El 21 de octubre de 1993, en la cabaña de Lawrence-Kansas en donde William S. Burroughs vivía con su gato, sus papeles, su colección de armas y la metadona que se metía para compensar la heroína que no podía pagar, recibió una visita que ha motivado muchas líneas y poco material: la de Kurt Cobain. El frontman de Nirvana tenía una fijación con el escritor. Una obsesión que llegaba hasta la idolatría. Incluso había señalado en una entrevista: “Tan sólo deseo que (a Burroughs) le gusten mis letras, pero no puedo esperar que a alguien de una generación completamente distinta a la mía le guste el rock and roll". Parece ser que Burroughs no tenía demasiadas ganas de recibir visitas, pero tampoco deseaba ser un maleducado con quien le había enviado varias cartas de fan. En una de ellas, incluso, le pide al autor de "El almuerzo desnudo" que aparezca en un video de Nirvana, actuando de crucificado, aunque el octogenario se negó con amabilidad.
Cobain, de acuerdo a lo manifestado en varias oportunidades, tenia fanatismo por Burroughs desde su primera juventud. Incluso en sus Diarios se lee: "Me encanta todo lo que empieza por B: Bukowski, Beckett, pero sobre todo Burroughs". Se ha escrito que cuando Kurt se retiró de la cabaña, el anciano escritor (tenía 83 años) le dijo a su ayudante: "La verdad es que me parece un chico bastante raro, ya que frunce el ceño sin ningún motivo". Se asegura que hablaron de drogas, pero el propio autor señaló que no consumieron ninguna. Sí le molestó un poco que Kurt no quisiera ver su colección de armas (aunque algunos afirman que ni siquiera intentó mostrársela). De todas formas Burroughs no parece haberle guardado rencor por eso, ya que cuando el líder de Nirvana cumplió 27 años, le envió un collage de regalo, con una dedicatoria.
De ese encuentro en la cabaña del escritor se conocen, apenas, cuatro fotos que habrían estado en un cuaderno con anotaciones de todo tipo, que filtró a la prensa Courtney Love luego del suicidio del líder de Nirvana. En realidad no se sabe mucho más, ya que no hay demasiado registro de las cuestiones que abordaron, sea dentro de la casa como en el paseo por ese bosque de los alrededores que registran las imágenes. Para traer un dato anecdótico, este año se cumplen cien años del nacimiento de Borroughs y veinte de la muerte de Cobain. Y un último detalle. Cuando el escritor se enteró del sucidio del músico comentó al ser consultado: "Lo que recuerdo es la expresión moribunda de sus mejillas. Él no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto". No es casual que en la antigüedad, a los poetas se lo haya conocido como vates.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)