08 septiembre 2011

Diputados delirantes, proyectos bizarros




Por Humberto Acciarressi

Legisladores que no trabajan nunca; otros que levantan la mano sólo cuando se lo ordenan; algunos cuyo voto tiene precio de acuerdo a la ocasión; "diputruchos" y "panqueques". No son patrimonio de ningún país y lo son de todos. Así como están los que -humoristas natos o de pocas luces- hacen proyectos de cualquier cosa. Lo malo, claro, es que a veces se aprueban. Veamos.

En Malaga, un empresario y legislador propuso convertir el municipio Moclinejo en "Ciudad gay". Es cierto que lo suyo ha ocasionado "estupor y profundo rechazo", pero algunos de los puntos de la propuesta son pintar las casas de color rosa y crear un parque que proporcione espacios para tener sexo al aire libre. Un demente con todas las letras.

No está mucho más sano mentalmente el legislador ruso que propone utilizar los amplios espacios desocupados de su país para que puedan mudarse los japoneses. No. Entendiste mal. No para que se muden algunos japoneses. Para que se muden todos. Seguís entendiendo mal. El chiflado propone que se mude Japón a Rusia, para que los nipones eviten futuras catástrofes naturales. El tipo, vale aclararlo, no es un habitante de ningún ilustre neurospsiquiátrico, sino vicepresidente de la Cámara Baja rusa.



Por otro lado, un proyecto del Ejecutivo italiano es que después de los 18 años, todos los hijos vuelen fuera de la casa familiar por ley. Con esta medida se quiere acabar con los jóvenes que siguen viviendo con sus padres más allá de los 30 años. De cualquier manera, si sos un joven italiano, no te calentés. Parece que nadie en el partido gobernante le da importancia al proyecto redactado por un alocado ministro. Finalmente las noticias dan cuen- ta de una propuesta del Partido Pirata Internacional(¿?). Se trata de instalar un servidor BitTorrent en un lugar inalcanzable para los gobiernos: un satélite en el espacio. Todo para huir de las cada vez más restrictivas leyes de Internet. Y, por carácter transitivo, defender la absoluta neutralidad en la red. Plop.


(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)