Por Humberto Acciarressi
Finalmente, como ya lo sabía el país, Fabio "La Mole" Moli ganó la final de "Bailando por un sueño". Un sujeto que tiene el cuerpo de Shrek y que ni sabe nombrar los géneros musicales que bailó, le ganó por céntimas a la bella modelo Paula Chaves, quien también llegó sin estudios de baile. Si consideramos que en el camino quedaron bailarines de fuste, la final entre la Bella y la Bestia era impensada. A la Mole, cuyo fuerte fue el voto de la gente, lo mandaron al teléfono diez veces y nunca perdió. Pero, ¿qué inexplicable fenómeno hace que gane este gigantón que admite que no le gusta el baile, aún reconociendo que el programa es un show y no la mesa examinadora del Bolshói?
Lo curioso es que algo similar le había sucedido como boxeador. Siendo un peso pesado sin mucha cintura (aunque retirado, hoy es el campeón argentino de la categoría), tiene antecedentes lamentables. Tal vez el más patético sea cuando, el 30 de agosto de 2003 en Münich, enfrentó por el título vacante Intercontinental de la AMB a Vladimir Klitschko. El video está en YouTube. La Mole se tiró al piso (sí, se tiró) a los 109 segundos del primer round. Muy parecido al día en que rodó sobre un sillón en el "Bailando...", giró por el piso y casi provoca un terremoto de 7° Richter. Quienes lo defienden resaltan su autenticidad, y no ahorran elogios. Los que lo atacan aseguran que no es buen tipo. Pero la pregunta no es quién es La Mole, sino... ¿qué despierta en el público?
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)