Por Humberto Acciarressi
El mundo entero sabe que Gardel cada día canta mejor. Ahora, gracias a la publicación del Archivo Gardel, sabemos que también escribe bien. Y si les parece una exageración (que por cierto lo es), digamos que en el año en que se cumplieron 75 años de su muerte y 120 de su nacimiento, es una suerte que se publiquen las cartas enviadas a su madre, Berta Gardés, a su albacea, Armando Defino, además de otros documentos de gran valor para su biografía. Lo curioso es que esos escritos estuvieron varias décadas dentro de unas cajas, tapados bajo unas lonas, en el sótano de una casa de Río Ceballos. Allí las encontraron cuando la propiedad se puso en venta y alguien se topó con los baúles con un cartel que decía "Cosas de Gardel", algo que parecen haber respetado las ratas y las termitas . Lo raro es que nunca, ya sea chico o adulto, haya mirado en el interior de esas cajas. Si la curiosidad mató al gato, la falta de la misma es un pecado.
Ya se conocían muchos de sus escritos, pero siempre se supo que -en cuanto a la madre-, el Zorzal prefería hablarle por teléfono. El libro está lleno de perlas, pero una de ellas agrega condimentos al mito. Se encuentra en un telegrama que le envía Mona Maris, donde la actriz le cuenta que estuvo enferma, que lo extraña mucho y le ruega: "Escribime cualquier cosita, pero escribime". Dato precioso para quienes alientan la historia del romance entre el Mudo y la mujer de los ojos más bellos y sombríos. Y como ese varios.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
El mundo entero sabe que Gardel cada día canta mejor. Ahora, gracias a la publicación del Archivo Gardel, sabemos que también escribe bien. Y si les parece una exageración (que por cierto lo es), digamos que en el año en que se cumplieron 75 años de su muerte y 120 de su nacimiento, es una suerte que se publiquen las cartas enviadas a su madre, Berta Gardés, a su albacea, Armando Defino, además de otros documentos de gran valor para su biografía. Lo curioso es que esos escritos estuvieron varias décadas dentro de unas cajas, tapados bajo unas lonas, en el sótano de una casa de Río Ceballos. Allí las encontraron cuando la propiedad se puso en venta y alguien se topó con los baúles con un cartel que decía "Cosas de Gardel", algo que parecen haber respetado las ratas y las termitas . Lo raro es que nunca, ya sea chico o adulto, haya mirado en el interior de esas cajas. Si la curiosidad mató al gato, la falta de la misma es un pecado.
Ya se conocían muchos de sus escritos, pero siempre se supo que -en cuanto a la madre-, el Zorzal prefería hablarle por teléfono. El libro está lleno de perlas, pero una de ellas agrega condimentos al mito. Se encuentra en un telegrama que le envía Mona Maris, donde la actriz le cuenta que estuvo enferma, que lo extraña mucho y le ruega: "Escribime cualquier cosita, pero escribime". Dato precioso para quienes alientan la historia del romance entre el Mudo y la mujer de los ojos más bellos y sombríos. Y como ese varios.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)