Francisco no sólo cambió algunas ancestrales y dogmáticas costumbres de la Iglesia, como vemos día a día desde que fue anunciado su nombre tras el Habemus Papam. También, imbuido de una argentinidad a toda prueba, arrastró al estado pontificio ese humor tan característico en -según sus palabras- nuestros pagos "del fin del mundo".
Socio e hincha de San Lorenzo, no resultó muy raro que el presidente del club azulgrana le llevara una camiseta, y decenas de personas con los colores santos ronden la Plaza de San Pedro. Por supuesto se le han pedido oraciones para que San Lorenzo se aleje de la zona de descenso y que se les permita volver al espacio porteño del Viejo Gasómetro.
Pero ahora fue sometido a prueba su ecumenismo. El camionero y jefe de la CGT opositora, Hugo Moyano, le pidió a su hijo Pablo -ambos fanáticos de Independiente- que no deje pasar una ocasión irrepetible y en momento tan difícil. El nene obedeció al padre y le pidió a Francisco algo que jamás le deben haber solicitado a un Papa desde Pedro a la actualidad: que rece por el "Diablo", ahora en descenso directo.
Pablo, acompañado por muchachos del equipo de fútbol del gremio, que está participando de un torneo en Verbenia, al norte de Italia, también se comió una cargada del Papa: "¿Siempre vienen en patota? ". Todos rieron, mientras Francisco les decía: "Quédense acá, no me hagan lío, ahora vengo a sacarme fotos con ustedes".
Obviamente cumplió. Lo que no se sabe es si rezó por Independiente, ya que incluso por una cuestión semántica, orar por el Diablo no parece acorde a su investidura. Quizás esa oración, de aquí en más, pase a engordar el suculento libro de los misterios vaticanos, y en futuros concilios se debata sobre si el Papa argentino rezó por el Diablo, así como hasta hace poco se discutía sobre el sexo de los ángeles.
Y esto porque lo consideramos de acuerdo a lo que es: el Papa. Ya que si lo traemos a Buenos Aires despojado de sus atributos vaticanos, minga le va a tirar un contacto con Dios al club de Avellaneda. Ya lo dijimos y lo sabe todo el mundo. Francisco es de San Lorenzo y si llegó al sillón de Pedro no fue precisamente por comer vidrio.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)