La mujer de 36 años es la fundadora de Killing Kittens, un club de fiestas sexuales con 40.000 socios en el mundo y que ayuda a las mujeres a explorar sus fantasías sexuales. "Hasta el momento, ningún miembro de la Casa Real participó en nuestras fiestas de sexo, a diferencia de muchos actores y actrices famosos. Sí, una vez vino a una orgía un diputado laborista y se pasó todo el tiempo en calzoncillos, paseando como un perro mientras una mujer le seguía con la correa", contó Emma, quien también dice que Kate buscó consuelo en un club deportivo que fundó durante una gran crisis con Guillermo.
Según informó el diario El Mundo, la idea de crear la casa de fiestas sexuales se le ocurrió mientras disfrutaba de las playas de Ibiza. Style ejercía como relacionista pública y estaba en una despedida de soltera, observando los movimientos de un grupo de chicas, mientras ellos miraban complacientes. La palabra "Killing Kittens" apareció en ese momento en su cabeza y pensó en el origen puritano de la expresión. "Cada vez que una mujer se masturba, Dios se venga matando una gatita. ¿Qué mejor nombre para una club que reivindica la búsqueda del placer femenino?", se preguntó.
Según informó el diario El Mundo, la idea de crear la casa de fiestas sexuales se le ocurrió mientras disfrutaba de las playas de Ibiza. Style ejercía como relacionista pública y estaba en una despedida de soltera, observando los movimientos de un grupo de chicas, mientras ellos miraban complacientes. La palabra "Killing Kittens" apareció en ese momento en su cabeza y pensó en el origen puritano de la expresión. "Cada vez que una mujer se masturba, Dios se venga matando una gatita. ¿Qué mejor nombre para una club que reivindica la búsqueda del placer femenino?", se preguntó.
Su club está ubicado en el número 33 de la calle Portland Place, en el barrio londinense de Marylebone, que fue utilizada para filmar la película "El discurso del Rey", perteneció al gobierno de Sierra Leona y después fue del controvertido estafador Eddie Davenport, quien la usó para alojar sus propias fiestas desenfrenadas.