Por Humberto Acciarressi
La humanidad, el planeta Tierra, el sistema solar, pueden convivir con cualquier cosa. Los apocalípticos, los propagandistas de las profecías mayas, los defensores de delfines y de la capa de ozono, pueden decir cualquier cosa, pero la vida sigue su curso. A lo sumo con mutaciones monstruosas peores que las de Resident Evil, pero no todo está perdido. La vida prevalecerá. Y cruz diablo a los vaticinadores de catástrofes. Bueno, todo esto era válido hasta hace un rato.
Ahora acaba de llegar una información que dice que se descubrió un mecanismo de los anticuerpos humanos que servirá, entre otras cosas, para erradicar el resfrío. ¡¡¡El resfrío!!! Esto es demasiado. Vivir sin dinosuarios o delfines no altera las relaciones humanas, pero el resfrío tiene una importancia que recién será valorada cuando no exista más. Esta enfermedad (¿lo es realmente?), contrariamente a lo que se especula, une a las familias más que la Navidad.
¿Acaso nos olvidamos que si no hubiera sido por el resfrío los marcianos dominarían la Tierra, según Herbert Wells?, ¿y la excusa de quien quiere ocultar su llanto y dice "disculpeme Rudecinda, estoy resfriado"? Aplaudan ahora este descubrimiento, pero cuando no quieran ir al colegio o a laburar van a tener que inventarse una enfermedad mortal, porque ya no estará el resfrío, comodín de todos los males. Decididamente, un mundo sin pañuelos no será el mismo. Pero -democracia obliga- respetamos tu opinión. Y disculpá, pero.... ¡¡¡atchís!!!
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)