06 agosto 2010

Hay que ser hombre para llorar en el cine


Por Humberto Acciarressi

Hay una escena en la película "Henry and June", de Philip Kaufman, en la que Anaïs Nin (interpretada por María de Medeiros) entra a un cine y sorprende a Henry Miller (Fred Ward) llorando a moco tendido frente a una escena de amor. En general -vaya uno a saber por qué- se cree que el llanto frente a la pantalla es exclusividad de las mujeres y que los hombres sólo se sensibilizan con Chuck Norris sonriendo como un estúpido antes de darle una paliza a 132 chinos, negros, japoneses o latinos. Pues bien: eso es mentira. Y así lo señala un estudio realizado por la BBC.

Los hombres no sólo lloramos, sino que a veces -según la encuesta- lo hacemos por cosas inexplicables. Es cierto: si sobre gustos no hay nada escrito, menos sobre sentimientos. Pero que el Top 20 de los films que son una cebolla para los hombres lo encabece "El señor de los anillos: el retorno del Rey", que figure "Rocky", que tenga un lugar destacado "Marley y yo", es casi un abuso de lágrimas. Hay hombres que lloran porque perdieron el colectivo o porque la mujer le puso edulcorante al mate, pero hay cuestiones inexplicables. El ranking dice que también hacen llorar a los hombres... ¡¡¡el chanchito "Babe"!!! y el dibujo de Tom y Jerry "La noche antes de Navidad". En este mismo momento, a dos escritorios de distancia, un compañero me informa que él lloró como un bebé con una película que narra las peripecias de un enano llamado Rudy. A partir de ahora, cualquier cosa es posible.

(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)