14 febrero 2014

Mollo, Divididos y las prioridades del arte

Por Humberto Acciarressi

Por si no lo sabés -lo cual sería raro, ya que por suerte tuvo mucha difusión- durante un recital de Divididos en Lincoln, un irresponsable mayúsculo dejó a su hija, casi bebé, encerrada en el auto para escuchar el concierto en la localidad bonaerense. En determinado momento, la seguridad del show sintió un llanto y, siguiendo el lamento, dieron con el vehículo y con la nena que lloraba sin parar. Dentro del recinto, el estúpido padre seguía las alternativas del espectáculo de "la aplanadora del rock", mientras Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella hacían una de las cosas que mejor hacen: música. Fue entonces cuando los organizadores le comunicaron al trío lo que ocurría.

Inmediatamente, Mollo alzó a la nena y, ya enterado de lo ocurrido, miró a sus compañeros y frenó el recital. Fue entonces que el vocalista y violero de Divididos dejó correr un "Vení a buscar a tu hija animaal". Previamente había anunciado: "La vamos a acostar en un silloncito que tenemos atrás", seguido de un "vení, loco, vení". La nena, mientras, abrazaba a Mollo y de a poco se iba calmando. Fue entonces cuando Diego Arnedo, en sintonía perfecta con su compañero y amigo desde los tiempos de Sumo, se acercó al micrófono y dijo:"Ahora yo digo, ¿cómo se puede seguir haciendo música con esto, ¿no? No sé si dan ganas". Y dejó el bajo sobre el piso. Un instante más tarde, Mollo se dirigió a otro tarado de los que abundan y le dijo: "¿Puedo pedir una más? Bajate de la columna porque es super peligroso lo que estás haciendo, loco. Por favor. Gracias".

Con el espectáculo suspendido, pasaron bastantes minutos antes de que el padre fuera a recoger a su hija. Y aunque el violero ya no tenía a la nena en brazos, la "aplanadora" no arrancaba. Hasta que el propio Mollo, quien también había bajado su guitarra, pegó el grito "Apareció", que fue seguido por un "hijo de puta, hijo de puta" de los asistentes. Ya con una sonrisa, Mollo -mientras se calzaba la viola - expresó algo de una profundidad pocas veces vista en un escenario: "Y bué...las prioridades son las prioridades". Y acto seguido le agradeció al público "por aguantar y ponerle corazón", para retornar al show con el tema "Rasputín".

Después, como siempre ocurre, llegaron las repercusiones a las redes sociales, en dónde Mollo y sus compañeros de la aplanadora recibieron aliento y felicitaciones. Salvo algunos, que inexplicablemente intentaron justificar al demente del padre con argumentos que no aguantan el análisis de una ameba. Fueron los menos. Es cierto. Pero mete un poco de miedo que haya quienes justifiquen que alguien deje encerrada a su hija en un auto para hacer cualquier cosa, sea asistir a un recital o ir a un shopping. El mundo del rock no es el de ese estúpido. Pero debería haber más tipos como quienes integran Divididos, que saben poner las cosas en claro cuando ocurren estas bestialidades. Mollo, Arnedo y Ciavarella son artistas y conocen las prioridades. Caso contrario hubieran seguido tocando.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)