06 enero 2011

El adiós a "Tavo" Kupinski


Gustavo "Tavo" Kupinski fue uno de los violeros más representativos del rock del país. Y lo fue desde el mismo momento en que pasó a formar parte de Los Piojos y se convirtió en una de las columnas vertebrales de los once discos que grabó la banda y de las decenas de multitudinarios conciertos que culminaron en el estadio Monumental de River. La separación del grupo lo llevó a Tavo a integrar la quinta formación de Las Pelotas tras el alejamiento y posterior muerte del "Bocha" Sokol. Pero también a encarar su propio proyecto, Revelados, junto a los ex-piojosos "Changuito" Farías Gómez y Sebastián Cardero, el violero Pablo Guerra y Jony Cuellas (cuñado de Kupinski). Cuando estaba metido en estos dos proyectos paralelos, este violero zurdo y genial, fanático de River, cultor del bandoneón y coleccionista de antigüedades, se topó con la muerte en un accidente automovilístico en una ruta de la provincia de Buenos Aires. Junto a él murió su esposa Flavia, y al momento de escribir estas líneas estaban internadas las dos hijas de la pareja, de cuatro y dos años, ésta última gravísima.

"Los arreglos de los temas los tengo tatuados, los tengo metidos adentro del cuerpo. Nunca me los voy a olvidar. Es una cuestión de cariño y de entrega absoluta", dijo no hace mucho al suplemento "Sí" de Clarín, refiriéndose a su larga trayectoria en Los Piojos. Por eso muchos lo llamaban la "batuta" de la banda. Sus compañeros músicos, sus fans - es decir toda la familia "piojosa"- llenaron las redes sociales y los espacios en la web con crespones negros y referencias al músico muerto a los 36 años. Calamaro, en su página, escribió un texto muy sentido que comienza con estas palabras: "Siento una profunda pena, un grande dolor, enterándome de la tragedia que se llevó la vida del músico (mi compañero) Gustavo Kupinski; también a su compañera, que dejan dos princesitas huérfanas de cuatro y dos años". No hay que añadir nada más. Todo es conmoción y dolor.