15 mayo 2013

El barrio de Texas en donde se regalan armas


Por Humberto Acciarressi

Que la gente está muy loca no es algo que necesite ni siquiera una somera explicación. Pero los habitantes del barrio Oak Forest, en el norte de Houston (Texas, Estados Unidos), están rematadamente piantados. Allí, los voluntarios del Proyecto de los Ciudadanos Armados (Armed Citizens Project), le regalan armas a lo vecinos para defenderse ante la ola de inseguridad. Y lo más triste es que estos aceptan el obsequio.

Todo comenzó cuando Kyle Coplen, un graduado en Administraciones Públicas en la Universidad de Houston, escribió una controvertida tesis. En ella postulaba que los criminales "no quieren morir en tu pasillo", razón por la cual -según su estúpido argumento- con todo el mundo armado se acabarán los delitos. Ahora confiesa que tanta gente lo alentó, que creó una página web, recibió dinero de fundaciones y empresas, y comenzó con la repartija de armamento en Oak Forest.

De entrada nomás, los voluntarios entregaron escopetas a cuarenta mujeres solteras. Y así siguieron. En poco tiempo esperan haber repartido unas mil armas, y luego llegar a quince ciudades, entre ellas Chicago y Nueva York. De sólo imaginar lo que puede ocurrir da escalofríos. La más audaz película catástrofe apenas puede describir lo que podría suceder en un país en el que todo el mundo se encuentra armado hasta los dientes.

Por suerte hay personas en la que aún se distingue cierto grado de inteligencia ante tanto mono suelto. Entre los primeros un tal Steve Kozachik, un concejal de Tucson (Arizona), quien no anduvo con vueltas: "Están todos locos", manifestó. Este hombre puso en marcha un "contramovimiento", consistente en ir a los mismos vecindarios a los que vayan los voluntarios del ACP. Con una diferencia: el entregará útiles escolares. "Es lo que necesitan estos vecindarios: material escolar para que sus hijos puedan tener una buena educación. No necesitan armas y municiones", manifestó al ser consultado en medio de una horda de individuos que lo insultaban. Los sensatos son menos. Y peor si las armas se las regalan. Poco a poco, el mundo se dirige nuevamente al Cuaternario. Y las consecuencias pueden ser terribles.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)