Hacia 1966, cuando los Beatles y los Rolling Stones causaban furor en el mundo, en los Estados Unidos se la veían en figurillas para meter un grupo de rock y/o pop en la escena internacional. Los solistas y bandas inglesas le sacaban varios cuerpos de distancia y ejemplos como The Doors (que recién aparecían y se limitaban a Los Angeles) no servían a los fines de la industria musical. Fue en ese marco cuando el productor Donald Kirshner juntó a un grupo de compositores para que le hicieran canciones pegadizas e hizo que las cantaran los integrantes de un grupo, The Monkees, que había sido creado para acompañar un programa del mismo nombre, luego de una selección de más de 500 jóvenes. Los cuatro que había quedado fueron Michael Nesmith, Dany Jones, Micky Dolenz y Peter Tork.
Este cuarteto, que pretendía sustituir a los Beatles en el gusto de la gente, fue uno de los chistes más malos de la década del sesenta. Por entonces y con posterioridad, se ha dicho que los integrantes del grupo ni tocaban sus instrumentos en sus presentaciones en vivo, y que otros lo hacían por ellos en las grabaciones. La verdad es que The Monkees logró meter varios éxitos. Eran el hazmerreir de todo el mundo, en una época en que nacían las grandes superbandas y, además de Beatles o Stones, nombres como Pink Floyd o Led Zeppelin acaparaban la atención de los rockeros del planeta. Incluso Nesmith (que luego fue uno de los precursores del country rock ) abandonó el grupo al comprender -según sus propias palabras - que apenas eran un producto comercial. Peter Tork opinaba lo mismo.
Curiosamente, cuando se habla de la década del sesenta, aparece el nombre de The Monkees, si bien gracias a canciones de Neil Diamond, Neil Sedaka, Carole King o Bobby Hart, que eran algunos de quienes componían a pedido de Kirshner. Una anécdota muy sabrosa es que durante una gira que realizaron en 1967 llevaron a un telonero que con el tiempo se iba a convertir en un mito: Jimi Hendrix. A diferencia de los Beatles, fracasaron olímpicamente en el cine con la película "Head". Hay dos cosas muy extrañas en esta historia: la primera, que los músicos yanquis editaron casi una docena de discos, lo que da cuenta del poder del dinero. Y la otra es que a pesar de la muerte de Davy Jones, el grupo aparentemente sigue activo. Todo muy raro en torno a esta banda que fue el gran chiste de la música de los años sesenta.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)