Por Humberto Acciarressi
No debe ser fácil ser un hacker. Tal vez peligroso, por cierto apasionante, especialmente si vulnerás los códigos secretos del Pentágono y te enterás cual es el próximo país árabe en la mira. O si andás con los mismos intereses que Lisbeth Salander, el personaje femenino de las trilogías que Stieg Larsson dejó a su temprana muerte para que se pelearan sus herederos. Ahora bien, no todos andan detrás de complots internacionales o de bandas nazis aggiornadas. Son más prácticos, tienen mejor gusto, los frutos que cosechan son más apetecibles que el nombre de un serial killer, y lo hackeado vale millones en el mercado de las celebridades.
En este momento, el FBI anda tras los pasos de un grupo de estos piratas informáticos. Y son, en el sentido más porteño, unos verdaderos "piratas" ¿Y a qué se dedican estos bucaneros de la web? A robar fotos de actrices desnudas, una de las cuales es Scarlett Johansson. Pero la bellísima actriz no fue la única a quien le violaron la intimidad. Los "federales" (y bueno, uno ha visto mucho cine norteamericano) tienen una nómina de por lo menos cincuenta actrices de Hollywood a quienes les hackearon sus fotos desnudas. Entre ellas, Miley Cyrus y Vanessa Hudgens (que ya declaró y dijo que a le vulneraron el correo). Algunas de esas fotos ya han sido subidas a la web, otras estarán a la espera del momento oportuno y quién sabe cuántas para uso privado de los piratas. ¿Aplaudir será apología del delito? Pregunto nomás.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)