Luego de recogerla con pala, el rapero Psy, el surcoreano tocado por esa varita mágica que transforma a un desconocido sin talento en un multimillonario en pocos días, resolvió que no interpretará más su Gangnam Style, que lo llevó a la fama. Este sujeto de 35 años que fue condecorado en su barrio por hacerlo famoso en el mundo, dice que tocó el cielo al actuar en Times Square en la fiesta de fin de año. Y que con eso le bastaba. Ya no interpretará el hit que superó las mil millones de visitas en You Tube.
En el mismo sentido, este afortunado afirmó con los aires de un monje tibetano a un paso de ingresar en el nirvana: "Todo tiene un ciclo". Tal lugar común digno de una mente sin ambiciones, Psy lo enunció por MTV, con lo cual hay que deducir que ya no lo sufriremos con ese bodrio sublime que la gente un escalón por debajo de la nutria disfrutó con tanto entusiasmo. Lo lamentable es que dejó muchos seguidores, ya adictos al baile del caballo. Y sin siquiera la ilusión de una epizootia.
En cuanto al rapero, reconoció que el Gangnam Style se hizo tan famoso que siente que no podrá hacer otra cosa y que trabajar en un tema diferente la va a resultar duro. No sé a vos, pero en lo que mí respecta no me voy a entristecer. Muy por el contrario, creo sinceramente que el 2013 comenzó con el pie derecho. La única macana es que Psy tiene agendados compromisos en Paris y en China, y si no canta su tema de cabecera es muy probable que sea linchado. Honestamente tampoco lo veo cantando otra cosa.
"La moda es una forma de fealdad tan intolerable que tiene que ser cambiada cada seis meses", escribió George Bernard Shaw. Y si hay algo que estuvo más de moda que el baile del caballo en estos últimos meses, realmente no lo conozco. Pero insisto en algo: suponiendo que Psy cumpla su promesa y no nos endilgue más su bodrio, la enfermedad ya cunde. El peligro mayor son sus seguidores, esos que para celebrar cualquier estupidez lo hacen al ritmo monocorde e insufrible del Gangnam Style.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)