31 mayo 2013

"Yampein" volvió al ruedo con sus tetas fellinescas

EN LAS FOTOS DE LA REVISTA GENTE SE VE EL CAMBIO DE CHARLOTTE
Por Humberto Acciarressi

Charlotte "Yampein" Caniggia, la joven hija del Pájaro y la polémica Mariana Nannis, demostró en muy poco tiempo todas las cosas para las que no nació (bailar, cantar, hablar, etc). Claro, su mamá la metió junto a su hermano en el circo de los mediáticos, la dejó en la jaula de los leones, y levantó campamento. A la Nanis, de la que se conoce la única virtud de vivir de la plata de su lejano marido, no se le puede negar cintura mediática. Cuando sus hijos estuvieron en condiciones de dar y recibir, los tiró al foso.

Sin Tinelli en el aire, estos freaks que se ganaban el dinero fácil en sus programas, ahora van arrastrándose por donde pueden. Y los lugares no son muchos. Entre los caidos en acción se encontraban los hermanos Caniggia, hasta que Charlotte saltó al medio del escenario y anunció lo que todos veían: se operó las lolas. Y por cierto no fue una intervención así nomás. Le agregaron los pechos de una elefanta después del período de lactancia. En síntesis, la afearon hasta más alla de lo posible. No pasará mucho tiempo en que el peso de los añadidos la incline más que a la Torre de Pisa.

Con apenas veinte años, la nena Caniggia se arregló la nariz, se hizo lipoaspiración en rodillas y cintura, y se sacó el gusto con 130 de senos. "Ahora me siento más segura", confesó. Y añadió una frase más críptica que los libros medievales que dicen en dónde está el Santo Grial: "Me gustaría ser una especie de Jennifer Aniston".

Lo curioso, especialmente en un país en el que la plata no sobra, es que Charlotte reveló que estaba sin hacer nada y aburrida, y resolvió ir a operarse. Y pensar que hay personas que cuando están aburridas van a pasear por el centro y se comen un pancho. Pero esta chica tiene un cohete en el pantalón y si se dedicara a "valijear" para los poderosos, podría llevar hasta llantas de autos en los nuevos compartimentos.

Pero además de lo señalado, que una chica de veinte años tenga tantas cirugías para sentirse bien, habla pestes de los paradigmas actuales. Esto más alla de las madres que hacen hasta sacrificios rituales con tal que sus hijas aparezcan, aunque sea, en una tribuna televisiva. Y esto se ve en todos los niveles sociales. Lamentable.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)