Por Humberto Acciarressi
Pongámosnos en situación. Imaginemos que estás a punto de orinarte y para evitar un papelón mayúsculo te metés urgente en un baño. Entre bajarte el cierre del pantalón y el final de la operación (evitaremos detalles), ¿cuánto podés tardar?, ¿un minuto?, ¿dos con toda la furia? Personalmente nunca me tomé el tiempo, aunque sé que es poco. Tal vez se trata de la más corta de las necesidades fisiológicas. Generalmente, mientras estás frente al mingitorio, mirás la pared, a un costado, alguno observará el techo. Es decir, nada que requiera de más tiempo. Solamente a los japoneses se les podía ocurrir para no aburrirte (¿?) mientras hacés pis, un videojuego cuyo joystick es..., bueno, vos me entendés. Y tiene un sensor que se activa con la orina e interactúa con un monitor montado en la pared.
El juego tiene variantes, la más común de las cuales es la individual. Lo asombroso es que hay modalidades colectivas ¿Se entiende? Todos los que están en un hilera de mingitorios, se ponen de acuerdo y juegan. En un caso gana el que orina más; en otro, el que borra más grafittis de un muro virtual; en un tercero, el "viento" que genera el pis alza la falda del dibujo de una mujer. En otro, y no me pidan detalles, los jugadores hacen que sus avatares saquen leche por la nariz. Varios ya están instalados en bares de Tokio, pero la idea es que ninguno quede fuera del juego. Me pregunto, ¿decir que los japoneses son algo raros me traerá problemas con el INADI?
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Pongámosnos en situación. Imaginemos que estás a punto de orinarte y para evitar un papelón mayúsculo te metés urgente en un baño. Entre bajarte el cierre del pantalón y el final de la operación (evitaremos detalles), ¿cuánto podés tardar?, ¿un minuto?, ¿dos con toda la furia? Personalmente nunca me tomé el tiempo, aunque sé que es poco. Tal vez se trata de la más corta de las necesidades fisiológicas. Generalmente, mientras estás frente al mingitorio, mirás la pared, a un costado, alguno observará el techo. Es decir, nada que requiera de más tiempo. Solamente a los japoneses se les podía ocurrir para no aburrirte (¿?) mientras hacés pis, un videojuego cuyo joystick es..., bueno, vos me entendés. Y tiene un sensor que se activa con la orina e interactúa con un monitor montado en la pared.
El juego tiene variantes, la más común de las cuales es la individual. Lo asombroso es que hay modalidades colectivas ¿Se entiende? Todos los que están en un hilera de mingitorios, se ponen de acuerdo y juegan. En un caso gana el que orina más; en otro, el que borra más grafittis de un muro virtual; en un tercero, el "viento" que genera el pis alza la falda del dibujo de una mujer. En otro, y no me pidan detalles, los jugadores hacen que sus avatares saquen leche por la nariz. Varios ya están instalados en bares de Tokio, pero la idea es que ninguno quede fuera del juego. Me pregunto, ¿decir que los japoneses son algo raros me traerá problemas con el INADI?
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)