A los coches del Museo Nacional de Corvette en Kentucky, Estados Unidos, se los tragó la tierra al abrirse un gigantesco cráter. En el mismo desaparecieron ocho de los más de 30 autos Corvette únicos que había en el recinto. El boquete, de cerca de 12 metros de largo y de 7 a 9 metros de profundidad, apareció bajo el domo del local principal, dijo su director ejecutivo, Wendell Strode. Seis de los autos eran propiedad del museo, y otros dos eran prestados por la General Motors. Entre los coches de colección dañados se encuentra un Corvette de 1962, el Corvette número un millón, de 1992, y un modelo construido en 1993 para celebrar el aniversario de la marca.