Por Humberto Acciarressi
El 30 de noviembre de 1987, con la proyección de la espectacular y brillante "Solaris", de Andrei Tarkovski, el cine Cosmos 70 -emblemático de la proyección de films de los países socialistas- cerró sus puertas. Curiosamente, el ámbito en dónde los porteños pudieron ver películas checas, polacas, rusas, los ciclos de Ingmar Bergman, y que era cita obligada de los amantes del cine de culto, se transformó en...¡¡¡una discoteca!!!. Tras el ruido enloquecedor que alteraba la paz de Corrientes pasando Callao hacia arriba, hubo un momento en que el Cosmos volvió a abrir sus puertas, aunque con un pequeño microcine y unas 200 butacas. No duró mucho y lo hizo a pérdida. La historia de esta sala comenzó en la década del sesenta, cuando la familia Vainikoff compró el cine Cataluña (había sido inaugurado en 1929 en Corrientes 2046).
Este fue remozado y transformado en el Cosmos 70 (que abrió en 1966 con "Dominique"), bastión cultural en épocas de las dictaduras que asolaron el país. Ver una "pelí" en el Cosmos y luego salir a recorrer librerías y bares en la madrugada porteña fue una costumbre que el tiempo se llevó. Comprado por la Universidad de Buenos Aires, ahora abrió sus puertas el Cosmos-UBA, nuevo nombre del viejo reducto cultural. Teniendo en cuenta su pasado, la sala principal se llamará "Eisenstein". Si los nuevos programadores tienen el buen gusto de sus antepasados en esa tarea, el éxito será completo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)