Aunque las que llegaron después - entre ellas la Segunda, más extendida, con más de 50 millones de muertos y dos bombas nucleares- la Primera Guerra Mundial sigue siendo denominada como "La Gran Guerra". Lamentablemente hoy sobran motivos para decir que ese tremendo conflicto bélico que se desarrolló entre julio de 1914 y noviembre de 1918, no fue -y es terrible siquiera imaginarlo- el más importante. Figura quinto entre los diez más mortíferos, con más de nueve millones de combatientes caídos en suelo europeo. El choque entre los países de la Triple Alianza (Francia, Inglaterra, Rusia) contra los de la Triple Entente (Alemania, Italia, Imperio Austro-Húngaro) tuvo, eso sí, una importancia capital en el cambio del mapa político de la era moderna, incluyendo las revoluciones que se desencadenaron durante y a consecuencia de ella. Hay que añadir que a ambos bandos se le sumaron otras naciones con el correr de la guerra.
De ese acontecimiento terrible han quedado millones de fotografías y fragmentos fílmicos, es decir de dos artes que en esa época aún se encontraban en pañales. Quienes tengan cierta afinidad con la foto y la historia de los conflictos bélicos, saben mejor que nadie que la Gran Guerra es conocida, especialmente, por el blanco y negro. Sin embargo, en 1903, los hermanos Lumiére (que además inventaron el cine) habían creado una técnica basada en la placa autocroma para tomar imágenes en color. De hecho, fue el único método disponible hasta 1935. Durante algunas de las batallas de la Gran Guerra, el ejército francés pidió que se tomaran fotos con ese procedimiento. No fueron muchas, pero sí bastantes.
Cuando recién había pasado uno de los cuatro años del conflicto, fue publicada la primera colección de fotos autochrome de Jules Gervais- Courtellemont, tomadas en la batalla del Marne. Poco después, fue Verdún el escenario que dio otra colección de fotos en color. El alemán Hans Hildebrand, corresponsal de guerra germano, fue uno de los pocos en publicar en su país imágenes de este tipo, es decir no coloreadas, sino tomadas directamente en varias tonalidades. Muchas de esas piezas sobrevivieron el paso de los años y ahora que se cumple un centenario del comienzo de aquella hecatombe vuelven a salir a la luz.
Precisamente en ese marco, la Universidad Nacional de Tres de Febrero acaba de inaugurar la muestra "La Gran Guerra en color. Fotografías", organizada por la Galerie Bilderwelt de Berlín y el Centro Cultural Borges, con la curaduría de Reinhard Schultz y Blanca María Monzón. La exposición, precisamente, da a conocer obras de León Gimpel, Jules Gervais- Courtellemont, Hans Hildebrand, entre otros. Son un centenar de imágenes que se presentan por primera vez en la Argentina. No sólo aquí, sino en el imaginario colectivo, aquella fue "una guerra en blanco y negro". Las limitaciones económicas impidieron difundirlas en aquella lejana época y luego otras contiendas dejaron en el pasado la de 1914-1918. La muestra puede visitarse hasta el 27 de julio en el Centro Cultural Borges (San Martín y Viamonte) y es una experiencia que combina la técnica, el arte y la tragedia.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)