Por Humberto Acciarressi
Hay leyes que van contra el sentido común. Corrijo: la mayoría de las leyes van contra el sentido común. Y eso, precisamente, es la razón de su existencia. Poner razón civilizatoria para que no reine la sinrazón salvaje. Pero lo que quieren hacer en México no es ni una cosa ni la otra. Es, para definirlo livianamente, un disparate. Y que encima, como todo dislate, no tiene sentido. En el DF azteca quieren legislar para que una pareja pueda casarse con plazos renovables cada dos años.
Estuve, como siempre lo hago, estudiando el asunto. No tiene pies ni cabeza. Y doy un ejemplo. La diputada mexicana Lizbeth Rosas cree que "dos años es el tiempo que te permite conocer y valorar cómo es la vida en pareja" ¿Esta legisladora quién es?, ¿la hermana idiota de Homero Simpson? Lo que dice es igual que asegurar que antes de tener una mascota, alguien tiene que mudarse dos años a una veterinaria o al Instituto Pasteur. O que para valorar la limpieza hay que estar dos años residiendo en un contenedor en la puerta de un McDonald. Pero dale que va.
De acuerdo a lo que indican, la medida verifica que el matrimonio funciona a los 24 meses. Esta gente, obviamente, no vio "La comezón del séptimo año". Más aún, ninguno de ellos convivió con nadie ni una semana. Y los mexicanos serán los cobayos de un experimento. Señalan las cifras que México tiene una alta tasa de divorcios ¿Y con eso qué?, ¿fracasar a los dos años es menos divorcio que a los 10? Dicen que eso ocurre desde que hay divorcio exprés, que disuelve la relación legal en cuatro semanas. Y esto no es una defensa del concepto del "matrimonio para toda la vida". Al contrario: si querés probar, probá. Pero no firmés un "contrato basura", como le decimos en la Argentina.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)