Por Humberto Acciarressi
El 15 de enero de 2001, Jimmy Wales y Larry Sanger estaban trabajando en una enciclopedia producida por expertos en distintas áreas del conocimiento humano. Se llamaba Nupedia y vos no tenés la menor idea de qué se trata. El asunto es que en sus ratos de ocio ensayaban algo que les rondaba la cabeza y que enviaría al anonimato todas sus otras creaciones. Su nombre era Wikipedia. Como suele suceder en estas historias, los creadores se pelearon, Wales quedó como cabeza del proyecto y el otro con el mérito de haber elegido el nombre de la que sería la más grandiosa y original enciclopedia de todos los tiempos.
Artículos publicados por cualquiera, información libre, un llamado a la seriedad de los "enciclopedistas", gratuita en todos sus términos para la humanidad entera, autores que mantienen sus derechos de autoría pero los ceden para que los utilice quien quiera. Si se lo analiza, no muy diferente a la creación bíblica del mundo. El arranque desde el caos hasta un ordenamiento que hace que, al día de hoy, casi no hay quien diga ante una duda: "Mirá en la Wikipedia". Jorge Luis Borges se imaginaba el infinito como una vasta biblioteca, pero fue en El Aleph donde encontró lo que podríamos llamar una metáfora de la "wiki". Allí está todo. Lo que en el cuento era un punto debajo de una escalera, en la web es un movimiento del mouse hacia una de las páginas más visitadas de la era de internet. Y lo mejor es que la aventura aún no termina.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
El 15 de enero de 2001, Jimmy Wales y Larry Sanger estaban trabajando en una enciclopedia producida por expertos en distintas áreas del conocimiento humano. Se llamaba Nupedia y vos no tenés la menor idea de qué se trata. El asunto es que en sus ratos de ocio ensayaban algo que les rondaba la cabeza y que enviaría al anonimato todas sus otras creaciones. Su nombre era Wikipedia. Como suele suceder en estas historias, los creadores se pelearon, Wales quedó como cabeza del proyecto y el otro con el mérito de haber elegido el nombre de la que sería la más grandiosa y original enciclopedia de todos los tiempos.
Artículos publicados por cualquiera, información libre, un llamado a la seriedad de los "enciclopedistas", gratuita en todos sus términos para la humanidad entera, autores que mantienen sus derechos de autoría pero los ceden para que los utilice quien quiera. Si se lo analiza, no muy diferente a la creación bíblica del mundo. El arranque desde el caos hasta un ordenamiento que hace que, al día de hoy, casi no hay quien diga ante una duda: "Mirá en la Wikipedia". Jorge Luis Borges se imaginaba el infinito como una vasta biblioteca, pero fue en El Aleph donde encontró lo que podríamos llamar una metáfora de la "wiki". Allí está todo. Lo que en el cuento era un punto debajo de una escalera, en la web es un movimiento del mouse hacia una de las páginas más visitadas de la era de internet. Y lo mejor es que la aventura aún no termina.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)