Por Humberto Acciarressi
Si Shakespeare hubiera escrito en la actualidad, Romeo y Julieta habrían terminado sus días en un asilo. La razón es sencilla. En lugar de perder tiempo a lomo de mula para llevarle a Romeo la buena noticia de que Julieta estaba simulando su muerte, el cura (recuérdese que llega tarde) le habría enviado un mail o un sms: "Tranki Ro. Juli tá viva. T kiere. No t. mat's". Y chau. Pero no: por suerte, en ese época aún se escribían cartas, así sea al precio de una tragedia en la que era casi obligación de honestidad morirse.
Ahora, en la misma Verona que fue escenario del "Romeo y Julieta" shakespereano, acaba de descubrirse un manual para escribir cartas. Contiene, en latín, consejos para esquelas varias y un capítulo para enamorados. No es el único en su género. En distintas épocas, autores diversos han "robado" a costillas de la bestialidad de un novio o una novia, o bien de su incapacidad de poner sentimientos en palabras. Pero este es de Verona, nada menos que la capital del romanticismo literario.
Hay alusiones al amor físico (tampoco la pavada: no era todo puro bla-bla), pero lo más llamativo es el estilo: "Me despido con tantos saludos como peces hay en el mar", "Mi ánimo no soporta tanta felicidad", "Por el perfume de tu amor no me negaría a escalar montes", etc. Modas son modas, las costumbres cambian y los arcaismos son un plomo. Pero aquellas cartas tenían su encanto. Aunque le hayan costado la vida a los pobres Romeo y Julieta.
(Publicado en "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
Si Shakespeare hubiera escrito en la actualidad, Romeo y Julieta habrían terminado sus días en un asilo. La razón es sencilla. En lugar de perder tiempo a lomo de mula para llevarle a Romeo la buena noticia de que Julieta estaba simulando su muerte, el cura (recuérdese que llega tarde) le habría enviado un mail o un sms: "Tranki Ro. Juli tá viva. T kiere. No t. mat's". Y chau. Pero no: por suerte, en ese época aún se escribían cartas, así sea al precio de una tragedia en la que era casi obligación de honestidad morirse.
Ahora, en la misma Verona que fue escenario del "Romeo y Julieta" shakespereano, acaba de descubrirse un manual para escribir cartas. Contiene, en latín, consejos para esquelas varias y un capítulo para enamorados. No es el único en su género. En distintas épocas, autores diversos han "robado" a costillas de la bestialidad de un novio o una novia, o bien de su incapacidad de poner sentimientos en palabras. Pero este es de Verona, nada menos que la capital del romanticismo literario.
Hay alusiones al amor físico (tampoco la pavada: no era todo puro bla-bla), pero lo más llamativo es el estilo: "Me despido con tantos saludos como peces hay en el mar", "Mi ánimo no soporta tanta felicidad", "Por el perfume de tu amor no me negaría a escalar montes", etc. Modas son modas, las costumbres cambian y los arcaismos son un plomo. Pero aquellas cartas tenían su encanto. Aunque le hayan costado la vida a los pobres Romeo y Julieta.
(Publicado en "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)