Antes que nada debe aclararse que Ydessa Hendeles, canadiense por elección aunque nacida en Alemania, es mucho más que una curadora de museos, filántropa y artista destacada. Es una de las más importantes promotoras del arte, como por ejemplo de la obra del pionero de la fotografía Eadweard Muybridge (1830-1904) y la escultora Louise Bourgeois (1911-2010), por mencionar apenas dos notables. No es casual que la célebre revista ARTnews la haya calificado entre "las 50 personas más influyentes del mundo del arte". Una de las obras de esta difusora artística es singularmente maravillosa: entre 1999 y 2001, Hendeles buscó y encontró en sitios como eBay casi tres mil fotos de gente muy diversa de todas las épocas con ositos de peluche, en tomas provenientes de colecciones personales y álbumes familiares.
Valga una digresión. En 1902, una caricatura aparecida en el Washington Post mostraba al presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt negándose a dispararle a un oso en una cacería organizada por alguno de sus asesores con fines propagandísticos. A los pocos meses, dada la difusión del episodio y en alusión al sobrenombre del gobernante, se fabricó el primer osito de peluche con el nombre "Teddy Bear" (Oso Teddy). Desde entonces hasta la actualidad, el juguete se expandió por millones a lo largo, lo ancho y en los rincones más insólitos del mundo. Y, como resulta natural, nacido poco tiempo después que la fotografía, los ositos de peluche comenzaron a multiplicarse en las tomas familiares, aunque en ocasiones no sólo en ellas. Con ese material fotográfico rescatado del olvido y el anonimato, además de gran cantidad de ositos (algunos en triste estado de conservación), Hendeles presentó primero en su fundación en Toronto y luego en prestigiosos museos y bienales del mundo, su obra Partners (The Teddy Bear Project).
Basándose en este trabajo monumental, la directora belga de cine Agnès Varda (1928-2019), en uno de sus espectaculares y poéticos cortometrajes, "Ydessa, the bears and etc" de 2003, se ocupó de esta curiosa, simpática e importante colección de Hendeles. Naturalmente, como ya señalamos, esta artista y curadora de exposiciones no se agota ni mucho menos en este trabajo (también reflejado en libros). Si, en esta oportunidad, por las múltiples interpretaciones que se desprenden de un peluche producido en masa desde hace más de un siglo, y que ha estado en casamientos, en guerras, en selvas y montañas, en los sitios más insólitos, y en centenares de escenarios al margen del obvio cuarto de juguetes de los chicos. Y finalmente, lo que no es poco, la verificación de cómo un hecho cotidiano, casi vulgar, puede convertirse en material de museo, susceptible de ser considerado arte.
(Publicado en "El espectador de la cultura", de Buenos Aires)
YDESSA HENDELES EN EL DOCUMENTAL DE AGNES VARDA |
DEL CATALOGO ALEMAN DE LA EXPOSICION DE MUNICH DE 2002 |