10 mayo 2013

Apareció el hombre que se fue de viaje con los ETs

Por Humberto Acciarressi

El 8 de marzo pasado, el ex militar Juan Domingo Leguizamón desapareció de su casa en Río Ceballos, Córdoba. Se llevó algunas cosas y dejó una carta para su hija en la que explicaba que se iba en "una misión" encabezada por seres extraterrestres. La familia, antes de llamar al manicomio, acudió a la policía local.Algunos aún se ríen. Curiosa e inexplicablemente, la fuerza cordobesa se abocó a su búsqueda. Su desaparición alarmaba en especial a su esposa, quien estaba convencida de que el tipo se había piantado con otra y no pudo inventar una excusa peor.

A la mujer le llamaba la atención que la carta estuviera dirigida a su hija y no a ella. No que fuera a "encontrarse" con seres extraterrestres. La gente suele ser muy crédula. Pasó todo marzo, abril y lo que va de mayo. En la familia casi no se acordaban de la cara del ex militar. En la casa, sus cosas habían quedado ordenaditas, igual que el día de su fuga al espacio sideral. Los demás familiares no dejaban que la mujer le prendiera fuego a todo, una noche a la luz de la Luna.

La esposa no hacía otra cosa que imaginar a la "otra". En tanto, la policía -lenta para otras cuestiones- envió una delegación de medio centenar de uniformados a la zona del cerro Uritorco, en Capilla del Monte, lugar de avistajes de Ovnis y seres de otros planetas. Aún no encuentro razón para tal dislate.

A los dos meses de su desaparición, Leguizamón llamó a la casa. Se ignora lo que dijo. Pero lo cierto es que la policía rastreó las llamadas y enfilaron para Santiago del Estero. Alli llegaron a una vivienda en el barrio El Vinalar. A la madrugada golpearon la puerta tímidamente. No todos los días se captura a un fugitivo del espacio. Con cara de dormido y en pijamas, Leguizamón saltó de su sueño al cara a cara con la partida policial, compuesta por cordobeses y santiagueños. Sano y salvo, dijo que estaba allí por su propia voluntad y pidió que no trascendiera el lugar donde se hallaba.

"Me voy como llegué al mundo", le había escrito a su hija Ayelén. No se sabe si hizo el viaje.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)