Por Humberto Acciarressi
Scott Brown, un británico desempleado de 33 años, se convirtió en muy poco tiempo en un ídolo para miles de personas y una basura sin igual para otros. Todo empezó cuando el tipo, en sus largas horas de ocio, participó en el programa "Deal Or No Deal", emitido por el Canal 4 de su país. Y resulta que ganó. Nada menos que 80 mil dólares.
Ocurre que entre la grabación del programa y su emisión transcurrieron cuatro meses. Y la mujer, encargada de parar la olla durante las comidas y pagar las cuentas, ni se enteró. Sí le llamó la atención que su marido se comprara ropa lujosa, un IPad y hasta un Jaguar usado. En 120 días se gastó toda la guita. Incluso hizo un curso de electricista y se fue unos días a México. Gardel, Lepera y los tres guitarristas.
El despelote se armó cuando Rachel, la mujer, vio el programa por televisión. Y alli se armó el rompecabezas. Hay que aclarar que mucho no se hablaban, ya que en el barrio comentaban que la esposa andaba con un camionero. Y hasta se dice que quería separarse. Cuando aún no sabía que el marido ya se había gastado todos los morlacos, la mujer fue a la Justicia para que la reconozcan como beneficiaria del premio. Pero el tipo es casi un indigente, ya que se gastó lo ganado y volvió a su condición de desocupado. Pero Rachel sigue insistiendo. E incluso niega haberle dicho hace varios meses que ya no lo quería. Para entonces, se cuenta, ya había conocido por internet al famoso camionero.
El trámite está dificil para la esposa. Brown no dejó ni un billete para una propina en un bar de mala muerte. Si la historia de ella es verdadera, el tipo es un maestro. Le envolvió el regalo como para una princesa y le puso un moño digno de la familia real. Ahora si es mentira, lo de Scott es de cuarta, ya que mientras él disfrutaba de la dolce vita, la esposa levantaba los muertos de la casa. Lo que queda claro es que, sea cual sea la verdad previa, este matrimonio ya está muerto. A menos que el tipo vuelva a ganarse un premio por televisión.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)