Por Humberto Acciarressi
Gracias a la belleza de ella y al "hago lo que se me canta, total si pasa, pasa" que caracteriza a Silvio Berlusconi, el premier italiano enfrenta un juicio por prostitución infantil que lo tiene contra las cuerdas. Ahora, Ruby Robacorazones, con sus 17 años, llegó a Austria del brazo del magnate Richard Lugner, de 78 pirulos. Fue a participar del tradicional Baile de la Opera de Viena, que se realiza desde 1877, unos pocos años antes de que ésta fuera dirigida por Gustav Mahler. Todo el mundo se había puesto de acuerdo para que la joven marroquí Karima el-Mahroug -ese es su verdadero nombre- pasara inadvertida, e incluso se dieron instrucciones para que la TV no la enfocara.
Pero nada salió según lo planeado. Cuando Ruby dijo que no sabía nada de vals y aclaró "sólo sé bailar la danza del vientre", los aristócratas austríacos se desmayaron. Plop. A la alta sociedad vienesa se le vino la historia encima y la organizadora del baile casi no la deja entrar: "Es una prostituta". El bizarrismo llevado a sus extremos. Y ni hablar cuando sonó "El Danubio Azul" y todas las miradas se clavaron en el palco desde donde la Rompecorazones observaba entusiasmada. Ya se sabe que Ruby cobró 55 mil dólares por acompañar al magnate. El cura Toni Faber, de la Catedral de San Esteban de Viena, fue el único en defenderla: "Los recaudadores de impuestos y las prostitutas irán al reino de Dios antes que ustedes", manifestó. Y se ganó el Cielo y el repudio.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)