En Estados Unidos, una falsa médica (en rigor Oneal Ron Morris, un inmigrante cubano que cambió de sexo y ahora es mujer) inyectaba una mezcla a base de cemento a sus pacientes, quienes acudían para realizarse operaciones estéticas. La pasta que les metía a quienes visitaba en sus propios domicilios, estaba formada por cemento, pegamento y agua mineral. Obviamente las cosas no resultaron bien. Al poco tiempo, las mujeres inyectadas debieron ser atendidas en diferentes hospitales por los dolores intensos que padecían.
Frente a la denuncia formal de una de sus víctimas, la "doctora cemento" fue arrestada por la policía de Miami. En ese momento, cuando las fotos dieron la vuelta al mundo, lo que más llamó la atención fue que ella misma se había aplicado el tratamiento en la zona de las caderas, la cola y la cara. Además mató a Shatarka Nuby, de 30 años, a causa de las inyecciones. Increíblemente, y luego de varias negociaciones con los fiscales, la falsa profesional se reconoció culpable de "práctica ilegal de la medicina" y apenas fue condenada a un año de prisión. Y después hablan de la Justicia argentina.