En estas líneas, más de lo que nos gustaría, nos hemos ocupado reiteradamente de los atropellos, solemnes o bizarros, a las que nos tiene acostumbrado el kirchnerismo en el poder. Y cada una de estas acciones deja heridas en el camino. Ahora, Guillermo Francella "osó" opinar que no le gustaba el estado de intolerancia en que se vive. "Hay un fanatismo que no le hace bien a nadie", dijo. Pero eso es demasiado en la Argentina actual. Entonces, "casualmente", resultó denunciado por una ONG contra la violencia de género semidesconocida, pero cuya voz cantante es la abogada María Raquel Hermida Leyenda.
La acusación contra el actor lo es por escenas del ya mítico "Poné a Francella", pues sostienen que fomenta la pedofilia en el sketch de "la nena", interpretado por Julieta Prandi. El viejo programa, en el aire por Telefé, sería apenas la punta de un iceberg, y ya se está hablando de "Casados con hijos" (también con Francella, por las escenas de Luisana Lopilato). También mencionan al clásico televisivo "El manosanta", de Alberto Olmedo. Y son más.
Telefé, además de anunciar acciones penales, señaló que desconoce "la entidad denunciante" y "la personería que invoca". No es casual que los ataques vayan, directamente, a dos programas en los que trabaja Francella. Después de más de una década de grabados, justo ahora viene esta embestida. Nada menos que cuando el actor ejerció su derecho a opinar. Pero, ¿quién es esta señora tan prejuiciosa?
María Raquel Hermida Leyenda fue la defensora de Daniel Bellini, condenado en primera y en segunda instancia por el asesinato de su mujer, Morena Pearson. Aún hoy, la abogada dice que el feminicida es inocente. Esta mujer, por otro lado, trabaja en el Afsca (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), organismo presidido por el ultra kirchnerista Martín Sabatella (jefe del diputado provincial Marcelo Saín, quien twitteó en pleno River-Boca, refiriéndose a los xeneizes: "Qué negros sucios son..."). Fue ella también la que embistió contra el suspendido aviso de Francisco de Narváez, ya que la palabra "ella" -dijo- "es sexista". Un delirio por donde se lo mire.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)