Por Humberto Acciarressi
Sin perlas como ésta, el mundo carecería de sentido. Y hasta es extraño que 25 siglos de filosofía no hayan arribado a esta conclusión. Hay una escena del film "Hombre de Negro (I)", en la que Wilbur Smith ayuda a una mujer a dar a luz un calamar. Sin embargo, la naturaleza -como decía Oscar Wilde- imita al arte. No hay otra explicación para el hecho del que dan cuenta las noticias llegadas de Corea del Sur: una señora de 63 años fue embarazada por un calamar, pero de verdad, no made in Hollywood.
Les juro que no es broma. O en todo caso es el chiste de un Dios aburrido. Pero lo real es que la coreana se comió un calamar hervido pero no muerto, que además -en trance de ser deglutido- estaba evidentemente excitado. A tal punto que quiso fallecer dignamente y largó un número indeterminado de espermatóforos (cápsulas de muchos machos invertebrados con espermatozoides dentro) en la boca de la oriental. El asunto es que la mujer se sintió extraña y más tarde dolorida.
Lo que queda claro es que la coreana tendrá que criar a los pequeños cefalópodos sin padre, ya que ella misma se lo comió, algo que podría causarles un trauma no menor a los nenes. Y ni hablar si intervienen los investigadores de "La ley y el orden UVE (Unidad de Víctimas Especiales)", ya que hasta podrían acusarla de asesinato agravado por el vínculo. Mientras, por si las moscas, dedicate a comer bifes de cuadril con ensalada, y a todo lo que venga del mar -por más muerto que parezca en el plato- clavale un cuchillo.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)