Por Humberto Acciarressi
Para no romper la tradición, el premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa será cuestionado por los detractores del escritor peruano nacionalizado español. Muchas de estas críticas por razones políticas y menos (aunque a veces disfrazadas) por motivos literarios. Sin embargo, un galardón que apenas había consagrado hasta ayer a cinco latinoamericanos (Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Octavio Paz), a ningún argentino, y a decenas que sólo son recordados por la familia (pero lo que es peor, que son sencillamente pésimos), es inevitablemente proclive a las polémicas. En el caso de Vargas Llosa es un premio merecido, haciendo la salvedad que descreo de casi todas estas distinciones.
Aquellos más jóvenes que no lo leen por cuestiones ideológicas y los que dejaron de hacerlo cuando el peruano se alejó de la revolución cubana tras el Caso Padilla, se lo pierden. Allá ellos, cada cual sabe con qué se entretiene. A pesar de estar en las antípodas ideológicas, Borges escribió palabras conmovedoras a la muerte de Cortázar, que siempre defendía al autor de El aleph cuando lo atacaban en Europa por cuestiones pólíticas. Algunos de los mejores escritores marxistas del mundo hicieron lo mismo cuando falleció el propio Borges, un conservador declarado.
Y aún resuenan las más bellas palabras escritas en memoria de un autor, que son las que redactó Jean Paul Sartre sobre Albert Camus, con quien no se hablaba desde años atrás a consecuencia de la guerra de Argelia. Todo eso en algún momento se olvida y nadie sabrá que ideas profesaban Louis-Ferdinand Céline, Ezra Pound o Pierre Drieu La Rochelle. Uno puede no recordar si Dante era partidario de los Blancos o los Negros en la Florencia del 1300; lo que no olvida es la Divina Comedia. ¿Importa, a esta altura, que durante la guerra civil española Julio Cortázar haya apoyado con entusiasmo al franquismo? No lo creemos.
En cuanto al actual Nobel, lo cierto es que hay pocos autores en lengua española tan versátiles y con obra tan pareja como Vargas Llosa. Al punto que todo listado parcial de sus obras es arbitrario. Entonces, así de arbitrariamente, mencionaremos "La ciudad y los perros", la monumental "Conversación en la catedral", "La guerra del fin del mundo", "Pantaleón y las visitadoras", "El paraíso en la otra esquina". Y eso sin hablar -entre otras obras- de estudios memorables como "Historia de un deicidio" (consagrado a analizar la obra de su viejo amigo y actual enemigo García Márquez), "La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary", o "La tentación de lo imposible". De una forma u otra, sin dejar de apreciar que gracias al Nobel a veces (no siempre) conocemos a algunos buenos autores, el actual nos parece uno de los más justos de los últimos años.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires, al conocerse el fallo de la Academia Sueca. He agregado algún detalle que no desentona con lo escrito, ya que al calor de la redacción rápida - pocos minutos en medio del trajín periodístico-, pasé por alto)
LOS CINCO LATINOAMERICANOS ANTERIORES
GABRIELA MISTRAL (1945)
MIGUEL ANGEL ASTURIAS (1967)
PABLO NERUDA (1971)
GABRIEL GARCIA MARQUEZ (1982)
OCTAVIO PAZ (1990)
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