Por Humberto Acciarressi
Hace unos años, la siempre bizarra Graciela Alfano confesó que durante los desayunos conversaba con las tostadas. Por cierto algo mucho más original que las decenas de personas que aseguran hablar con Dios o -y estos son más- con ángeles. Charlar con un pan tostado no es algo tan trascendente, y tal vez por eso más maravilloso. Dejando de lado que los hospicios están repletos de personas con tan interesantes diálogos, los mediáticos del mundo -con o sin diagnóstico- no quieren quedarse atrás.
Veamos lo que ocurrió días atrás, cuando Sergio Denis estuvo en el living de Susana Giménez (una antecesora de Anabela Ascar) y logró que la diva quedara con los ojos como los de Roger Rabbit. Algo que no cuesta demasiado con alguien que cree que quedan dinosaurios vivos. Pero en fin. El asunto es que el cantante relató una anécdota que justifica largamente su tema "Un poco loco". "Un tiempo atrás, en Palermo, descubrí un árbol. Estaba viejo y gastado. También era bien alto, bien cerca de Dios. Iba a verlo todos los días y hablaba con él", confesó Denis.
Aunque no lo dijo con todas las letras, es evidente que el músico y el árbol se hicieron amigos. Aunque relató que le daba miedo que la gente lo creyera loco -lo cual era un temor bastante razonable-, Susana no le preguntó de qué hablaban ¿Hubo amor?, ¿la relación continúa?, ¿fue el árbol el que tomó distancia? Si nos dijera dónde está el árbol, iríamos a consultarlo. No lo especificó. Sólo sabemos que en Palermo.
En medio del drama vivido por el cantante, es bueno saber que siempre hay un árbol dispuesto a dar una mano, prestar una oreja vegetal u ofrecer un consejo. Quien haya visto la película "Avatar" sabe que los árboles son sabios. No está confirmado un encuentro entre Alfano, Denis, el árbol palermitano y un plato de tostadas para hablar de la vida y sus costumbres. Pero te garanto que desde aquí voy a hacer lo posible para lograrlo. El encuentro puede ser glorioso. Sólo espero que ese día ninguno esté medicado.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)
Hace unos años, la siempre bizarra Graciela Alfano confesó que durante los desayunos conversaba con las tostadas. Por cierto algo mucho más original que las decenas de personas que aseguran hablar con Dios o -y estos son más- con ángeles. Charlar con un pan tostado no es algo tan trascendente, y tal vez por eso más maravilloso. Dejando de lado que los hospicios están repletos de personas con tan interesantes diálogos, los mediáticos del mundo -con o sin diagnóstico- no quieren quedarse atrás.
Veamos lo que ocurrió días atrás, cuando Sergio Denis estuvo en el living de Susana Giménez (una antecesora de Anabela Ascar) y logró que la diva quedara con los ojos como los de Roger Rabbit. Algo que no cuesta demasiado con alguien que cree que quedan dinosaurios vivos. Pero en fin. El asunto es que el cantante relató una anécdota que justifica largamente su tema "Un poco loco". "Un tiempo atrás, en Palermo, descubrí un árbol. Estaba viejo y gastado. También era bien alto, bien cerca de Dios. Iba a verlo todos los días y hablaba con él", confesó Denis.
Aunque no lo dijo con todas las letras, es evidente que el músico y el árbol se hicieron amigos. Aunque relató que le daba miedo que la gente lo creyera loco -lo cual era un temor bastante razonable-, Susana no le preguntó de qué hablaban ¿Hubo amor?, ¿la relación continúa?, ¿fue el árbol el que tomó distancia? Si nos dijera dónde está el árbol, iríamos a consultarlo. No lo especificó. Sólo sabemos que en Palermo.
En medio del drama vivido por el cantante, es bueno saber que siempre hay un árbol dispuesto a dar una mano, prestar una oreja vegetal u ofrecer un consejo. Quien haya visto la película "Avatar" sabe que los árboles son sabios. No está confirmado un encuentro entre Alfano, Denis, el árbol palermitano y un plato de tostadas para hablar de la vida y sus costumbres. Pero te garanto que desde aquí voy a hacer lo posible para lograrlo. El encuentro puede ser glorioso. Sólo espero que ese día ninguno esté medicado.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)