24 diciembre 2010

La colección Robin Hood y nuestra infancia


Por Humberto Acciarressi

Todos los lectores de más de treinta años los consideran como pertenecientes a su infancia... y no les falta razón. En realidad, los libros de la colección Robin Hood marcaron los primeros años de varias generaciones, desde que fue creada en 1941 por Modesto Ederra, dueño de la editorial Acme de Buenos Aires (ingenuo yo, que siendo chico creía que eran una novedad). Los estudiosos calculan que se publicaron 154 títulos, pero algunos los llevan a unos 250, ya que entonces no existía la norma internacional ISBN.

Aquellos libros de inconfundible tapa amarilla, ilustraciones alegóricas en blanco y negro por dentro y en color en la portada ("La vuelta al mundo en 80 días" de Julio Verne, con imágenes de Pablo Pereyra; "Príncipe y mendigo" de Mark Twain, ilustrado por José Clemen; "Los viajes de Marco Polo" con dibujos de Cristóbal Arteche, entre otros), y muchas veces con cortes arbitrarios y traducciones dudosas, sirvieron sin embargo para que miles de chicos tuvieran su primer contacto con la literatura.

En esos años de oro de la industria editorial argentina, cuando todo el mundo hispanoparlante se nutría de lo producido en el país, casi no había casa de clase media que no tuviera en la biblioteca autores como Mark Twain, Julio Verne, Jack London, Emilio Salgari, nuestro Sarmiento o Miguel Cané, Cervantes, Melville, por nombrar al voleo del recuerdo. En la década del 60, ya no había biblioteca escolar sin las largas hileras amarillas de la colección Robin Hood.

Si hacemos una encuesta, encontraremos que la memoria acerca algunos títulos y aleja otros según quién evoque. Podríamos decir que "Los tigres de la Malasia" de Emilio Salgari, varios de Jack London, "Corazón" de Edmudo D´Amicis, "El último de los mohicanos" de James Fenimore Cooper, la serie de "Bomba" de Roy Rockwood, los de Julio Verne, son los que han quedado más grabados en el recuerdo. Muchos ignoran incluso quienes eran los autores de esos libros que los conmovieron, o que Salgari y Jack London acabaron sus días por mano propia, o que varios de esos viajes que nos conmovían fueron escritos por escritores que jamás salieron de sus casas. Ahora, Clarín reeditó varios de esos títulos (arrancó con "Cuentos de Navidad" de Charles Dickens), con el mítico sello de Colección Robin Hood y la estética clásica (tapa dura, ilustraciones originales) de aquellos volúmenes de nuestra infancia. Un buen reencuentro con nuestras primeras lecturas, ya que en la actualidad sólo se los podía conseguir en librerías de viejo, para felicidad de nostálgicos y coleccionistas.

(Publicado en la sección Cultura de La Razón, de Buenos Aires)