16 julio 2012

Rematan tostada mordida por el príncipe Carlos


Por Humberto Acciarressi

Antes que nada una declaración de principios: esto es un asco. Y una aclaración: en Inglaterra, el que no corre, vuela. Ahora nos metemos en tema. El 29 de julio de 1981, hace más de tres décadas, Rosemarie Smith visitaba a su hija en el Palacio de Buckingham, donde la piba era empleada doméstica. Ese día se celebraba la boda del príncipe Carlos con Lady Di, y la mamá cholula quiso llevarse un recuerdo. Podía haberse encanutado una corona real, un báculo, un collar de oro de la reina, un cuadro, una silla, una taza, pero no. La mujer se llevó una tostada que Carlos dejó a medio comer en el desayuno.

Pasó el tiempo y con él las infidelidades, el drama de Diana, la separación, las tapas en las revistas de chimentos, la trágica muerte de la princesa plebeya, la leyenda. Treinta años no son pocos. Mientras, en la casa de Rosemarie, dentro de una taza estaba la media tostada mordida por uno de los actores de esa tragedia moderna. El año pasado, la boda del príncipe William con Katherine Middleton y el Jubileo de la Reina, volvieron a popularizar a estas familias reales que están de adorno en algunos países. Y entonces la dueña de la tostada pensó que esa asquerosidad podía valer unos cuantos pesos. No estaba errada.

Luego de unos trámites, esa porquería llegó a la casa de subastas Hanson, donde en unos días saldrá a la venta con una base de 600 dólares. Se dice que la tostada está bien conservada, especialmente "porque no estaba untada con mantequilla". Esto lo entiendo a medias, ya que aunque no tenga nada arriba, no veo cómo se mantiene 31 años un cacho de pan, por más tostada real que sea.

El rematador -y con él la dueña de esa rancia comida- confían que habrá una gran puja entre los coleccionistas de objetos de la realeza. Lo cual, de ser cierto, probaría que hay gente que anda muy mal del balero, no sólo entre los mediáticos argentinos. Yo no quiero ni ver esa tostada a medio comer. De sólo imaginarla, te juro, ya me da asco.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)