Adriana Huberman tiene una voz encantadora. Y desde fines de los años 90 se distingue, ya sea en grupos corales ("Agrupación PAIS", "Armonía Buenos Aires", "Coro Manuel Belgrano", etc) o como solista. Y en ambos formatos ha recorrido el país y el extranjero. Ahora, el próximo martes estará presentando en Café Vinilo (Gorriti 3780, a las 21), sus disco "Otra danza para bailar", con hermosas melodías que forman parte de nuestra identidad y de autores como Jorge Fandermole, Juan Quintero, Homero Expósito, Gustavo Leguizamón y Carlos Carabajal. Consultada sobre el CD, Adriana responde que "es una etapa dentro de un camino recorrido, de un proceso que se inició hace poco más de un año cuando, junto con mis queridos músicos y productores, Diego Penelas y Sebastián Espósito, pensamos en este sueño que ya es una realidad".
Explayándose sobre el contenido de la placa, la cantante nos dice: "Conforma una suerte de metáfora que significa que luego de muchas ´danzas´ bailadas a lo largo de toda mi vida musical, ésta es otra y habrá muchas más. Casi siempre uno transcurre en la vida planteándose metas, objetivos, sueños, siendo consciente del lugar que ocupa cada etapa del proceso. El disco llegó en el momento preciso, cuando sentí que necesitaba plasmar para siempre lo que venía viviendo. En Vinilo, obviamente, estarán Diego Penelas en piano y voz y Sebastián Espósito en guitarras. También Quique Condomí en el violín y Rodrigo Quirós en percusión. Claro que ocasión tan especial ameritaba invitadas tan especiales como Cecilia Zabala y Paula Ferré. Y habrá algunas sorpresas más".
Tema tras tema, los once que componen el disco tienen esa alegría que, como el título lo indica, invita a la danza. Cada una de las canciones, gracias a la interpretación de Huberman, tienen una expresión que matiza la emoción con momentos de bella algarabía musical. Pero esa mezcla de nostalgia con ritmo a full, no incomoda ni mucho menos. Al contrario, le da unos toques que hacen del disco un hermoso fresco de nuestra música, que invita a transitarlo una y otra vez. Zambas, chacareras, punteos y rasguidos de guitarra, solos de piano, una bella voz, apenas condimentos de una gran obra que encantará a los amantes del género y no defrauda en ningún momento.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)