26 junio 2014

La injusta posteridad de Edith Nesbit


Por Humberto Acciarressi

Edith Nesbit murió hace noventa años. Es decir, hace una eternidad. No todos la conocen, aún en un terreno tan fértil como la literatura. Y la ignoran por motivos que pueden parecer un poco injustos: la de haber escrito para chicos. Incluso su libro más famoso, "Cinco chicos y eso", fue llevado al cine con poco éxito, y su "Historia de dragones" no tuvo mejor suerte. Lo cierto es que en vida, este mujer que escandalizaba a sus contemporáneos, fumaba como una chimenea, era una activa militante socialista y escribió ficción y artículos durante años, llegó a ser no sólo muy famosa, sino considerablemente rica gracias a sus libros.

Bohemia como pocas en tiempos victorianos, entre sus admiradores se contaron H.G.Wells y Rudyard Kipling, y se comenta que tuvo amoríos con George Bernard Shaw. Se casó a los 22 años, tuvo hijos propios y cuidó ajenos durante una vida desmesurada. Asistía a las fiestas con sus largos vestidos y más largos collares para escandalizar a las damas, y varias veces entró en bancarrota para recuperarse gracias a lo que escribía. A Nesbit casi no se la edita en ningún lado en la actualidad. Hace ya varios años, Gore Vidal se quejó que nadie la publica ni siquiera en inglés, es decir en su lengua.

Las injusticias no vienen solas, o mejor dicho vienen en ramilletes. Hay infinidad de autores que la consideran la madre de la literatura infantil moderna. Hasta Joanne Kathleen Rowling con Harry Potter en su millonaria manga ha reconocido su deuda literaria con las historias de Nesbit. Y no es un dato menor recordar que cuando la autora de "El castillo encantado" vivía, ya circulaba la obra de un tal reverendo Dogson, es decir de Lewis Carroll, y ya era bien conocida "Alicia en el País de las Maravillas". Así como George Sand en el viejo continente y Emma de la Barra entre los argentinos, los libros de esta singular escritora están firmados "E.Nesbit". Sospechaba que confesarse mujer iría en detrimento de su obra. Algunas ediciones modernas, a noventa años de su fallecimiento, aún cultivan esa injusticia. Aunque, como señalamos, su literatura es prácticamente desconocida.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)