26 septiembre 2012

El Secretario que se cree el guapo del 900

Por Humberto Acciarressi

Cuando visita la embajada de los Estados Unidos o cuando la presidenta de la Nación lo hace reconocer en público que a la única que no le miente es a ella, Guillermo Moreno parece un perrito faldero, un tímido de esos que en una época eran objetos de cargadas en el barrio. "Si señora, si usted lo dice, si Obama lo cree, no hay problema, yo espero lo que haya que esperar, ¿quiere que mientras le haga un tecito?". López Rega era igual de servil con Perón, lo que no le impidió fundar la Triple A. En el caso de Moreno sus límites son la presidenta (o por lo menos así debería ser) y Vilma Martínez, la embajadora de Estados Unidos.

Arlt o Dostoievski se hubieran hecho una panzada con el secretario de Comercio Interior. Es un especialista en maltratar mujeres, empresarios, comerciantes, y tiene más denuncias en su contra por abuso de autoridad que por otras cosas. Sus gritos a Sandra González, la directora de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina (Adecua), ya están en la justicia. Fue un palo del funcionario K contra las entidades de consumo, como nunca se vio en democracia (recordar el caso de Consumidores Libres, de Héctor Polino).

Ahora su nueva víctima fue la despachante de Aduanas Paula de Conto, a quien el funcionario llamó por teléfono y comenzó su patoteada asi: "Soy Guillermo Moreno, yo voy a hablar, vos te vas a callar la boca y cuando termine voy a cortar". Por supuesto la amenazó y la subestimó, lo que fue más que suficiente para que la mujer se presente en la Justicia y lo denuncie por "abuso de autoridad" y "violencia de género". Lanata se extendió sobre el caso.

Hace unos años, dirigiéndose a Martín Lousteau, entonces ministro de Economía K, Moreno le dijo: "De un lado estamos nosotros y a todos los que están del otro lado les vamos a cortar la cabeza". El propio Lousteau reflexionó: "El problema, además de sus pésimos modales, es que (Moreno) es un inepto y un incapaz". Opositores y adictos no entienden cómo sigue en el cargo. Alguien debe saber.

(Publicado en la columnna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)