Por Humberto Acciarressi
La montaña está en Francia, se llama Bugarach y al pie de la misma se encuentra un pueblo del mismo nombre. Desde hace años, es una especie de Cerro Uritorco y los lugareños están acostumbrados a convivir con miles de personajes exóticos que van en busca de encuentros cercanos del tercer tipo. Ahora, una secta de "iluminados" (gente sin anclaje mental en la realidad), asegura que el monte será el único lugar que no será destruido en el anunciado fin del mundo, que ocurrirá -sostienen- el 12 de diciembre del 2012. Estos sujetos que de milagro no están en un venerable hospicio, creen en una mezcla de vaticinios mayas y de Nostradamus, y utilizan internet para difundir sus afiebradas teorías. La NASA desmintió el argumento y los "iluminados" fueron por más: dicen que el pico de Bugarach, de 1.231 metros, es una "montaña sagrada" que se salvará del apocalipsis.
Lo curioso es que los 200 habitantes del pueblo no están preocupados por el fin del mundo (y la verdad, frente a eso, cualquier noticia debería minimizarse), sino de verse invadidos por estos amantes de los esotérico que han comenzado a llevar sus piedras místicas y sus amuletos, ya que para ellos el sitio es un "estacionamiento para ovnis" y, en sí mismo, una especie de nave extraterrestre. Unos desquiciados. Otros ya han comenzado a comprar parcelas, que luego subalquilarán. Todo por un escenario privilegiado para presenciar el fin del mundo. Es decir, el cuento del tío a escala galáctica.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)