Por Humberto Acciarressi
El estadounidense Edward Archbold, desgraciadamente, murió joven. A los 32 años, con toda la vida por delante. Esta noticia debería ser lamentada por cualquier persona, ya que -como decía el poeta John Donne- la muerte de todo hombre nos disminuye. Aunque menos poéticamente, hay que decir con todas las letras que Edward se murió porque no podía ser más estúpido. Y vamos a aclarar esta cruel afirmación.
El joven participaba de una competencia en un local de venta de reptiles en Deerfield Beach, a unos 65 kilómetros al norte de Miami. Eran él y 29 sujetos más. La consigna, una sola: el campeón es quien coma más insectos en cuatro minutos sin vomitar. Edward hizo bien la tarea. Se lo vio manoteando cucarachas y gusanos y morfándoselos como si fueran panqueques con dulce de leche. Con entusiasmo y voracidad. Hubo un momento en que se golpeó el pecho porque una cucaracha no bajaba, pero alguien le alcanzó agua y pudo seguir sin vomitar.
Archbold, pelilargo y de anteojos, comió tantos insectos crujientes que se convirtió en el ganador de la competencia. Y se llevó el premio, consistente en una pitón hembra valuada en 700 dólares. No quería el premio, sino obtener el triunfo y regalarle la serpiente a un amigo. Todo era fiesta, y algunos hasta seguían comiendo insectos por hacerse los graciosos. No fue el caso de Edward, que un rato más tarde comenzó a sentirse mal. Al vómito le sucedió el colapso, y a éste el traslado a un hospital. Triste corolario: se murió.
Aunque sea dramático parece divertida la explicación de Michael Adams, profesor de entomología de la Universidad de California, en Riverside. "A menos que las cucarachas hubiesen estado contaminadas con alguna bacteria u otro patógeno, no pienso que fuera peligroso comérselas", consideró. Los amigos, participantes y dueños del local dijeron que Edward estaba lo más bien. Incluso con ganas de presumir. Alguien, nostálgico, señaló que fue "el alma de la fiesta" ¡¡¡ Qué manera estúpida de morir !!!
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)