Por Humberto Acciarressi
¿Que se puede decir de David Lynch, uno de los más grandes cineastas vivos, un director de culto con fanáticos incondicionales en todo el mundo? Y eso ocurrió desde que filmó su primer corto titulado "Seis hombres enfermando", que él mismo describió como "57 segundos de desarrollo y pasión y tres segundos de vómito". Después llegaron los cortos "El alfabeto" y "La abuela", entre otros, y su primer largo "Eraserhead" (Cabeza borradora) de 1977. Esa película inquietante, por momentos terrible y angustiante, fue la primera que lo puso en una vía sin retorno: la de la genialidad.
"El hombre elefante", "Dune", "Blue Velvet", "Corazón salvaje", "Carretera perdida", "Inland Empire" -por mencionar sólo algunos de sus films- dan cuenta de una trayectoria sin la que el cine contemporáneo no sería el mismo. Ahora, con 64 años y un reconocido gusto por la música como fuente de inspiración (aunque nunca tanto como la pintura, precisa), Lynch sale al ruedo con dos canciones de su propia cosecha: "Good Day Today" y "I Know", editadas por Sunday Best, un sello independiente del Reino Unido. Desde su casa en Los Angeles le contó vía telefónica a un periodista del británico The Guardian: "Siempre me han gustado los sonidos y poco a poco he ido experimentando. No soy un músico, pero me encanta probar e intento hacer música".
El director explica que sus temas se encuentran en el orbe de lo electrónico porque le gusta la electricidad. Lo cual es tan hermético que casi no significa nada. Pero lo concreto es que Angelo Badalamenti, autor de bandas sonoras de sus películas, fue quien lo introdujo en este universo que ahora lo apasiona tanto como el cine, al que naturalmente no renuncia. Se sabe que en su film "Inland Empire" trabajó sin guión y cada día le entregaba a los actores un nuevo diálogo. Algo así hace con la música. "Uno actúa o reacciona, uno ve y escucha, y se utiliza entonces la intuición para dar el paso siguiente", confiesa. Lynch tiene un antecedente en la música. Cuando colaboró como vocalista y fotógrafo con la banda Sparklehorse (cuyo líder Mark Linkous se suicidó hace poco) y el productor Danger Mouse en "Dark Night of the Soul".
(Publicado en el suplemento de música "¿Te Suena?", de La Razón, de Buenos Aires)