Su nombre, ya histórico, es Rupee. Y de aquí en más será recordado como el primer perro en escalar el Monte Everest. Pero detrás de esta hazaña hay una historia de amor. Resulta que cuando era cachorro, la sudafricana Joanne Lefson, una ex golfista profesional, lo encontró abandonado, deshidratado y a punto de morir en un basurero en la India. Lo adoptó y entonces comenzó la recuperación de Ruppe. El pasado 14 de octubre, Joanne y su mascota iniciaron el ascenso al pico más alto del mundo para concientizar sobre los animales sin techo y la adopción de ellos. "Estoy orgullosa. Pensé que tendría que llevarlo en brazos, pero él tomó el liderazgo y tiró de mi", contó la mujer.
La base del campamento al que llegó Rupee se encuentra a 5.364 metros de altura (la montaña tiene más de 8800 metros). "Esto es un paso de gigante para los perros", afirman en la cuenta de Facebook que relata la hazaña, que contó con el aval de un veterinario. "Le encantó la nieve, se la comió, jugó con ella, si lo hubiera dejado, se hubiera dormido ahí", reveló la ex deportista. En su viaje, el perro sorprendió a los monjes hindúes y divirtió a los niños de la ciudad himalaya de Namche Bazaar, donde todos se sacaron fotos con él. "Espero que su logro genere que la gente sea más amable con los animales, en particular con los callejeros. Deben tomar conciencia de que cada vida cuenta", afirmó la compañera inseparable de Rupee, aquí fotografiado por la agencia AFP.