Páginas
- EL DIRECTOR
- PAGINA PRINCIPAL
- ARTICULOS
- Afiches
- Afiches de cine
- Argentina
- Artes
- Buenos Aires
- Barrios
- Bélicas
- Bizarro
- Cine
- Circo
- Comics
- Fotografos
- Gastronomía
- Gifs
- Ilustraciones
- Inventos
- Juegos
- Libros
- Literatura
- Medicina
- Moda
- Museos
- Música
- Periodismo
- Poesias
- Policiales
- Publicidad
- Records
- Redes sociales
- Revistas
- River Plate
- Robots
- Teatro
- Television
- The Beatles
- Tragedias
- Transportes
- Universo
- Urbanismo
- Zoologia
31 julio 2014
A 35 años de la muerte del teórico del Mayo Francés
Por Humberto Acciarressi
Acaban de cumplirse 35 años de la muerte de Herbert Marcuse, a quien se podría calificar como el primer filósofo mediático de la historia, al punto que tuvo prestigio en vida -cosa que a los pensadores suele llegarle póstumamente- y dinero -algo que casi nunca llega-. A mediados de 1979 viajó a la entonces Alemania Federal, donde iba a ofrecer una conferencia titulada "Progreso y profundidad". En la noche del 29 de julio, un ataque cardíaco lo dejó fuera de las polémicas humanas en un hospital de las afueras de Munich. Ya había transcurrido una década del Mayo Francés, los diarios se ocupaban un poco menos de él, y los marxistas lo miraban de soslayo porque se había metido con el dogma. Pero seguía siendo un adversario temible por su ironía, su sarcasmo y, en ocasiones, por su cólera.
En 1964, Marcuse había publicado "El hombre unidimensional", su obra más leída. En ella sostenía que todos los caminos del capitalismo americano conducen a una sociedad cerrada, en el sentido que disciplina e integra todas las dimensiones de la existencia, sea ésta pública o privada. En las mismas páginas advertía contra "las relaciones libidinosas con la mercancía, con los artefactos motorizados agresivos", y destacaba el papel de los jóvenes en la lucha "contra la sociedad opulenta". No fue de extrañar que se convirtiera por ese libro y por los que lo siguieron, en el teórico más importante del Mayo Francés y de las revueltas estudiantiles que inseminaron la década del 60 en Europa y en América.
Combinando a Freud (por esos días, Erich Fromm definía la psicología como "el Talón de Aquiles del marxismo"), Marx y Hegel, Marcuse diseñó un pensamiento que en lo político devino en una postura enfrentada a cualquier forma de gobierno conocida. Antiburócrata convencido, el sistema soviético también cayó en las redes de su análisis por momentos contradictorio. No llama la atención que de todos los sectores, por ese entonces férreamente dogmáticos, le llovieran críticas feroces. Pocos pensadores han tenido tantos apologistas y detractores. Su obra más célebre - a la que se sumaron "Eros y civilización", "El marxismo soviético" y "Razón y revolución", entre otras- estaba llamada a trazar una curiosa parábola. Escrita en el silencio de su estudio y sin demasiadas aspiraciones a la popularidad, casi sin que nadie le conociera la cara, hizo que a su autor se lo incorporara a escala planetaria en el panteón de los luchadores contra el imperialismo.
El Mayo Francés fue una tormenta para el gobierno de De Gaulle, pero en términos históricos fue apenas una brisa. Menos de un lustro después no quedaba nada de aquellas revueltas, en gran parte inspiradas en las ideas de Marcuse. Del bello lema "La imaginación al poder" sólo quedaban los ecos, y la "Nueva izquierda" surgida al amparo de las barricadas no llegó ni siquiera a convertirse en una alternativa dentro del sistema democrático. En 1974, Marcuse reconoció que los estudiantes franceses no supieron organizarse ni para luchar ni para permanecer en el poder, y que los movimientos contraculturales que surgieron se diluyeron en salidas individuales y en la adoración fetichista del marxismo. Así siguió hasta su muerte. Polemizando con todos como un Quijote del intelecto profundo. Hoy -lamentablemente- casi nadie lo lee.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
Al Guinness por sus tatuajes de Homero Simpson
Un muchacho de 27 años debe ser el mayor fan de Homero Simposon del mundo, por lo que demuestran los 41 tatuajes del famoso personaje amarillo que se ha hecho por todo el cuerpo. Lee Weir, nacido en Nueva Zelanda, tiene una relación bastante peculiar con la exitosa serie creada por Matt Groening. De pequeño, asegura que su padre no le dejaba verla porque creía que el contenido era inapropiado para su edad. A pesar de la prohibición, el tipo terminó convirtiéndose en un adicto del programa. Al punto que su obsesión lo llevó a entrar en el Libro Guinness de los Récords por ser la persona con más tatuajes de Homero en todo el mundo.
30 julio 2014
Subastan una botella tirada al mar en 1913
Nicolás Maduro sigue hablando con el pajarito
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, retomó sus diálogos con "el pajarito", que en su momento manifestó que se trataba de Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo de 2013. En esta oportunidad, el mandatario comunicó que el ave le contó que el caudillo muerto está "feliz y lleno de amor". Concretamente dijo: "Les voy a confesar que se me acercó un pajarito, otra vez se me acercó y me dijo (...) que el comandante (Chávez) está feliz y lleno de amor de la lealtad de su pueblo". Si Maduro no está loco, le pega en un palo.
El Duce y su amante van a la muerte en un Alfa Romeo
En el Alfa Romeo con chapa española que subía el camino que bordea el Lago de Como, una mujer iba al encuentro de la muerte. Claretta Petacci, la amante de Benito Mussolini, viajaba -bajo una lluvia ligera - en una caravana de diez autos que habían dejado Milán el 25 de abril de 1945. Junto a esta aristócrata romana estaba el antaño poderoso Duce, dueño de hombres y haciendas durante dos décadas, destituido y encarcelado por el rey Víctor Manuel dos años atrás; rescatado más tarde y luego abandonado por sus aliados alemanes. En el grupo que ahora huía había, además, unos pocos camisas negras. Se dice que los viajeros esperaban encontrarse, en un punto del camino, con unos tres mil fascistas dispuestos a todo. Ni siquiera uno fue a la cita. En el poder, los partidarios de quienes se llevan por delante instituciones y personas, suelen alardear y prometer cosas que nunca cumplen.
En la mañana del 27, el grupo reanudó la marcha hacia el norte, rumbo a Suiza. Unos días atrás, Mussolini le había escrito -con lápiz azul y firmada en rojo- una carta a su esposa Rachele. Allí le aconsejaba: "Trata de llegar a la frontera suiza con los chicos. Alli comenzarán una vida nueva... Si eso no resulta preséntense a los Aliados. Quizás ellos sean más generosos que los italianos". Pero ahora, Mussolini estaba más preocupado por su propia salvación. La comitiva se unió a un convoy alemán, y el ex Duce, disfrazado de soldado, se sentó en el furgón de uno de los camiones. Unos kilómetros más adelante, en la aldea de Dongo, los paró un control de la Resistencia, hubo un intercambio de disparos y la rápida rendición del soldado alemán que estaba a cargo de la huída.
Urbano Lazzaro tenía 18 años y era conocido entre sus compañeros de lucha como Bill. El estaba al mando de los guerrilleros comunistas. Cuando uno de sus hombres, Giussepe Negri, reconoció a Mussolini, lo hizo bajar del vehículo, lo registró y lo detuvo. La cuestión no fue sencilla para los partisanos: unos quería fusilarlo allí mismo, otros entregarlo a los Aliados. El 28 de abril se resolvió el asunto a favor de los primeros. Walter Audicio, cuyo nombre de guerra era "Coronel Valerio", ejecutó personalmente a Mussolini y a su amante a las 16.10. Antes de los disparos, los partisanos recibieron una patética propuesta del ex dictador: si lo dejaban vivir, él levantaría un imperio para ellos. Los captores no lo podían creer. Lo fusilaron. Un rato más tarde, los cuerpos acribillados del tirano, su amante y un grupo de fascistas fueron subidos a un camión y trasladados a Milán. Las imágenes del último acto los registra colgando boca abajo, en la Plaza del Loreto.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
29 julio 2014
El pintor frustrado que quiso dominar el mundo
Neurótico e introvertido, molesto por el bullicio, el joven bajó del tren y echó una mirada a su alrededor. Corrían los primeros días de 1907 y Adolf Hitler llegaba a Viena con el peso de una de sus primeras obsesiones: aprobar el examen de ingreso a la Academia de Bellas Artes. Desde tiempo atrás vivía con la esperanza de convertirse en un gran pintor, de ser considerado entre los mejores artistas de un siglo que comenzaba a transcurrir abrigado de promesas. Apenas unos días más tarde, los profesores que examinaron los trabajos dieron su lacónica opinión sobre las condiciones del aspirante: "Resultados insuficientes, ejercicios de dibujo no satisfactorios". Con el ego lastimado y un entusiasmo menos admirable que patético, un año después dio otra prueba. Los maestros de la academia ni siquiera lo dejaron concluir el examen. Ninguno de ellos pudo imaginar cómo iba a repercutir en la historia del siglo XX esa descalificación tan rotunda.
Treinta años más tarde, aquel joven desairado en Viena ya se había convertido en el dueño de la vida y de la muerte de todos los alemanes, y en su mente afiebrada latía el sueño de una Europa a sus pies. No debieron ser muchos los que intuyeron la lejana frustración del líder cuando, el 19 de julio de 1937, inauguró en Munich la exposición "Arte degenerado". En ella, bajo la mirada marcial de los SS, se exhibieron 650 obras pertenecientes a 112 artistas de las escuelas cubista, expresionista, dadaista y surrealista. Obras de Grosz, Picasso, Kandinsky, Matisse, Klee y Barlach colgaron de las paredes para que los fanáticos nacionalsocialistas se burlaran a sus anchas.
Uno de los "expositores", Ernst Ludwig Kirchner -baluarte del grupo alemán "El Puente"- no pudo aguantar la humillación y se quitó al vida cuando el mundo caía en el abismo de la guerra. Por esas paradojas de la historia, mientras los jerarcas nazis nutrían sus colecciones privadas con cuadros robados en los museos de las ciudades ocupadas y echaban las bases de un comercio ilegal que aún perdura, el Führer dejaba correr su tiempo libre mirando westerns norteamericanos y festejando los tiros de los cowboys. La cuenta pendiente que tenía con el mundo del arte ya se la había cobrado a sangre y fuego.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
La verdadera historia de "Help", de los Beatles
El 23 de julio de 1965 -se cumple un nuevo aniversario- apareció en las bateas inglesas un sencillo (por entonces se decía "un simple") que iba a conmocionar el mundo del rock e iba a ser uno de los pilares de la betleamanía. En el lado A, el vinilo chico tenía el tema "Help", y en el lado B, "I´m Down". Se sabe que, aunque atribuida al dúo más famoso de compositores del siglo XX, es decir Lennon-McCartney, la canción fue escrita por John para expresar su hartazgo del rápido ascenso de la banda de Liverpool y de las consecuencias que eso tenía en su estado de ánimo. En una lejana entrevista que le hizo la Rolling Stone -y que ahora tengo delante de mi vista- el beatle confiesa que el tema es uno de los preferidos de todos lo que compuso.
Lo cierto es que aquel disco, en 45 RPM para quienes saben de qué hablamos, se posicionó rápidamente al tope de los charts de Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia, Irlanda, Noruega, Holanda, Bélgica y varios países más, y segundo en Alemania. "Help" fue tocada en vivo durante la gira de 1965 por los Estados Unidos y Canadá, además de ser interpretada en "El Show de Ed Sullivan" y en el mítico concierto en el Shea Stadium de agosto de 1965, ante casi 60 mil personas. Precisamente el 6 de ese mismo mes apareció en Inglaterra el álbum con el nombre del tema, con catorce composiciones (una es la multiversionada "Yesterday"), y entre ellas otra que ya había salido en simple: "Ticket To Ride".
También en medio del furor por la mejor banda de todos los tiempos, Richard Lester -que ya había dirigido a The Beatles en la película "Anochecer de un día agitado" en un poético blanco y negro - echó a rodar la cámara para estampar en el celuloide "Help", una parodia de las películas de James Bond, en la que el fuerte, naturalmente, eran los integrantes de la banda interpretando las canciones del disco. Hay un dato no muy conocido. La tapa del álbum famoso, como se recuerda es una foto de los Beatles con un fondo de nieve, utilizando el sistema de comunicación conocido como "alfabeto semáforo" (lenguaje de manos) para representar cada letra. Originalmente, el fotógrafo Robert Freeman los había hecho posar "dibujando" la palabra "HELP". Sin embargo no quedaba demasiado bien, razón por la cual se optó por resaltar la estética antes que el contenido. En la tapa original se lee "NUJV" y en la edición yanqui, apenas modificada, "NUVJ". Esta es, ligeramente, la historia de una canción sobre la melancolía y el hastío de John - "mi período de Elvis gordo", como él lo llamó-, hoy un clásico del cual la historia del rock no puede prescindir.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
27 julio 2014
El día que Kurt Cobain visitó a William Burroughs
El 21 de octubre de 1993, en la cabaña de Lawrence-Kansas en donde William S. Burroughs vivía con su gato, sus papeles, su colección de armas y la metadona que se metía para compensar la heroína que no podía pagar, recibió una visita que ha motivado muchas líneas y poco material: la de Kurt Cobain. El frontman de Nirvana tenía una fijación con el escritor. Una obsesión que llegaba hasta la idolatría. Incluso había señalado en una entrevista: “Tan sólo deseo que (a Burroughs) le gusten mis letras, pero no puedo esperar que a alguien de una generación completamente distinta a la mía le guste el rock and roll". Parece ser que Burroughs no tenía demasiadas ganas de recibir visitas, pero tampoco deseaba ser un maleducado con quien le había enviado varias cartas de fan. En una de ellas, incluso, le pide al autor de "El almuerzo desnudo" que aparezca en un video de Nirvana, actuando de crucificado, aunque el octogenario se negó con amabilidad.
Cobain, de acuerdo a lo manifestado en varias oportunidades, tenia fanatismo por Burroughs desde su primera juventud. Incluso en sus Diarios se lee: "Me encanta todo lo que empieza por B: Bukowski, Beckett, pero sobre todo Burroughs". Se ha escrito que cuando Kurt se retiró de la cabaña, el anciano escritor (tenía 83 años) le dijo a su ayudante: "La verdad es que me parece un chico bastante raro, ya que frunce el ceño sin ningún motivo". Se asegura que hablaron de drogas, pero el propio autor señaló que no consumieron ninguna. Sí le molestó un poco que Kurt no quisiera ver su colección de armas (aunque algunos afirman que ni siquiera intentó mostrársela). De todas formas Burroughs no parece haberle guardado rencor por eso, ya que cuando el líder de Nirvana cumplió 27 años, le envió un collage de regalo, con una dedicatoria.
De ese encuentro en la cabaña del escritor se conocen, apenas, cuatro fotos que habrían estado en un cuaderno con anotaciones de todo tipo, que filtró a la prensa Courtney Love luego del suicidio del líder de Nirvana. En realidad no se sabe mucho más, ya que no hay demasiado registro de las cuestiones que abordaron, sea dentro de la casa como en el paseo por ese bosque de los alrededores que registran las imágenes. Para traer un dato anecdótico, este año se cumplen cien años del nacimiento de Borroughs y veinte de la muerte de Cobain. Y un último detalle. Cuando el escritor se enteró del sucidio del músico comentó al ser consultado: "Lo que recuerdo es la expresión moribunda de sus mejillas. Él no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto". No es casual que en la antigüedad, a los poetas se lo haya conocido como vates.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
24 julio 2014
La camiseta de Cultural Leonesa que mata de risa
Israel vs la ONU por la respuesta al terrorismo de Hamas
23 julio 2014
El chavismo desaloja indigentes de la Torre de David
Un residente espera para ser desalojado del barrio marginal más alto del mundo, la Torre de David, un rascacielos a medio construir, de 45 pisos, que fue abandonado en la década de 1990 y transformado en un gueto de indigentes, en Caracas, Venezuela. La guardia bolivariana se ocupó del desalojo de las personas, que llevaban consigo paquetes, mantas, bolsas con ropa y las pocas cosas que podían.
Cuidado: el virus está a un solo click
El virus está a sólo un click. Resulta que a través de Facebook, los usuarios son invitados a asistir al striptease de una joven en una webcam, pero, para eso, es necesario instalar una actualización. Lo que los curiosos no sabían hasta ahora, es que detrás de la tentadora oferta se esconde un virus. El link propagado por la red social está diseñado para lucir como un video típico de YouTube, lo que lleva -por familiaridad con la plataforma- a darle click, difundiendo un troyano diseñado para robar información personal. Lo que los cibernautas deberían recordar es que el famoso sitio de videos de Google jamás permite imágenes de desnudos.
Al clickear para acceder al contenido completo, los usuarios son redirigidos a una página que les pide actualizar Adobe Flash y es ahí donde sus máquinas son infectadas con un virus llamado Trojan.Agent.BDYV. Como si eso fuera poco, además de buscar información sensible, la amenaza invita a los amigos del usuario infectado a ver el material. Catalin Cosoi, jefe de seguridad en Bitdefender, dijo que los autores del ataque camuflan la dirección web hacia la que son dirigidos los usuarios mediante bit.ly, un acortador de URLs, que ya fue notificado al respecto y se espera que cese la actividad de la amenaza.
Por matar a una araña le prendió fuego a su casa
La verdadera historia de la inquieta Sally Bowles
JEAN ROSS |
En 1904, en Chesire, Inglaterra, nació el escritor inglés Christopher Isherwood. Fue, por decirlo de una manera ni exagerada ni despectiva, un autor con grandes altibajos literarios y una vida aventurera y socialmente riquísima. Muy amigo de W.H.Auden, ambos nacieron en Gran Bretaña y se nacionalizaron estadounidenses. Integrante de la hornada de escritores radicales de la década de 1930, escribió algunas piezas teatrales, abandonó la aristocracia en la que había nacido y vivido más durante dos décadas, y se mudó a la República de Weimar para trabajar como profesor bajo la tutela de E.M.Forster. Fue alli cuando conoció a Jean Ross, quien inspiraría a uno de los personajes más atractivos del siglo XX.
Su condición de homosexual y su amistad con notorios artistas y escritores antinazis, lo llevaron a emigrar de Berlín en 1933, justo el año cuando Adolf Hitler era elegido como canciller de la República de Weimar, que poco tiempo más tarde convertiría en el Tercer Reich bajo el imperio de las nefastas SA y SS. En las décadas que transcurrieron hasta su muerte en 1986, en Estados Unidos, Isherwood siguió cultivando la amistad de grandes hombres (Ray Bradbury entre ellos) y escribiendo. De su producción la crítica no logra ponerse de acuerdo en cual es el más notable de los libros, pero sin duda alguno el más famoso -por sus implicancias- es "Adiós a Berlín", publicado en 1939, cuyo personaje central es Sally Bowles, inspirada en la ya mencionada Jean Ross, su amiga inglesa, criada en Egipto y residente en el Berlín anterior al nazismo.
Jean Ross, escritora, cantante de cabarets alemanes y militante comunista, se transformó en materia literaria de este amigo con quien compartió una habitación en la Alemania de entreguerras. Y luego llegó el vendaval de la Segunda Guerra. Concluida ésta, "Adiós a Berlín" fue reeditada como "Los relatos de Berlin". Allí comenzó la aventura de esta obra -ignorada durante el conflicto- y de su personaje central. En 1951, John van Druten hizo una adaptación para la pieza teatral "Soy una cámara" y Henry Cornelius dirigió la película del mismo nombre en 1955. Basada en ambas, en 1966 Joe Masteroff hizo un musical que tituló "Cabaret", y, finalmente, el gran Bob Fosse, uno de los directores y coreógrafos más grandes e influyentes del siglo XX, estrenó en 1972 la película homónima con Liza Minelli en el papel de Sally Bowles, Michael York como Brian Roberts, y, además de otros, el maravilloso Joel Grey como uno de los maestros de ceremonias mejor logrados de la historia del cine. Lo curioso es que la mujer que inspiró a Sally nunca quiso hablar del personaje y cuando lo hizo tangencialmente opinó muy malamente. Cosas de los entrecruces del arte con la vida real.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)