11 julio 2012

Riquelme: la renuncia que le hace mal al fútbol


Por Humberto Acciarressi

Hace un par de días, el periodista Javier García le escribió una carta abierta a Riquelme que fue publicada por Cancha Llena, la web deportiva de La Nación. Tanto él como yo compartimos una pasión: River Plate, y por lo tanto nos gusta el buen fútbol. Aquí, en estas mismas líneas, elogiamos a Palermo, a quien tanto padecimos los hinchas del Millo, cuando en Boca lo criticaban a muerte. Aunque su caso fue distinto: él se fue besando la camiseta de Estudiantes en la misma Bombonera.

En cambio Riquelme, a diferencia de Maradona -que siendo chico quería jugar en River- siempre fue bostero. Lo repitió el otro día, cuando su renuncia a Boca le sacó las papas del fuego a la dupla Falcioni-Angelici, que debería estar rindiendo cuentas por haberse quedado sin el pan y sin la torta cuando se creían los dueños de la fiesta. Y el globo se pinchó. En el campeonato, cuartos después de Arsenal, Tigre y Vélez, y en la Libertadores la caída ante Corinthias, en partidos tan malos para los xeneizes que sus hinchas no se lo pueden explicar.

Pero la renuncia de Riquelme, ese "estoy vacío" que dejó alelados a todos los amantes del futbol de un país en el que este deporte tiene tanta carga emocional, tapó los desaciertos del técnico y la dirigencia. Incluso los hinchas de River -como el colega de La Nación, como muchos que conozco, como yo- no podemos sino lamentar esta renuncia de Román, el mismo a quien en el folclore de las cargadas llamamos "pecho frío" o "Tristelme". A todo aquel que le guste el fútbol tiene que disfrutar de Riquelme.

Aún se desconoce el destino futbolístico de este grande del deporte. Riquelme renunció dos veces a la Selección y no hubo "tu tía" que lo convenciera. Con River en las malas no le molestó decir que extrañaba el superclásico, que la Banda con Trezeguet jugaba con "trece jugadores", ni incluso desear que el Millo ascendiera rápido. Los grandes se reconocen entre sí. Sólo los necios pueden negar la calidad de Riquelme. Lo raro es que muchos estén en el club cuyos colores puso tan alto.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)