En el 2007, cuando los académicos suecos le concedieron el Premio Nobel de Literatura, Doris Lessing salió a la puerta de su casa en el barrio londinense de Hampstead, se sentó en las escalerillas, y allí atendió a los periodistas vestida casi de entrecasa, con una pollera azul, una camisa del mismo tono y un rostro un tanto deconcertado. Esta brillante escritora, que irónicamente acaba de morir a días de habérsele concedido el Nobel a otra colega, la cuentista Alice Munro, había nacido en Persia, cuando este país ni soñaba en convertirse en Irán. Solitaria, introvertida, en lucha con una madre hiper estricta, se fue de su casa a los 14 años y a los 18 se casó con el primero que se lo pidió, Frank Wisdom, con quien tuvo sus dos primeros hijos (el tercero se lo dio un alemán junto al apellido Lessing y no mucho más)...
Desde sus manifestaciones en pro de la mujer (siempre se negó a ser calificada como "feminista") plasmadas en "El cuaderno dorado" que la llevó a la fama, pasando por obras destacadas como "La buena terrorista", su "Diario del buen vecino" (que firmó con el seudónimo de Jane Somers), o "El quinto hijo", hasta sus incursiones injustamente muy criticadas en el ámbito de la ciencia ficción o la religión sufista, Lessing cubrió toda una época de la literatura femenina del siglo XX. Sus ideas, casi nunca trasladadas a sus libros, ocuparon gran parte de su vida. Los propios académicos, en la justificación del premio, señalaron su "capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaria". El marxismo (se alejó cuando los tanque soviéticos sofocaron la revolución húngara de 1956), el anticolonialismo y su militancia anti apartheid (la echaron de varios países, entre ellos Rodesia), marcaron su vida. Y, aunque no siempre merecidamente, fue tildada de pesimista.
Actualmente era lo que, con consideración, la sociedad denomina "una mujer mayor". Tenía 94 años al momento de su muerte.Sin embargo no dejaba de escribir y, además, manifestar sus grandes dotes de cronista en publicaciones diarias. Dejó unos 50 libros y centenares de artículos. Sus personajes femeninos, como pocos en la literatura, exploran con sensibilidad inusual, problemas existenciales en ocasiones brutales. Muchas de las cosas que le tocó vivir ásperamente forman parte de su vasta obra. Venturas y desventuras de esa mujer que nació Doris May Tayler, pero que todos recordaremos como Doris Lessing, por virtud de un marido cuya memoria se comió impiadosamente el tiempo.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)