Por Humberto Acciarressi
Apoyados en Google, científicos de Harvard han descrifrado lo que ellos llaman -tal vez exageradamente, ya que se concentra fundamentalmente en la lengua inglesa- el genoma de la cultura humana. Sin embargo, el proyecto denominado "culturomics" es muy interesante. Después de escanear 15 millones de libros, hay dos datos que resultan de gran interés.El primero, que ahora la humanidad olvida más rápido su pasado, lo que podría probar los motivos por los cuales se sigue tropezando con la misma piedra cada vez con más frecuencia. El otro de los asuntos tiene un anclaje en la realidad, de una vigencia notoriamente escandalosa : la fama, por la cual la gente ya está dispuesta a mostrar sus peores bajezas en público, regodearse con los observadores de sus vergüenzas desvergonzadas, e inventar delirios varios para seguir encumbrados.
Veamos. Las celebridades nacidas en 1880 llegaban a la fama a los 43 años, una edad que podríamos considerar prudente, en especial si esa notoriedad se basaba en la facilidad de cometer crímenes. Ya en el siglo XX, hacia 1950, se accedía a la fama a los 29 años promedio, lo cual daba un margen bastante temerario si esa celebridad descansaba en apenas un poco más que la "nada". Y así arribamos al actual universo de mediáticos, muchas veces con talentos (los más grandes creadores), otras con sospechosas habilidades (como tocar La Marsellesa con un sorbete en la nariz), y otros con la gran habilidad de poner plata en el bolsillo adecuado o convertirse en felpudo de un poderoso. El buen dato del estudio de Harvard es que esta fama dura cada vez menos tiempo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)