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31 enero 2014
Sid Vicious, a 35 años de su joven muerte
Hace 35 años, el 2 de febrero de 1979, Simon John Ritchie, mundialmente conocido como Sid Vicious, hizo lo que buscaba desde bastante tiempo atrás: se murió joven. Para que se tenga una idea aunque sea somera, el futuro bajista de los Sex Pistols -nacido en Londres- vendía LSD antes de los quince años, lo que no era demasiada novedad, ya que siendo apenas un nene, en Ibiza acompañaba a su madre, Anne McDonald, en la venta callejera de estupefacientes. La mujer, que no era lo que podría llamarse una mamá ejemplar, cuando Sid cumplió los 17 le enseñó a "picarse" con anfetaminas. Para completar el cuadro, Anne lo alentaba a asaltar a jubilados para conseguir dinero para las drogas de ambos.
Atrapado por la música callejera inglesa, en 1975 se enteró de la formación de una banda que tendría una duración efímera y una influencia impresionante: Sex Pistols, en esos momentos formada por Johnny Rotten, Steve Jones, Paul Cook y Glen Matlock. Hay contradicciones sobre si fueron o no los iniciadores del punk inglés, pero lo que puede decirse es que le dieron un impulso impresionante. En febrero de 1977, la partida de Matlock dio pie a la entrada de Sid Vicious, en ese momento de 19 años, quien debutó con la banda el 3 de abril de 1977. Los escándalos protagonizados por los músicos y sus seguidores les cerraron puertas, escenarios y hasta discográficas. En especial por Sid, que según el fotógrafo del grupo, Dennis Morris, era "un tímido", mientras que para Malcolm McLaren, mánager del grupo, "si Rotten era la voz del punk, Vicious era la actitud".
A fines del año de su debut como músico, Sid conoció a Nancy Spungen, una groupie que, entre otros, seguía a The Ramones y a Aerosmith. Stripper, prostituta y drogadicta, la chica comenzó a salir con el bajista de los Pistols. Fue una relación que duró menos de un año, aunque pareció un siglo. Yoko Ono fue históricamente acusada de separar a los Beatles, pero ella siguió haciendo música con Lennon y lo llevó por mejores caminos, según las propias palabras de John. Nancy, en cambio, cuando los Pistols se dijeron adiós por su culpa durante la gira por Estados Unidos, lo único que hizo fue encerrarse en una pieza del Chelsea, de Nueva York, para consumir cada vez más heroína.
El 12 de octubre de 1978 algo pasó en el cuarto del célebre hotel. Sea lo que fuere, el episodio culminó con Spungen desangrada tras ser apuñalada con un cuchillo en el estómago y Sid preso por asesinato. Su fianza fue pagada por el sello Virgin Records (que aspiraba reunir a los Pistols para abonarle al abogado que lo defendería en el juicio). Para celebrar su momentánea liberación se llevó a cabo una fiesta el 2 de febrero de 1979. El bajista había hecho una terapia de rehabilitación, pero se cuenta que, eufórico, le pidió heroína a su nueva novia, Michelle Robinson. Esta, con buen criterio, se negó. Y otra vez apareció la madre de Sid, la drogona Anne, quien le inyectó a su hijo una dosis para matar a dos personas. Sólo lo mató a él, que tenía 21 años y hoy es una leyenda.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
30 enero 2014
Cine con picnic en Parque Avellaneda
Por Humberto Acciarressi
Este viernes, como siempre a las 21 y el mismo día de la semana, en el Playón del Antiguo Tambo del Complejo Cultural Chacra de los Remedios, en el Parque Avellaneda, se presenta otra función del ciclo Picnic en el Playón, en el marco de Cine El Plata Itinerante. De esta manera, la Dirección General de Museos porteña prosigue con sus encuentros bajo las estrellas, mientras se disfruta en familia una buena película gratuitamente. El ciclo arrancó la semana pasada con "P3ND3JO5", de Raúl Perrone, que obtuvo el premio al mejor director del Bafici 2013 con esta obra, además de varios galardones internacionales. La película es un hipnótico musical, con fantasmas y jóvenes skaters, una cumbiópera en tres actos y un epílogo. Y ahora sigue con "Imágenes paganas", de Sergio Cucho Costantini.
La obra que se pasará este viernes, que lleva el título de una canción icónica de Virus -una de las bandas que inició la era de la new wave argentina- y aborda la vida del malogrado Federico Moura, reivindica el lugar que ocupó el grupo platense en la escena musical de los años 80, que excedió con su estética los límites del rock y aún todavía es una fuente de conocimiento del pop art. Así saltamos al 7 de febrero, cuando bajo las estrelllas se exhiba "Mar del Plata", la película debut de Ionathan Klaiman y Sebastián Dietsch, que trata del viaje a la ciudad atlántica de dos amigos por un lado y una pareja por el otro, lo que da inicio a una serie de eventos en tono de comedia.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
Virginia Lago y las cargadas en Twitter
La red social Twitter -está largamente comprobado- puede servir para varias cosas. La transmisión de noticias con la rapidez del rayo, el comentario de todo tipo de acontecimientos desde los culturales a los políticos, el compartir con seguidores y quienes no lo son, los más variados gustos musicales. Imposible hacer una lista que va desde la seriedad más contundente hasta la frivolidad más absurda, pasando por la amabilidad general. Y muchas veces como campo donde se batalla por ideas políticas, por un River-Boca, por la cotización del dólar y por lo que se te ocurra. Ahora, en los últimos días, retornó una andanada de burlas en contra de la actriz Virginia Lago (no "Virginia Lagos", como se denomina el hashtag y creen los bobos que abundan).
Lo que ignoran los que se orinan en los pantalones con entelequias como Justin Bieber o con los mediáticos de la farándula argentina -esos que no conocen un teatro por dentro y que saben del cine argentino lo que una campesina del Africa meriodional sobre las librerías de la calle Corrientes- es que esa mujer de quien se burlan es una de las más destacadas y serias actrices dramáticas del país, que ha ganado decenas de importantes premios por su labor en los escenarios teatrales y en la televisión local en series exportadas a gran parte del mundo.Una señora actriz con todas las letras de quien sus colegas saben que jamás la plata le quito el sueño (se compró su casa con su marido, el actor Héctor Gióvine, hace menos de quince años) y sí el trabajar como pocas desde los quince años, cuando ganó un concurso televisivo, y a los 17 tuvo un papel destacadísimo en la obra "Pigmalión", de George Bernard Shaw. La propia Virginia Lago ha señalado, acertadamente, que "la mayoría sólo conoce a los actores y artistas que trabajan en la tele, al teatro no van nunca, y deberían hacerlo". Como se advierte, la actriz también le pide peras al olmo.
A diferencia de quienes se graban entre ellos videos pornográficos y después se quejan de que un hacker se los roba y los sube en redes sociales, Virginia Lago fue dirigida en cine por los más notables de la Argentina, desde Lautaro Murúa y Hugo del Carril, hasta Rodolfo Kuhn, Bebe Camin, María Herminia Avellaneda o Santiago Carlos Oves, por mencionar apenas a algunos. Y por su pasión sin límites, es decir el teatro, se subió al escenario no para hacer pavadas mediáticas, sino piezas de Pedro Orgambide, Ricardo Halac, Roberto "Tito" Cossa, Federico García Lorca, Griselda Gambaro, Antón Chejov, Ibsen, o trabajando textos de grandes creadores como Jorge Luis Borges. No hay que aclarar que también ha dirigido obras de María Elena Walsh, Raquel Diana, Beth Henley y hasta una gran adaptación de Daniel De Foe ("Robinson Crusoe...el mar"). En fin, sólo queda añadir que las burlas desmesuradas a una persona con esta trayectoria, habla peor de una sociedad que del medio que se utiliza. Cuando los incultos ocupan el lugar principal, un país queda al borde del abismo. Es casi una ley física.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
28 enero 2014
El Papa Francisco disfrazado de Superman
La Santa Sede se pone al día con la tecnología. Y lo hace con los códigos de la web 2.0, incluyendo el humor. En este sentido, el Vaticano ha compartido a través de su cuenta en twitter la foto de un graffiti que muestra al Papa Francisco disfrazado de Superman. La pintada se encuentra en un muro de Roma y en ella puede verse al pontífice volando, vestido de blanco, en la famosa pose del superhéroe. Tiene el puño en alto y en la mano lleva un maletín donde puede leerse, en español, la palabra "Valores". Que si son los del Vaticano, mucho no me interesan.
The Monkees, un chiste de la década del 60
Hacia 1966, cuando los Beatles y los Rolling Stones causaban furor en el mundo, en los Estados Unidos se la veían en figurillas para meter un grupo de rock y/o pop en la escena internacional. Los solistas y bandas inglesas le sacaban varios cuerpos de distancia y ejemplos como The Doors (que recién aparecían y se limitaban a Los Angeles) no servían a los fines de la industria musical. Fue en ese marco cuando el productor Donald Kirshner juntó a un grupo de compositores para que le hicieran canciones pegadizas e hizo que las cantaran los integrantes de un grupo, The Monkees, que había sido creado para acompañar un programa del mismo nombre, luego de una selección de más de 500 jóvenes. Los cuatro que había quedado fueron Michael Nesmith, Dany Jones, Micky Dolenz y Peter Tork.
Este cuarteto, que pretendía sustituir a los Beatles en el gusto de la gente, fue uno de los chistes más malos de la década del sesenta. Por entonces y con posterioridad, se ha dicho que los integrantes del grupo ni tocaban sus instrumentos en sus presentaciones en vivo, y que otros lo hacían por ellos en las grabaciones. La verdad es que The Monkees logró meter varios éxitos. Eran el hazmerreir de todo el mundo, en una época en que nacían las grandes superbandas y, además de Beatles o Stones, nombres como Pink Floyd o Led Zeppelin acaparaban la atención de los rockeros del planeta. Incluso Nesmith (que luego fue uno de los precursores del country rock ) abandonó el grupo al comprender -según sus propias palabras - que apenas eran un producto comercial. Peter Tork opinaba lo mismo.
Curiosamente, cuando se habla de la década del sesenta, aparece el nombre de The Monkees, si bien gracias a canciones de Neil Diamond, Neil Sedaka, Carole King o Bobby Hart, que eran algunos de quienes componían a pedido de Kirshner. Una anécdota muy sabrosa es que durante una gira que realizaron en 1967 llevaron a un telonero que con el tiempo se iba a convertir en un mito: Jimi Hendrix. A diferencia de los Beatles, fracasaron olímpicamente en el cine con la película "Head". Hay dos cosas muy extrañas en esta historia: la primera, que los músicos yanquis editaron casi una docena de discos, lo que da cuenta del poder del dinero. Y la otra es que a pesar de la muerte de Davy Jones, el grupo aparentemente sigue activo. Todo muy raro en torno a esta banda que fue el gran chiste de la música de los años sesenta.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
26 enero 2014
Unas palabras por el "Año Cortázar"
En una oportunidad escribimos que, curiosamente, Julio Cortázar no está vinculado a la Argentina por los únicos datos ineludibles en la vida de un hombre: nacimiento y muerte. Por un azar diplomático nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, y por elección falleció en el parisino Montparnasse setenta años más tarde, el 12 de febrero de 1984. Sin embargo, como su admirado Gardel -nacido en Francia, muerto en Medellín-, el escritor fue argentino hasta los huesos. En su variada literatura se perciben los sabores infantiles de Banfield, su adolescencia en Buenos Aires, y la entrada en la madurez de Chivilcoy y Bolívar. En “Bestiario”, “Rayuela”, “Historias de Cronopios y de famas”, “Todos los fuegos, el fuego” y un sinfín de otros libros, ensayos y poesías, no hizo más que aportar novedades al castellano, al "argentino", que jamás abandonó.
García Márquez, que lo recordó como “el argentino que se hizo querer de todos”, evocó su voz de órgano de erres arrastradas (que registran algunos discos y pocos documentales), hablando de jazz durante horas ante él y Carlos Fuentes, boquiabiertos y azorados por los conocimientos del amigo. Es verdad que Osvaldo Soriano escribió que “si Arlt y Borges habían dado vida a la literatura argentina, Cortázar le agregó alegría”, pero éste no se tomaba en serio. “Me consideraré hasta mi muerte - reveló en una ocasión- un aficionado, un tipo que escribe porque le da la gana, porque le gusta". Borges, que no era amigo de regalar elogios, le había publicado su primer cuento, ”Casa tomada”, en una revista casi secreta y prestigiosa. Cortázar lo admiraba y lo defendía con cariño cuando el autor de “El aleph” era criticado por sus ideas. Borges, que nunca estuvo al tanto de esto, escribió en aquel febrero triste, una bella página recordando a aquel “muchacho muy alto” a quien le había dado la alegría de ver su primer cuento en letras de molde.
Es curioso el llamado "ser argentino": los dos más grandes escritores vernáculos del siglo XX murieron y descansan en suelo extranjero. Cuando a fines de noviembre de 1983 Cortázar sintió que ya no podía contra la leucemia, retornó por ocho días al país. Nadie lo esperaba cuando bajó del avión, casi de incógnito. A unos metros, el periodismo se abalanzaba sobre Casildo Herreras, el sindicalista peronista del patético “Yo me borré”, que bajaba del mismo avión. Cortázar, tímido y modesto, pasó y paseó inadvertido por el puerto, se sentó en Plaza San Martín, visitó a la madre y a la hermana. Mientras caminaba por la avenida Corrientes, una chica le acercó una flores. Más tarde, sentado en un bar junto a Carlos Gabetta y al periodista de Le Monde Jacques Deprés, les pidió emocionado: “Huelan esto, jazmines del país. Con esta fragancia no existen en ninguna parte”.
Silenciosamente, como deben ser las verdaderas despedidas, Cortázar se fue con la promesa de volver en marzo. No pudo: el 12 de febrero de 1984, una humilde procesión encabezada por Aurora Bernárdez, su primera esposa, lo acompañó hasta el cementerio de Montparnasse. Allí descansa junto a Carol Dunlop, su última compañera, en la vecindad de Charles Baudelaire y de Guy de Maupassant. Ahora, por su nacimiento y por su muerte, la Ciudad de Buenos Aires y varias de otros países americanos y europeos, celebran el Año Cortázar con conferencias, mesas redondas, ediciones de libros, puestas teatrales y proyecciones sobre las películas que inspiró con su obra. La Argentina, con varios premios Nobel, suele indignarse porque el galardón no le fue otorgado a Borges, que por cierto lo merecía. Lo increíble es que haya pocos que se pregunten cómo es posible que los suecos no se lo hayan concedido a Cortázar. Aunque esto sea apenas una anécdota sin demasiada importancia.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
La Fernández Fierro, de Sydney al Konex
Por Humberto Acciarressi
Para la Orquesta Típica Fernández Fierro este es un año especial. La agrupación de doce músicos más cantante cumple trece años ininterrumpidos en los que revolucionaron la escena tanguera, además de subir a escenarios internacionales en los que la música de la porteñidad está generalmente vedada, como el Roskilde Festival, de Dinamarca, donde en 2012 tocaron junto a The Cure, Lou Reed y Björk, entre otros. En estos años, la OTFF se convirtió en un referente de las nuevas generaciones, aunque no sólo por su propuesta musical y estética. La misma se trata de un proyecto cooperativo de trabajo que implica la edición independiente de sus discos, partituras, DVDs, gestión de su radio (Radio CAFF), y la administración de su propio club de conciertos, el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 764), que cumple una década. La orquesta acaba de regresar de Australia, en donde tocaron en el Sydney Festival 2014. Del impacto musical dieron cuenta los diarios australianos. Pero la gira tuvo otra mirada, más divertida, con un anclaje en el día a día. Veamos.
Uno de los cuatro bandoneones de la OTFF, aquel a quien todos conocen como "El Ministro" y es uno de los fundadores de la agrupación, nos hizo él mismo la crónica del viaje a la patria de los canguros y del surf, donde fueron invitados al prestigioso Festival de Sydney. Y su narración dice así: "Tras un vuelo interminable de 15 horas y que cruza el Polo Sur, llegamos a la modernísima Sydney, con clima similar al de Baires ya que compartimos la misma línea del Ecuador pero con una diferencia de 14 horas (lo que repercutió notoriamente en nuestros cuerpos). Pero el largo trip valió la pena: Sydney nos recibió con sus majestuosos edificios victorianos (o más bien, copia de los victorianos porque en general son del siglo XIX), sus soberbios rascacielos, el bello teatro Opera House, el interminable puente Sydney Harbour Bridge, el fascinante Royal Botanic Garden con sus especies de todo el mundo y sus increíbles archipiélagos. De allí volamos a Melbourne, 44 grados de calor pero con luz, donde tocamos en el Forum Theatre, teatro barroco neoclásico rarísimo, lleno de estatuas alrededor de las cuales se armó flor de milonga que culminó con nuestro show, con la sala aplaudiendo de pie y más de un argentino exiliado emocionado hasta las lágrimas". Hasta aquí, un relato impecable.
Pero sigue El Ministro con su crónica: "Como las canchas donde se jugaba el Australia Open estaban justo enfrente, algunos músicos aprovecharon y fueron a ver a Del Potro, quien no tuvo una noche tan espléndida como nosotros. Al otro día salimos en vuelo corto hacia Hobart, Tasmania, la isla de la isla, reserva natural que tiene uno de los aires más puros del planeta. Allí hay un Museo de Arte Viejo y Moderno (Museum of Old and Modern Art, Moma) que organiza un festival con música, teatro, performances, comidas, fiestas. Una locura de gente. Tocamos ante 2.000 personas en un estadio muy similar al Luna Park. El chiste interno fue que hicimos nuestro primer Luna en Tasmania. De allí, de vuelta a Sydney, la ciudad donde es ley tener dos descargas de inodoro, una corta y una extensa, donde tocamos en el Town Hall (elegantísimo palacio de la intendencia de la ciudad) y en Parramatta, en una sala tipo cabaret de un elegante barrio de las afueras, tipo Pilar. Hicimos todo tipo de shows, y fuimos recibidos con respeto y calidez, a veces con euforia, como si el público comprendiera las densas letras de los tangos nuevos que hacemos. Y en nuestro día libre nos dimos el gusto de tomarnos un ferry para ir a bucear a la Playa de Manly, reserva marítima mundial y sede de la olimpíadas de surf: un paraíso lleno de especies marinas y surfistas. Lo que se dice, un viaje inolvidable".
No todos tienen la suerte de tener la crónica de un viaje de mano de uno de los propios músicos. Nosotros la aprovechamos y anunciamos, además, que la "Fernández Fierro" no descansa. Ya en nuestros pagos se estará presentando en el Parador Konex, de la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), el viernes 31 de enero a las 21, donde ejecutará -entre otros- los temas de su último disco (que contó con la colaboración de Tito Fargo y Walter Chacón), "Tan idiotas como siempre". Naturalmente no se descarta que hagan canciones de su vasta trayectoria, iniciada allá lejos con "Envasado en origen". Entonces se desarrollará un nuevo capítulo de este viaje musical que ya tiene trece años.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
El retorno de las Viudas e Hijas de Roque Enroll
Con el fin de la dictadura, en 1984, el rock argentino que había estado empujando desde la retaguardia cultural, abarcando un espectro que iba desde Charly García hasta Los Violadores, comenzó a abrir una puerta a la alegría más desenfrenada, a ese toque de humor que ponía una cuña en la melancolía de otros intérpretes. En 1982 se habían conocido Pipo Cipolatti y Daniel Melingo, que venía de tocar con Milton Nascimento y paralelamente ejecutaba el saxo y el clarinete en Los Abuelos de la Nada, y juntos formaron Los Twist, cuyo primer disco, "La dicha en movimiento", fue producido por un entusiasmado Charly. Fabiana Cantilo (luego reemplazada por Hilda Lizarazu), Gonzalo Palacios, Eduardo Cano, el fallecido Polo Corbella y otros músicos ocasionales formaban parte de ese grupo que tenía como estandarte el humor.
En ese mismo año, Maria Gabriela Epumer y Claudia Sinesi estaban tocando en Rouge, una banda de covers que murió cuando la Argentina entró en guerra con Inglaterra por las Islas Malvinas, lo que motivó un parate de las dos chicas, quienes siguieron componiendo sin animarse demasiado a largarse con sus temas. Así aparecieron la "otra" Claudia, Ruffinatti, y Mavi Díaz. A ellas se les sumaron Marcelo Huertas en los teclados y Rolo Rossini en la batería. Así fue como se formó Viudas e Hijas de Roque Enrroll, nombre inspirado en un antiguo tema de Rita Lee, "Esse Tal de Roque Enrow".
Temas emblemáticos de la época como "Potpourri (Olla podrida)", "Bombacha-cha-cha", "Te encargo mi Modernidad" y "Bikini a lunares, amarillo, diminuto, justo justo" integraron el primer disco, editado en 1984, hace treinta años, con el mismo nombre de la banda. Más tarde llegarían la fenomenal segunda placa, "Ciudad Catrúnica", y "Vale cuatro", con el que cerraron la primera época del grupo. Las Viudas retornaron en 1990, pero con Mavi Díaz con un pie en Europa, y un lustro más tarde editaron "Telón de Crep", en vivo en The Roxy. Un par de álbumes recopilatorios, uno de ellos ya entrado el siglo actual, completan la discografía de este grupo singular, divertido e integrado por artistas de gran talento. Ahora vuelven a reunirse para celebrar los 30 años del primer disco (estuvieron junto a Natalia Oreiro cantando "Lollypop" en la telenovela "Solamente vos"), pero ya no está María Gabriela, fallecida de un edema pulmonar en 2003, muerte por la que hay una causa judicial abierta por mala praxis. A pesar de esa baja tremenda, las Viudas ya anunciaron que durante todo 2014 estarán de festejo. Y hacen bien, ya que se lo merecen.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
22 enero 2014
"1984" en el aniversario de la muerte de Orwell
Se cumple un nuevo aniversario de la muerte de George Orwell, ocurrida el 21 de enero de 1950, en una Londres que se recuperaba de las heridas de la Segunda Guerra Mundial. Otro día para recordar a quien legó a la posteridad -al margen de sus otros libros - dos obras icónicas de la distopía: "1984 y "Rebelión en la granja". Claro que para llegar a eso, antes habían sucedido interesantes experimentos literarios: la isla de maravilla imaginada por Tomás Moro en "Utopía", el "Heptaplomeres" de Jean Bodin, la "Ciudad del sol" de Tomás Campanella, los "Viajes por Icaria" de Esteban Cabet, por mencionar algunos paraísos soñados. Claro que todos habían escrito antes del siglo XX y de la noción positivista de encontrarse al borde del abismo.
Fue entonces cuando autores como Herbert Wells -"La máquina del tiempo" es un ejemplo- comenzaron a peguntarse si era posible sobrevivir en un mundo deshumanizado. Aldous Huxley con "Un mundo feliz" y "Ciego en Gaza" fustigó, en el lapso entre guerras, el culto desmedido por la técnica. Hay muchos ejemplos que vinieron a caballo de las obras maestras de la ciencia-ficción. Sin embargo, el 13 de julio de 1949, a cuatro años de la bomba atómica sobre Hiroshima, los campos de concentración nazis y el inicio de la expansión stanilista, apareció "1984" de George Orwell.La lectura de ese libro es -diría- indispensable. Lo mismo que la magnífica adaptación cinematográfica con John Hurt, Richard Burton y Suzanna Hamilton, dirigidos por Michael Radford.
Se advertirá que la excusa del aniversario de la muerte de Orwell viene al dedillo para abordar su obra cumbre. Y en rigor sobran los motivos para eso, y hasta aventuraría que cada vez más. Para que se tenga una idea, en la novela icónica de la distopía se contabilizan 137 previsiones sobre métodos excepcionales de gobierno, obviamente autoritarios y/o totalitarios. Cuando se llegó al 1984 real (que Orwell puso al alcance de la mano, ya que no imaginó un futuro de un millar de años), de esas siniestras previsiones se habían cumplido un centenar, en gobiernos de toda índole. El libro de Orwell es la anti utopía perfecta, en la que no cabe ni un vestigio de esperanza: el autor se encargó de tirar todas las llaves. Si Oscar Wilde postulaba que la realidad imita al arte, el caso de "1984" es paradigmático. Aunque en rigor sepamos que ambos interactúan y que hay creadores que, con el anticipo de una era, pueden hacer enciclopedias. El autor inglés es un ejemplo.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
El hombre que le puso color a la psicodelia
En la casi fantasmal Detroit, la ciudad estadounidense que se hunde lentamente con sus fábricas abandonadas y sus galerías desérticas, acaba de morir Gary Grimshaw, el artista que le puso color y diseño a la psicodelia de las grandes bandas, en sus recordados afiches de conciertos y anuncios de lanzamientos de discos. Ron Tyner, vocalista de aquel grupo mítico, MC5, que hacía una especie de protopunk, recuerda que a mediados de la década del 60, Grimshaw comenzó a aplicar su talento en la sala de conciertos Grande Ballroom, de donde pasó de ser el mejor artista del barrio a uno de los más destacados de los Estados Unidos. Fanático de los beatniks y de John Coltrane, aplicó su paleta multicolor a anunciar recitales de bandas como Led Zeppelin, Pink Floyd, Cream, los Doors, The Who, Iggy Pop (hizo, además, la tapa del disco "Instinct"), los Yardbirds o la Jimi Hendrix Experience.
Resulta curioso y un tanto injusto que los ojos recuerden aquellas obras de arte llevadas al papel transitorio, que apenas duraban unos días en las paredes o los teatros, y la memoria no tenga presente hasta su muerte al que los produjo. Ya sea en Detroit como en San Francisco, en la era de la psicodelia batallaba contra los crímenes de la época, como la Guerra de Vietnam, lo que no le impidió ser alistado en un portaviones, con lo que evitó ir al sudeste asiático. Incluso a bordo del buque desde donde salían los aviones con su cargamento de muerte, él diseñaba carteles en papeles y cartones que encontraba tirados en los camarotes. No duró mucho. Lo dieron de baja y pasó a integrar el Partido Pantera Blanca, de ultra izquierda, camarada de los Panteras Negras, ambos frutos de la contracultura de la época.
Pasados los años de la psicodelia, Grimshaw no se desvinculó de sus viejos amigos y se mantuvo en creación permanente. Sus espectáculos de luces en la costa oeste de los Estados Unidos son recordados por sus contemporáneos, así como los trabajos que encaró con otros artistas de gran relevancia. El Detroit Free Press lo ubicó entre los cien mejores creadores de Michigan del siglo XX, mientras él dedicaba su arte a las nuevas camadas, entre ellos Beck o The White Stripes. En el 2008 le diagnosticaron un cáncer de cerebro, lo que no le impidió trabajar y editar junto al fotógrafo Leni Sinclair el libro "Detroit Rocks! A Pictorial History of Motor City Rock and Roll 1965-1975" en el 2012. Ahora acaba de morir en esa ciudad caída en desgracia, acompañado de sus amigos más íntimos y apenas recordado por las jóvenes generaciones.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
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