Todos los días, en estos tiempos posmodernos, un mito se va a la basura. Ahora es el turno del que sostiene que las mujeres manejan mucho mejor que los hombres. Eso se desprende de una estadística de la provincia de Buenos Aires: los varones cometen un 96% de las infracciones y ellas apenas el 4% . La cifra es realmente alarmante para nosotros, que encima nos tomamos el atrevimiento de decir que las mujeres no manejan bien. El dicho “andá a lavar los platos” que miles de ellas han recibido en sus vidas de conductoras, no sólo es agraviante, sino que además es mentiroso.
No puedo negar que me produce una gran satisfacción. Por varias razones pero especialmente por una: los taxistas, esos ejemplares tan pintorescos de la fauna ciudadana, se quedan de esta forma sin uno de los caballitos de batalla de sus tediosas conversaciones (por supuesto hay excepciones, pero la regla está bastante más extendida de lo deseable). Por eso sólo habría que agradecer el estudio en cuestión, aunque ya los émulos de Travis Bickle (Robert De Niro en “Taxi Driver”) van a inventarse algo al respecto. El dato los deja muy mal parados a estos cultores del machismo medieval.
Aunque algunas hay, es lícito preguntarse por qué no se establece un cupo para que más mujeres manejen taxis, remises y colectivos. Las rutas bonaerenses son una gran prueba de fuego y ellas la han pasado con la frente alta, las manos atentas al volante y el cerebro centrado en la ruta. Ya hay quienes dicen que las estadísticas se basan en que las mujeres tienen más temor y por eso no cometen más infracciones ¿Y con eso qué? En la Argentina, un vehículo es un arma de fuego ¿Está mal tratarlo con respeto?, ¿es preferible ser uno de esos monos con navaja que corren a velocidades indecibles, zigzagueando, poniendo en peligro a sí mismos, a propios y a terceros? Tal vez hasta ahora no se ha encarado debidamente el gran problema argentino de los accidentes viales.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)
