perdón), el dueño debe buscarle solución a sus problemas emocionales. Y de paso poner unos pesos más y tratarse él mismo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
13 octubre 2010
The Simpson y Banksy, unión explosiva
Por Humberto Acciarressi
Banksy, el más popular y misterioso de los artistas callejeros del mundo (muy pocos conocen su identidad real), se juntó con los Simpson. Una unión explosiva que sirvió para crear, en apenas un minuto y 44 segundos, una apertura insólita para el tercer capítulo de la temporada 22 de la familia amarilla. Al inicio todo parece normal, pero de golpe, de la nada, la sala de estar de los Simpson y el clásico sillón se alejan hasta desaparecer y se transforman en una oscura fábrica asiática, donde obreros explotados fabrican merchandising de los habitantes de Springfield, desde muñecos hasta remeras.
La introducción original, subida en You Tube, fue quitada rápidamente, aunque persiste en algunos videos que la clonaron. Es realmente tétrica, con los obreros explotados con caras de tragedia en túneles subterráneos, por donde caen chorros de ácidos, hay calaveras, y las ratas llevan restos humanos. Impecables, en medio de ese caos, remeras de los Simpson. Se dice que Banksy se inspiró en cómo se realiza la animación de la serie en una fábrica coreana.
"Esto es lo que pasa cuando uno terceriza", ironizó Al Jean, productor de los Simpson, en referencia a que es la primera vez que hay un guionista invitado para la secuencia de introducción. Lo curioso no es que el grafitero y el creador de Homero y compañía hagan ese guiño, sino que en torno a eso se haya generado una polémica. Como si la explotación fuera algo sobre lo que hay que callar.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Banksy, el más popular y misterioso de los artistas callejeros del mundo (muy pocos conocen su identidad real), se juntó con los Simpson. Una unión explosiva que sirvió para crear, en apenas un minuto y 44 segundos, una apertura insólita para el tercer capítulo de la temporada 22 de la familia amarilla. Al inicio todo parece normal, pero de golpe, de la nada, la sala de estar de los Simpson y el clásico sillón se alejan hasta desaparecer y se transforman en una oscura fábrica asiática, donde obreros explotados fabrican merchandising de los habitantes de Springfield, desde muñecos hasta remeras.
La introducción original, subida en You Tube, fue quitada rápidamente, aunque persiste en algunos videos que la clonaron. Es realmente tétrica, con los obreros explotados con caras de tragedia en túneles subterráneos, por donde caen chorros de ácidos, hay calaveras, y las ratas llevan restos humanos. Impecables, en medio de ese caos, remeras de los Simpson. Se dice que Banksy se inspiró en cómo se realiza la animación de la serie en una fábrica coreana.
"Esto es lo que pasa cuando uno terceriza", ironizó Al Jean, productor de los Simpson, en referencia a que es la primera vez que hay un guionista invitado para la secuencia de introducción. Lo curioso no es que el grafitero y el creador de Homero y compañía hagan ese guiño, sino que en torno a eso se haya generado una polémica. Como si la explotación fuera algo sobre lo que hay que callar.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
12 octubre 2010
11 octubre 2010
09 octubre 2010
Vargas Llosa, el Nobel y lo efímero
Por Humberto Acciarressi
Para no romper la tradición, el premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa será cuestionado por los detractores del escritor peruano nacionalizado español. Muchas de estas críticas por razones políticas y menos (aunque a veces disfrazadas) por motivos literarios. Sin embargo, un galardón que apenas había consagrado hasta ayer a cinco latinoamericanos (Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Octavio Paz), a ningún argentino, y a decenas que sólo son recordados por la familia (pero lo que es peor, que son sencillamente pésimos), es inevitablemente proclive a las polémicas. En el caso de Vargas Llosa es un premio merecido, haciendo la salvedad que descreo de casi todas estas distinciones.
Aquellos más jóvenes que no lo leen por cuestiones ideológicas y los que dejaron de hacerlo cuando el peruano se alejó de la revolución cubana tras el Caso Padilla, se lo pierden. Allá ellos, cada cual sabe con qué se entretiene. A pesar de estar en las antípodas ideológicas, Borges escribió palabras conmovedoras a la muerte de Cortázar, que siempre defendía al autor de El aleph cuando lo atacaban en Europa por cuestiones pólíticas. Algunos de los mejores escritores marxistas del mundo hicieron lo mismo cuando falleció el propio Borges, un conservador declarado.
Y aún resuenan las más bellas palabras escritas en memoria de un autor, que son las que redactó Jean Paul Sartre sobre Albert Camus, con quien no se hablaba desde años atrás a consecuencia de la guerra de Argelia. Todo eso en algún momento se olvida y nadie sabrá que ideas profesaban Louis-Ferdinand Céline, Ezra Pound o Pierre Drieu La Rochelle. Uno puede no recordar si Dante era partidario de los Blancos o los Negros en la Florencia del 1300; lo que no olvida es la Divina Comedia. ¿Importa, a esta altura, que durante la guerra civil española Julio Cortázar haya apoyado con entusiasmo al franquismo? No lo creemos.
En cuanto al actual Nobel, lo cierto es que hay pocos autores en lengua española tan versátiles y con obra tan pareja como Vargas Llosa. Al punto que todo listado parcial de sus obras es arbitrario. Entonces, así de arbitrariamente, mencionaremos "La ciudad y los perros", la monumental "Conversación en la catedral", "La guerra del fin del mundo", "Pantaleón y las visitadoras", "El paraíso en la otra esquina". Y eso sin hablar -entre otras obras- de estudios memorables como "Historia de un deicidio" (consagrado a analizar la obra de su viejo amigo y actual enemigo García Márquez), "La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary", o "La tentación de lo imposible". De una forma u otra, sin dejar de apreciar que gracias al Nobel a veces (no siempre) conocemos a algunos buenos autores, el actual nos parece uno de los más justos de los últimos años.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires, al conocerse el fallo de la Academia Sueca. He agregado algún detalle que no desentona con lo escrito, ya que al calor de la redacción rápida - pocos minutos en medio del trajín periodístico-, pasé por alto)
LOS CINCO LATINOAMERICANOS ANTERIORES
GABRIELA MISTRAL (1945)
MIGUEL ANGEL ASTURIAS (1967)
PABLO NERUDA (1971)
GABRIEL GARCIA MARQUEZ (1982)
OCTAVIO PAZ (1990)
Para no romper la tradición, el premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa será cuestionado por los detractores del escritor peruano nacionalizado español. Muchas de estas críticas por razones políticas y menos (aunque a veces disfrazadas) por motivos literarios. Sin embargo, un galardón que apenas había consagrado hasta ayer a cinco latinoamericanos (Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Octavio Paz), a ningún argentino, y a decenas que sólo son recordados por la familia (pero lo que es peor, que son sencillamente pésimos), es inevitablemente proclive a las polémicas. En el caso de Vargas Llosa es un premio merecido, haciendo la salvedad que descreo de casi todas estas distinciones.
Aquellos más jóvenes que no lo leen por cuestiones ideológicas y los que dejaron de hacerlo cuando el peruano se alejó de la revolución cubana tras el Caso Padilla, se lo pierden. Allá ellos, cada cual sabe con qué se entretiene. A pesar de estar en las antípodas ideológicas, Borges escribió palabras conmovedoras a la muerte de Cortázar, que siempre defendía al autor de El aleph cuando lo atacaban en Europa por cuestiones pólíticas. Algunos de los mejores escritores marxistas del mundo hicieron lo mismo cuando falleció el propio Borges, un conservador declarado.
Y aún resuenan las más bellas palabras escritas en memoria de un autor, que son las que redactó Jean Paul Sartre sobre Albert Camus, con quien no se hablaba desde años atrás a consecuencia de la guerra de Argelia. Todo eso en algún momento se olvida y nadie sabrá que ideas profesaban Louis-Ferdinand Céline, Ezra Pound o Pierre Drieu La Rochelle. Uno puede no recordar si Dante era partidario de los Blancos o los Negros en la Florencia del 1300; lo que no olvida es la Divina Comedia. ¿Importa, a esta altura, que durante la guerra civil española Julio Cortázar haya apoyado con entusiasmo al franquismo? No lo creemos.
En cuanto al actual Nobel, lo cierto es que hay pocos autores en lengua española tan versátiles y con obra tan pareja como Vargas Llosa. Al punto que todo listado parcial de sus obras es arbitrario. Entonces, así de arbitrariamente, mencionaremos "La ciudad y los perros", la monumental "Conversación en la catedral", "La guerra del fin del mundo", "Pantaleón y las visitadoras", "El paraíso en la otra esquina". Y eso sin hablar -entre otras obras- de estudios memorables como "Historia de un deicidio" (consagrado a analizar la obra de su viejo amigo y actual enemigo García Márquez), "La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary", o "La tentación de lo imposible". De una forma u otra, sin dejar de apreciar que gracias al Nobel a veces (no siempre) conocemos a algunos buenos autores, el actual nos parece uno de los más justos de los últimos años.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires, al conocerse el fallo de la Academia Sueca. He agregado algún detalle que no desentona con lo escrito, ya que al calor de la redacción rápida - pocos minutos en medio del trajín periodístico-, pasé por alto)
LOS CINCO LATINOAMERICANOS ANTERIORES
GABRIELA MISTRAL (1945)
MIGUEL ANGEL ASTURIAS (1967)
PABLO NERUDA (1971)
GABRIEL GARCIA MARQUEZ (1982)
OCTAVIO PAZ (1990)
Antiguo cuartel del Retiro, circa 1885
El antiguo cuartel del Retiro se
encontraba hasta 1881 en Arenales
entre Maipú y Florida, en la
actual Plaza San Martín.
encontraba hasta 1881 en Arenales
entre Maipú y Florida, en la
actual Plaza San Martín.
Una pastilla y chau romanticismo
Por Humberto Acciarressi
No sólo la literatura: todas las artes descansan en un alto porcentaje en los males de amores, en los desengaños amorosos. A tal punto que suele confundirse el movimiento romántico (filosofía estética, política y revolucionaria del siglo XIX), con lo que popularmente se conoce como romanticismo. A un tipo una lady no le da bolilla, le lleva bombones todos los días, y las vecinas dicen: "Es un romántico". No, doña Rosa: es un salame.
Pero más alla de esas diferencias, de sujetos como ese está lleno el mundo. Todos, alguna vez, hemos padecido estas cuitas del corazón que no hay cardiólogo que cure. Pero ahora llegó el milagro de la mano de los científicos. Gente insensible para quienes el amor es producto de "la serotonina, una monoamina neurotransmisora sintetizada en las neuronas serotoninérgicas en el Sistema Nervioso Central" ¿Cómo?, ¿de qué hablas Willis?, ¿entonces Romeo y Julieta murieron por nada?, ¿Florentino Ariza penó toda su vida sin necesidad? Para la ciencia todo esto se cura de una forma tan prosaica que hasta causa pena: tomándose una pastilla, que justamente circulará primero en Italia, nada menos que la patria de Montescos y Capuletos.
Esa píldora ataca...(bueno, ese conjunto de palabras científicas)..., o sea lo que los especialistas llaman "estrés romántico". Es lamentable. Con gente de este tipo, no hay sentimentalismo que valga. Existe algo de lo que no quedan dudas. Si la ciencia sigue inventando drogas para cualquier cosa (ustedes entienden de qué hablamos), el mundo va camino a convertirse en algo más aburrido que una publicidad de venta televisiva.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
08 octubre 2010
Si sos nena, no hay mimos de mamá
Por Humberto Acciarressi
Una encuesta británica referida a las madres en su relación con los hijos, bien podría justificar decenas de letras de tango y ese curioso vínculo (dejemos de lado el psicoanálisis) entre los varones y la "pobre viejita". Sin embargo, el estudio tiende a la generalización y no se circunscribe a Buenos Aires, patria internacional del dos por cuatro. Entonces, ¿como explicar que el 48% de mujeres consultadas definen a sus hijos como "niños de mamá"?, ¿la viejita de "Un guapo del 900" es más internacional de lo que sospechábamos? No sé. Lo que sí se comprobó es que las madres son más duras con sus hijas que con sus hijos, y que estos -en general- tienen vía libre para que comparados con ellos, Bart Simpson parezca un ñoño.
Las mamis, dice la investigación, son mucho más críticas con las nenas y no les dejan pasar ninguna. Con los nenes, en cambio, mantienen un vínculo especial y logran identificaciones muy cercanas a la de Norman Bates y su madre en "Psicosis". Los chicos son definidos como divertidos, pícaros, juguetones y cariñosos. Las pibas como malhumoradas, complacientes, serias y argumentativas, lo que con el tiempo las convierte en más autocríticas que los varones. Y atenti a las militantes de la igualdad de género, que estas sentencias son de señoras y no de sexistas como Erasmo, que decía que "la mujer es un animal inepto y estúpido". Para esta ciencia difusa, y no por culpa de los varones, la famosa frase "mi mamá me mima" no se hizo para las chicas.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Una encuesta británica referida a las madres en su relación con los hijos, bien podría justificar decenas de letras de tango y ese curioso vínculo (dejemos de lado el psicoanálisis) entre los varones y la "pobre viejita". Sin embargo, el estudio tiende a la generalización y no se circunscribe a Buenos Aires, patria internacional del dos por cuatro. Entonces, ¿como explicar que el 48% de mujeres consultadas definen a sus hijos como "niños de mamá"?, ¿la viejita de "Un guapo del 900" es más internacional de lo que sospechábamos? No sé. Lo que sí se comprobó es que las madres son más duras con sus hijas que con sus hijos, y que estos -en general- tienen vía libre para que comparados con ellos, Bart Simpson parezca un ñoño.
Las mamis, dice la investigación, son mucho más críticas con las nenas y no les dejan pasar ninguna. Con los nenes, en cambio, mantienen un vínculo especial y logran identificaciones muy cercanas a la de Norman Bates y su madre en "Psicosis". Los chicos son definidos como divertidos, pícaros, juguetones y cariñosos. Las pibas como malhumoradas, complacientes, serias y argumentativas, lo que con el tiempo las convierte en más autocríticas que los varones. Y atenti a las militantes de la igualdad de género, que estas sentencias son de señoras y no de sexistas como Erasmo, que decía que "la mujer es un animal inepto y estúpido". Para esta ciencia difusa, y no por culpa de los varones, la famosa frase "mi mamá me mima" no se hizo para las chicas.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
06 octubre 2010
No hagan ruido que no quiero morirme
Por Humberto Acciarressi
Colesterol, fumar, hipertensión, discusiones (serias o absurdas,como por ejemplo lidiar a los gritos si alguien te dice que Arsenal es más grande que River), excesos al comer y una larga lista de vicios y delicias (¿o qué es acaso devorarse con entusiasmo simpsoniano una gran barra de chocolaaaaate?), hacen mal al corazón. Es lamentable pero es así, y son las cosas que hay que evitar si no querés cruzar más temprano que tarde al otro lado. Ahora, un estudio británico dice que el ruido continuo en el trabajo duplica el riesgo de sufrir un infarto (disculpen el paréntesis pero me voy a poner tapones en los oídos)... Ya está. Sigamos.
El asunto es que los investigadores estudiaron a no sé cuántos tipos (pero son muchos), que trabajaban en lugares en los que resultaba difícil hablar si no era a los gritos. Los sujetos, a pesar de estar sanos y no padecer otras dolencias, incrementaron sus posibilidades de sufrir un evento coronario (manera elegante de señalar que estuvieron más cerca del arpa que de la guitarra). Ojo que no hablamos de operarios que trabajan con máquinas de percusión o de quienes lo hacen en el salón de pruebas de un taller de bombos legüeros. No. El estudio habla de oficinas, en los que todo ruido debería tener origen en los gritos al hablar, a la música a todo volumen, o a que 200 personas tipeen en un cuarto de dos por dos y respiren fuerte. Por si las moscas lleva un casco de astronauta al trabajo Y cualquier duda consultá a tu médico.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Disparates en 3D
Por Humberto Acciarressi
Conozco gente que por no usar anteojos no ve un elefante a medio metro y que siempre que pasa cerca de su perro, éste se corre para que no lo pisen por millonésima vez. Otros leen una página de la Biblia a tres cuadras, pero no alcanzan a ver si tienen en la mano el National Geographic o Paparazzi, porque no distinguen a Amalia Granata del río Amazonas. A pesar de esto, vaya a saber uno por qué prejuicio, no quieren usar anteojos. Y eso que ya son casi un símbolo de glamour. El asunto es que el mundo está lleno de chicatos. Y sin embargo, esos mismos son capaces de matar al sobrino para robarle los anteojos para ver 3D e ir al cine a disfrutar Toy Story 3. No importa que le dé propina a otro espectador o se retire del cine rodando por la escalera, ya que durante la película verá en tres dimensiones.
Ahora, los japoneses -que piensan en todo-, le encontraron la vuelta al asunto y los cuasi ciegos ya no entrarán en contradicciones. Porque en breve se venderá un televisor de tres dimensiones que no requiere anteojos especiales. Eso sí, tiene entre 12 y 20 pulgadas, hay que verlo a menos de un metro, y es más caro que pasarse un mes en una isla de la Polinesia. Tres cosas fundamentales que lo convierten en un disparate. Y si tuvieras la plata para comprarlo -que es mucha-, para mirar TV en 3D desde un sillón a dos metros de distancia, necesitarás largavistas. Si no solucionan esos problemas, se trata de una pantalla para masoquistas. Ni más ni menos.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
04 octubre 2010
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